Capítulo 17

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"Investigación en curso"


Buenos aires, argentina


Sofía García



―¿Qué ocurrió exactamente?― le pregunto a Sarah Torres, una de mis compañeras, en la comisaría.


―Cuando tú y Fernández terminaron la charla, hubo un incidente con una chica y un profesor. Según entendí algo relacionado a una secta― me relata ella.


―¿Una secta?― pregunto intrigada.


―¡Sí! Déjame que busque mi anotador.... Mmmm ¡Sí! Una secta llamada Mong― dice mientras lee sus anotaciones, que no son muchas debo aclarar.


―¿Mong? Jamás oí de una secta así ¿Lo buscaste en los archivos? O en ¿Internet?― le consulto


―La verdad no. Es que la chica no ha querido poner una denuncia. Bueno al principio sí pero luego que les pedí sus datos y le volví a decir si iba a denunciar dijo que no ― me dice excusándose.


―A ver Sarah ...- comienzo diciéndole en tono calmo.


-Puede ser algo serio, como quizás una tontera pero de igual manera podrías haberlo corroborado― le digo.


Y sé que tengo razón porque muchas veces por el no actuar a tiempo de la policía han ocurrido desgracias.


― ¿Ninguno te dio su nombre?¿ Y sus edades?― sigo indagando


―La chica dijo tener 17 pero no me dio su nombre y el profesor 29... y se llamaba por un sobrenombre o quizás su nombre en la secta, era... "Car" o "Cal"― me dice mientras intenta interpretar su propias notas.


―¿Te das cuenta que era una menor de edad? Y ... ¿Tú no hiciste nada?― le recrimino


―Salió corriendo. La seguí pero se perdió entre la multitud― se excusa elevando sus hombros.


Y si existe algo que me pone de mal genio es que teniendo el poder de ayudar, no lo hagan.


―¿El profesor se quedó en la universidad? ¿Cómo era?― le pregunto tranquilamente, ignorando mis ganas de darle una buena lección con alguno de mis legados.


―Sí, se quedó en la universidad. Y era ... bastante raro. Alto, muy pálido, cabello negro... atado en una trenza, ojos negros, vestido de con traje negro largo―


―Okey, me pondré a buscar en los informes que tenemos sobre, sectas y religiones― agrega rápidamente antes que siga agobiándola con mis preguntas, ella se incorpora en su silla y comienza a buscar los expedientes de sectas registrados por la policía local, provincial y nacional. Yo la miro desde mi escritorio y veo que hay muchas sectas pero ninguna con ese nombre.


―¡Che García! No hay nada, 0 resultados― cuando ella dice eso ya me había levantado y estaba detrás de su silla.


―La chica... La oí decir que quizás, volvería― me dice con un tono suave, mi manera de actuar la incómoda.


―¡Okey! Si alguien pregunta por mí estaré en la universidad― le digo mientras tomo mi gorro y mi arma de sobre mi escritorio.


―Oye, tal vez sea una representación de teatro, hablaban de soldados de cenizas y de una nave ... del terror. No le des mayor importancia. Además, ¿Tú no debías ir al médico hoy?― me pregunta, recordándome la pequeña mentira que invente con Dante pero lo que dijo antes me sonó muy familiar para nada a una obra de teatro.


―Iré de pasada. Solo hablaré con la gente de admisiones ellos me podrán informar― le digo y comienzo a salir pero recuerdo que ella no me contó de los rasgos físicos de la chica.


―¡Oye! Préstame tú anotador. No sé donde quedó el mío― digo palpando mis bolsillos.


Ella me lanza su anotador y al tocarlo vi lo que ella vio. Una chica de tez clara, cabello castaño, ojos marrones oscuro y de 1,60 de altura aproximadamente y lo más importante, una piedra brillaba en su mano.


―¡GRACIAS¡ Luego te lo devuelvo― le digo mientras salgo rápidamente hacía el estacionamiento en busca de mi moto, no tengo tiempo que perder. Al llegar noto que Cristián está llegando de finalizar sus rondas.


―¿Aún aquí? ¿No que tenías médico?― me pregunta al bajar la ventanilla de la patrulla.


―Sí, para allí me dirijo― le digo mientras me subo a la moto.


―¡Bien! Pero no deberías ir en moto― me insiste él.


―Es aquí cerca, iré despacio― me excuso.


―No lo digo por eso. Has tenido muchos mareos últimamente― me dice y lo noto realmente preocupado, algo que me hace sentir muy mal, odio tener que mentirle a él cuando solamente ha sido un gran apoyo todos estos meses pero es por su bien.


―Ya he tomado los remedios ¡Estoy bien! Luego hablamos― le digo, luego me coloco el casco y salgo antes que se le meta la idea de acompañarme.


Giro en la primera calle para despistar a cualquier compañero que haya podido verme, luego retomo mi camino hacía la autopista, la cual va directo a la universidad.
―¿En qué puedo ayudarla Oficial?― me pregunta la señorita en el hall de entrada.


―Soy la Oficial García y necesito acceder a la información de una estudiante― le digo mostrando mi placa.


―Sí Oficial ¿Cuál es el nombre de la estudiante?― me pregunta muy servicial ya con sus dedos sobre el teclado de la computadora, dispuesta a escribir.


―Ese es el problema, la Oficial que presenció el altercado no logró obtener esa información porque la estudiante salió corriendo. Quisiera tener acceso a las cámaras de seguridad―


―Un segundo― me dice y toma el teléfono. Justo en ese instante comienzan a salir varios estudiantes, los observo pero no hay indicios de ella, ni del profesor.


―Debe ir a la zona de seguridad, saliendo por el frente doblando a la izquierda, la primer puerta― dice la señorita
―¡Muchas gracias! Otra consulta, me nombraron al profesor con el nombre de "Cal" o "Car" ¿Se encuentra? ―


―¡Sí! El profesor Ra. Aquí tengo justo una cartilla con los nombres, él es uno de los nuevos integrantes de la


Universidad―


Y al revisar la cartilla veo su nombre.


―Khal Ra― digo en voz alta.


―¿Quieres una cita con él?― me consulta ella muy amablemente.


―No, por ahora no. Muchas gracias. Cualquier cosa volveré y accederé a esa cita― le digo ocultando mi preocupación y salgo de allí directo a la de sala de vigilancia pero cuando estoy llegando la puerta, esta se abre y de allí sale él, Khal Ra, cierra la puerta tras si y saca su celular. Retrocedo y me escondo tras la pared para poder oír y claro, para no ser vista.


―Sí, ya tengo la copia del vídeo de vigilancia con lo sucedido con la señorita Praint, lo tengo en mi celular. Borré todo de las computadoras de la universidad― decía él.


―¡NO! Aún no envíe a los soldados. Esperaré 1 día más, sé que ella volverá. He dejado indicaciones por si llama y sé que lo hará. ¿Los demás? No, no había nadie con ella y ....― deja de hablar, un hombre se le ha acercado, es el decano, le muestra algo y sin mediar palabras, ambos se disponen a ingresar a la universidad.


Me alejo lo más rápido que puedo ¡No deben verme! Subo a mi moto y salgo a prisa de allí. Debo ver a Dante cuánto antes.

















Los Especiales, Primer Libro De La Saga: Los Legados Oscuros De Lorien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora