Capítulo 13

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"sobreviviendo"



Santiago del Estero, Argentina


Alicia Praint



El psicólogo le dijo a mis padres que mi comportamiento era normal.


-Los niños huérfanos a veces son retraídos -les recordaba muy a menudo.


-Necesita espacio y tiempo para adaptarse -les dijo y ellos así lo creyeron.


Aún cuando han pasado varios años desde la última vez que me vio, ellos siguen pensando que necesito tiempo. No me hacen demasiadas preguntas mientras no desobedezca y yo trato de comportarme para que no las hagan, es una norma no escrita entre mis padres y yo.



-No olvides que esta tarde tenemos cita con la orientadora -me recuerda mi madre y me mira atenta a mi reacción.


Fiel a mi autocontrol no dejo que sus palabras me alteren y llevo mi taza de café a la boca y le doy un último sorbo antes de contestar.


-Hoy no puedo -le digo calmadamente.


Siempre respondo con mi voz suave, sin emoción. La veo tensarse de inmediato, es la 3 vez que le cancelo una cita este mes.


-Mañana tengo un examen muy importante de Física y no entiendo muy bien el tema -le miento cuando noto que está a punto de decir algo.


De inmediato se tranquiliza y regresa su mirada comprensiva.


-¡Está bien! La reprogramare -me dice y voltea a seguir con su desayuno.



Mi madre está orgullosa de mis calificaciones y hace todo lo posible para que sigan así, por lo tanto, jamás me interrumpe cuando tengo que estudiar pero siempre hay excepciones. Actualmente estoy cursando mi último año escolar y mi madre intenta llevarme a una orientadora vocacional para elegir una carrera e inscribirme en la Universidad cuanto antes pero para ella esa no es suficiente razón para interrumpir en medio de mis estudios al menos no aún.


A veces me permito pensar en ello, en tener una vida normal, con preocupaciones normales como la universidad o el color de mi cabello pero rápidamente lo dejo ir, porque es un deseo y sentir deseo ante algo es malo para mí y peor aun para los demás.


-¡Nos vemos en la tarde, Anna!-le digo a mi madre mientras dejo la taza en el lavabo.


Ella asiente y veo un atisbo de tristeza en su mirada ¡Sé muy bien porque es! Esta dolida porque no la llamo mamá o mami pero esos son diminutivos que usas cuando amas a alguien y si yo me permitiera sentir amor por ella la llamaría así pero no lo hago y sé que a ella eso la pone triste a veces pero cree entenderlo. Ella sigue pensando que no puedo adaptarme, aún cuando han pasado tantos años.


Es una buena madre tanto como Marco es buen padre y si me permitiera sentir amor por alguien, lo sentiría por ellos. Son mis padres adoptivos. Los padres que Artemis eligió para mí. Son buenos, atentos y me dan mi propio espacio. Podría decir que me quieren como si fuese su hija de verdad yo lo acepto y me permito agradecerlo pero no me permito sentir amor, por el bien de ellos.



-Adiós Alicia -la oigo decir ya estando fuera de la casa.



Aún recuerdo el primer día que llegué a la Tierra, con solo ver el cielo supe que estábamos lejos, muy lejos, de Lorien. Las lunas estaban ausentes y en este planeta solo había una, las estrellas eran tan diferentes, el aire también, Los Ancianos nos dijeron que el ecosistema de la tierra era el mismo que el de Lorien pero yo sentía todo diferente, incluso la tierra que pisaba era diferente a la tierra de Lorien. Los animales, me llevó mucho tiempo comprender que estos animales, tan diferentes unos de otros, no eran simples Quimæras cambiando de forma, eran como esos animales mitológicos de los que habíamos estudiado en La Base. Con el tiempo comprendí, no solo que habíamos estudiado a esos animales por ser terrestres, sino también que Los Ancianos nos habían estado instruyendo de a poco sobre las costumbres de los humanos, sus culturas, sus diferentes idiomas, su historia, todo lo básico y necesario para poder vivir aquí.

Los Especiales, Primer Libro De La Saga: Los Legados Oscuros De Lorien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora