Entre el cielo y el mar [JimxAriel]

CAPÍTULO XV: LOCURA EN EL FESTIVAL

Temas musicales del capítulo: "Don't stop me now" - Queen & "Action/The chase after Esmeralda" - The Hunchback of Notre Dame Original Soundtrack.

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Asomándose por los bolsillos del pantalón, Sebastián miró alarmado a su protegida tras escuchar las palabras de Jim, y tras cerciorarse que estaban en una calle vacía, trepó por la pierna de la muchacha y se paró en la tapa del libro que sostenía, para sorpresa de ambos jóvenes, ¡Necesitaba aclarar unas cosas!

—¡Ariel! ¡No puedes regresar a la isla! — protestó el cangrejo, —¡Recuerda que tienes hasta tu cumpleaños para enamorar a un humano!

Ariel miró a su acompañante crustáceo seriamente, consciente de lo que eso significaba. Hace no mucho que había cumplido los dieciséis años, por lo que aún tenía varios meses más para aprender a vivir como humana y luego volver al reino y establecerse y encontrar a alguien, confiaba en que una vez adaptada a su nueva vida, tendría tiempo de sobra para encontrar algún pretendiente; escribiendo todo su plan en papel, se lo mostró a Sebastián y a Jim para que no se alarmasen.

El cangrejo se llevó la tenaza a la frente, pero cuando estaba a punto de hablar, Jim lo interrumpió.

—Sigo sin comprender porque esa bruja te puso esa condición, es como si quisiera que fallases, — sonaba fácil decir que podía encontrar a alguien y enamorarse y hacer que esa persona la amase de regreso, —Pero si quieres vivir en este lugar, tienes que ser lo suficientemente independiente para sostenerte por ti misma, ¿Qué saca con ser humana si no sabe comportarse como una?

Aquella pregunta iba dirigida a Sebastián, quien volvió a masajear su pequeña cabeza roja con sus tenazas, ¡Tremendo lío en el que estaban! La tarea de ayudar a la jovencita a conseguir un pretendiente como tal recaería en él entonces, era la única forma de asegurarse que la menor de las hijas del Rey no terminase siendo un adorno más del jardín macabro de Úrsula.

—Entendido. Que sepas todo lo que estoy haciendo por ti niña, — agregó tras un pesado suspiro, a lo que Ariel solo respondió con una sonrisa.

Jim volvió a mirar a las tiendas de sus alrededores; la ferretería parecía estar en otro sector del mercado ya que además de la librería solo había tiendas de cosméticos y de ropa. Una vez más, se fijó en la vestimenta improvisada de Ariel, y una idea vino a su mente.

—Empecemos por un cambio de ropa, — apuntó a la boutique que estaba el frente, —La que traes te queda muy holgada.

Ir de compras no era un pasatiempo favorito para él, a menos que se tratase de conseguir materiales para su taller de mecánica y sus creaciones, pero no podía dejar a Ariel vestida con las sobras de otros; por más que viviesen en una isla, mínimo debía estar cómoda. Sonrió cuando la vio curiosamente indagar en los percheros de la tienda, tocando la tela de los vestidos como si sostuviese algo que jamás había visto en su vida, debía ser impresionante para ella ver de cerca y tocar todas esas cosas que hasta hace un día solo había visto en pinturas bajo el agua.

—¿Se les ofrece algo? — una mujer mayor, la dueña del local, se les acercó, y Ariel solamente hizo un gesto con la mano indicando la falda de un vestido que sostenía.

—Ella está buscando un vestido, — Jim respondió por ella, haciéndose a un lado y apoyándose junto a la pared, —Te espero aquí, solo no te demores demasiado. Recuerda que tenemos más cosas que conseguir.

Para su suerte, Ariel tenía gustos sencillos y en menos de cinco minutos ya había escogido su atuendo: un vestido azul oscuro con una blusa celeste debajo del corpiño, el cuál quedaba muy bien con sus ojos. Después de pagar a la vendedora, fueron a la tienda de zapatos que se encontraba al lado para que la muchacha vistiera un calzado más acorde a su talla de pie; esta vez Ariel escogió un par de botas que le quedarían mejor a un joven como él, para sorpresa del vendedor, pero Jim pensó que era una buena opción: la isla no era un terreno para pisar con zapatos más delicados.