CAPÍTULO VIII: BUSCANDO SALIDAS

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Tema musical del capítulo:  "Secret Swim" - Atlantis: The Lost Empire Original Soundtrack.

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Al momento de reunirse con la capitana y el doctor Doppler en el despacho, Jim los llenó de detalles sobre todo lo que había encontrado en la isla: el río, las frutas, los animales, los insectos e incluso los acantilados, donde había conocido a una joven sirena que se ofreció a ayudarlos. Amelia curvó la ceja al escuchar eso, ya que hasta donde sabía las sirenas galácticas eran un mito, pero cuando Jim le explicó que se trataba de una sirena de mar, la felina sintió curiosidad y pidió conocerla en persona; estaba demás decir que se impresionó de ver una supuesta criatura mitológica - al menos en su galaxia - en frente de ella, y más aún que ofreciese su ayuda tan abiertamente. La capitana aceptó su auxilio con reservas, puesto que no confiaba mucho en las verdaderas intenciones de la jovencita, mas, mejor conocer más sobre este planeta y recibir comida de parte de ella que estar en la incertidumbre eterna, mientras fuesen con precaución estarían medianamente a salvo de caer en una trampa.

—Antes de irte Jim, déjame ver esas picaduras — observó preocupado el doctor Doppler, —Debo darte una medicina que traje especialmente en caso de que nos topáramos con insectos extraños en el camino, o de lo contrario podrías agarrar una enfermedad muy peligrosa.

Y es que el astrofísico se aseguró de venir preparado en caso de cualquier eventualidad que se presentase. La capitana tampoco se quedó exenta de resguardar la salud de su tripulación, ya que trajo un botiquín con medicina necesaria para curar aflicciones más comunes así como tratar heridas, cosa que le sirvió de gran ayuda al momento de atender la lesión en su costado. Una vez que el muchacho tomó el remedio, pudo dejar el despacho tranquilo de que no se agarraría algo peor en su nueva estadía en este planeta remoto.


Una vez que Ariel y su amigo regresaron al mar y la gaviota se fue volando, Jim y Silver recibieron órdenes de juntar agua del río en distintos bidones para luego hervirlos y así desinfectarla para hacerla bebestible - que el muchacho hubiese tomado un trago de esta sin enfermarse fue cuestión de suerte -, y una vez concluida dicha tarea, la capitana llamó a Jim para que analizaran el problema del transmisor que le había encomendado al quinceañero para arreglar.

La tarde del día anterior, Jim no tuvo ningún problema en reparar el aparato, sin embargo, al momento de probarlo la antena no agarró ninguna señal. El muchacho supuso que debió ser producto que se encontraban a nivel bajo de la playa, y ahora que había explorado la isla y descubierto sus acantilados, pensó que a esas alturas sería más fácil que la transmisión fuese enviada al espacio.

Algo que no le agradó al doctor Doppler.

—Jim, ¿No pretenderás subir a la cima del acantilado cierto? ¡Si tropiezas, podrías matarte!

—Tendré cuidado doc, le aseguro, — llevaba consigo una gruesa cuerda para atarla a la roca más firme y luego a su cintura, similar a como se ataban las sogas en el barco en caso de emergencia.

—Iré contigo, si algo llega a pasarte no habrá forma que pueda mirar a Sarah a los ojos cuando regresemos, — sentenció.

—No se preocupe, iré con cuidado —se retiró del despacho de la capitana antes que el doctor comenzara a ponerle más objeciones. No quería perder tiempo discutiendo cuando debía probar el experimento.

Solo con la compañía de Morph, Jim volvió a hacer el recorrido de hace unas horas, pasando por toda la vegetación de la selva hasta llegar a los acantilados que se erguían en medio del trayecto del mar; tragó saliva de pensar que tendría que escalar todo ese roquedal con el mayor equilibrio posible o de lo contrario moriría de una sola caída, pero no había otra alternativa. Ubicándose en un punto, apoyó su pie en la pared empinada y con sus manos, se agarró de las piedras que asomaban de ahí y comenzó a trepar con cierta dificultad; sus nudillos rasguñaron un poco como consecuencia y sin embargo en ningún momento detuvo su trayecto. Tenía que llegar a la cima. Tenía que.

Entre el cielo y el mar [JimxAriel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora