Entre el cielo y el mar [JimxAriel]

CAPÍTULO XXI: ROMPIENDO EL HIELO

Tema musical del capítulo: "The Flood" - Frozen II Original Soundtrack.

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Con la chaqueta abrochada hasta el cuello, asomó a la cubierta extendiendo su mano en la que cayeron pequeños copos de nieve que con rapidez se deshicieron en su piel. Vapor salía de su boca, y llevándose las manos a los bolsillos calculaba el tiempo que había pasado desde que llegaron a este planeta, a esta isla desconocida, la única forma de no perder el sentido de espacio y tiempo que los separaba de su propia galaxia; «Cinco meses y medio aquí», y casi un año desde que iniciaron este viaje, si sus cálculos no estaban incorrectos y los meses transcurrían de la misma manera en este planeta, pronto sería su cumpleaños. «Mamá no verá cuando cumpla los dieciséis», pensó con tristeza. La extrañaba, y quería más que nada verla de nuevo y mostrarle que su hijo había crecido y reformado por completo, que por fin había encontrado el futuro que dio por perdido durante varios años y que estaría orgullosa de él, como lo prometió antes de partir. Pronto volvería a verla, de eso estaba seguro, solo era cuestión de tiempo.

Si las cosas salían bien, estarían volviendo a casa en unos seis meses más. Una vez que instalasen los cables en los pequeños túneles y los conectase entre sí, verían si este asunto funcionaba, y podrían partir...la idea de regresar a casa lo llenaba de ansiedad y entusiasmo, pero por otra parte temía por el destino de Silver – quién sin duda sería llevado a prisión después de esto – y significaría dejar a Ariel atrás, en este planeta.

Jim nunca imaginó que se terminaría encariñando tanto con la joven sirena, al punto que en tan solo unos pocos meses ya se había vuelto alguien muy cercana para él; le gustaba estar con Ariel, y aunque no pudiese hablar, lograba comunicarse con él mediante gestos y expresiones que de a poco iba aprendiendo a descifrar. Ella era tenaz e independiente, pero al mismo tiempo empática y dulce, una combinación muy cautivante si lo tenía que admitir y lo que más le agradaba de ella, «Y que le será bastante útil a la hora de buscar un pretendiente, fácilmente podrá encantar a un hombre», pensó con cierta preocupación sobre que tipo de hombre sería aquel que conquistase su corazón. Era inevitable para él no tener una perspectiva más cínica del romance después de haber presenciado la separación de sus padres, quiénes se casaron demasiado jóvenes para asumir un compromiso de tal magnitud; no quería que Ariel cometiera ese error.

Sintió a Morph acariciando su mejilla y Jim sonrió, notando como el pequeño alien estaba contento de ver la nieve y mimetizándose con ella, parecía un cachorro travieso. Tomando la forma de una bola de nieve, Morph se abalanzó contra Jim, helándole el rostro.

—¡Morph! — riendo, persiguió a la criaturita por la cubierta, —¡Ven aquí!

—¡Ven aquí! — repitió el alien rosa en lo que volaba en dirección a la playa, donde Jim lo siguió, corriendo tras él como si fuera un niño.

La playa estaba cubierta de nieve y escarcha, causando que el muchacho resbalase un poco mas sin detenerlo. Tomando un poco de nieve, hizo otra pelota y la tiró hacia Morph, quién la esquivó y siguió huyendo. ¡Ja, qué no pensase que dejaría pasar esto!

Arropada en una enorme chaqueta que encontró en la bodega del barco – y que perteneció a uno de los actuales prisioneros -, Ariel salió a dar un paseo junto con Sebastián en lo que admiraba el blanco paisaje que la rodeaba. La nieve no le era ajena en lo absoluto, ya que muchas veces subió a la superficie en el invierno y la tocó, maravillándose por su blancura y como caía desde el cielo, pero no por eso dejaba de ser una nueva experiencia para ella presenciar aquel fenómeno natural en tierra, diría incluso que se veía más hermoso así que desde el mar.