Entre el cielo y el mar [JimxAriel]

CAPÍTULO IX: DESDE OTRA PERSPECTIVA

Temas musicales del capítulo:  "Triton Reprimands" - The Little Mermaid: The Legacy Collection Original Soundtrack &  "Silver Comforts Jim" - Treasure Planet Complete Score Original Soundtrack

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En la mañana, Ariel se dispuso a ir a visitar a los náufragos al terminar el desayuno cuando su hermana mayor Aquata la detuvo: tenía que ir a sus lecciones de Historia con el profesor Claude, un viejo y tartamudo calamar que sirvió como el tutor de sus hermanas mayores y continuaba enseñándole en su último año de educación; dieciséis años era la edad en que una princesa finalizaba sus estudios. Durante cuatro horas, Ariel aguantó largas y tediosas charlas y la voz monótona del profesor que apenas podía leer producto de su vejez. No es que la princesa detestase todas sus lecciones, pero ya sabía todo al revés y al derecho de la historia y costumbres de Atlántica, la dinastía Poseidón y los otros reinos que se hallaban en los diferentes océanos; su curiosidad iba mucho más allá, hacia la superficie, pero cada vez que preguntaba sobre la civilización humana, aun si fuera para conocer mejor a su "enemigo", era silenciada y le decían que no volviese indagar en eso.

Mientras su tutor hablaba, inconscientemente empezó a dibujar un barco en el papiro distraída, tenía ganas de escabullirse e ir a explorar otra nave hundida para recolectar nuevos objetos y mostrárselos a Jim o a Silver, ellos sabían mejor que nadie acerca de sus verdaderos nombres y para que servían. Afortunadamente, las lecciones acabaron luego, mas cuando se aprestaba a salir del palacio, fue detenida por Herald, el caballito de mar que servía como secretario y anunciador real de su padre.

—Ariel, tu padre quiere que almuerces con él.

—¿Van a estar mis hermanas?

—Las otras princesas se fueron de picnic, solo están tú y su Majestad.

«¿Iban a tener un picnic?» La pelirroja pareció un poco consternada, y obedeció a la orden, preguntándose porque papá querría hablar con ella, un nudo de angustia apretó su estómago, ¿Se habría enterado qué estaba ayudando a unos 'humanos'? No, ella tomó todas las precauciones necesarias para no crear sospechas, además, ¿Cómo podría descubrirlo?

Suspirando, Ariel entró al comedor donde le esperaba una larga y angosta mesa de piedra con variados platos finos: budín de camarón, algas rebanadas, ostras finas, plancton y krill de acompañamiento, y otros moluscos pequeños; aquella era la dieta marina practicada por sirenas y tritones desde los inicios de su sociedad. El consumo de peces era considerado algo similar al canibalismo, ya que desde los inicios de Atlántica siempre fueron compañeros y leales súbditos; no obstante, dicha regla no se aplicaba a especies como sardinas, anchoas y otros peces sin consciencia que servían de alimento para peces más grandes y sus restos utilizados para crear utensilios, así se respetaba la cadena alimenticia.

Según el rey, los humanos no distinguían entre peces conscientes y no conscientes, una de las razones por los que los detestaba y los consideraba unos salvajes.

—Me alegro de que vinieras, Ariel, — de las cortinas de algas emergió el Rey Tritón, con su larga barba blanca y una expresión suave en su rostro, lo que tranquilizó a la princesa: eso quería decir que no estaba enojado. —Ven, siéntate.

—Gracias papá. — una vez en la mesa comenzaron a comer en un lapso que pareció eterno para ambos por el silencio, hasta que el Rey se detuvo y se dirigió a ella.

—Ariel, quisiera disculparme por haber sido tan duro contigo el otro día. No debí haberte gritado.

Parpadeando, la princesa dejó de comer y miró a su padre, asombrada. No pensó que se disculparía por la reprimenda.