Entre el cielo y el mar [JimxAriel]

CAPÍTULO XXX: CAMINANDO SOLOS

Tema musical del capítulo: "For You Only" - Trading Yesterday

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—¡NO! — golpeando la mesa, Úrsula gritó enfurecida de ver como Ariel escapaba de la isla y con ello arruinaba sus planes una vez más, —¡Estúpido mocoso! ¡¿Por qué tenías que dejarla ir?! ¿No qué tanto deseabas que se quedara contigo? ¡Agh!

Esos piratas eran unos completos idiotas, ¡Aún con todos los poderes y protecciones que les había dado, fallaron en una cosa tan simple como era capturar a toda la tripulación! Llevándose la mano a la cara, Úrsula maldijo a Silver por su debilidad: si él fuese el líder, ya tendrían el barco completo bajo su control; al menos estaría fuera de acción por unos días, viendo que la explosión hizo que cayera al río y perdiera su brazo metálico. Completamente indefenso.

Había utilizado tantos hechizos seguidos en un solo día que ya casi se había quedado sin ingredientes para crear más, de modo que cualquier transformación que intentase no haría efecto, ¡Rayos! ¡Si tan solo tuviera ese tridente en sus manos, armaría una tormenta para evitar que Ariel llegase a su destino! O se hubiese transformado en algún tiburón, lo que fuese, con tal de tomarla prisionera, pero ahora era prisionera de sus propios hechizos por partida doble: las protecciones que otorgó a los piratas no se desvanecerían hasta que estuviese por concluir la semana, al mismo tiempo que se cumpliría el plazo para la princesa.

—¡Maldición, y pensar que gasté toda mi energía y tiempo! Al menos sé que Ariel está enamorada del mocoso, eso ya es suficiente, — intentó consolarse con ese hecho, pero no por eso era menos su cólera. No debió sobreestimar a esos inútiles.

Flotsam y Jetsam regresaron a la guarida riendo maliciosamente en lo que acercaban a su ama.

—Abandonamos al cangrejo no muy lejos del reino, con la descarga que le dimos, no despertará hasta el día siguiente.

—No es necesario que se preocupen por él, muchachos. Qué le diga a Tritón todo lo que sepa, eso no anula el contrato entre su hija y yo. — la bruja volvió a mirar a la muchacha que remaba desesperada en el bote, —Aprovecha tus días conviviendo con humanos, muchachita, porque son los últimos que te quedan.

Sobre la superficie, Ariel remaba con fuerza, ignorando el dolor en su brazo herido en lo que seguía alejándose cada vez más de la isla y se adentraba en el mar. Sentía que algo dentro de ello se ahogaba, y que en cualquier momento dejaría caer los remos y echarse sobre el bote, sin ganas de hacer nada más, lo único que la impulsaba era la meta de llegar a Danmǫrk lo más pronto, antes de que fuese pillada por la marea alta. El corazón le pesaba, pero tenía que seguir.

Estando en medio del mar, sintió un par de chapoteos por debajo del bote y deteniéndose, se asomó para ver a Flounder, lo que internamente le provocó un alivio.

—¡Ariel! ¡Estaba preocupado por ti! ¡Cuando me asomé a la playa durante el día el barco ya no estaba y escuché disparos a lo lejos!

Ella hizo gestos con sus manos para indicarle lo que había ocurrido. Al juntar sus manos como si fuesen una pistola y tapar su ojo, Flounder se alarmó.

—¡¿Piratas?! ¡¿Fueron atacados por piratas?! — preocupado, el pececillo se llevó las aletas al rostro, —¿Qué pasó con Jim? ¿Él está bien?

La princesa solo afirmó con la cabeza, pero había una tristeza en sus ojos que el pequeño pez, en lo que la conocía, podría afirmar que iba mucho más allá de un drama amoroso. Algo mucho más grave debió de haber ocurrido, pero viendo como Ariel ya tenía problemas para expresarse, prefirió no preguntar más.

—Ya veo...entonces yo te ayudaré a que llegues sana y salva. Vamos.

Flounder comenzó a nadar rumbo hacia el sur, donde se encontraba el reino humano, y una vez que se adelantó lo suficiente, Ariel lo siguió, sintiendo el aroma y brisa marina en su rostro y la pesadez de sus emociones. El pececillo, preocupado por el estado de ánimo de su amiga, quiso animarla contándole algo durante el trayecto.