𝙥𝙨𝙮𝙘𝙝𝙤𝙥𝙖𝙩𝙝 ━━ Yeonjun.

Capítulo 9.

Dos meses después.

A ____________ le iba muy bien en su nuevo trabajo, por alguna extraña razón Namjoon ya casi no estaba en casa por las tardes, ella se daba cuenta de que volvía demasiado tarde, porque en cuanto ella se iba a acostar él llegaba, ella se dormía cerca de las 4 am, debido a sus tareas y el tiempo que hacía a pie de la cafetería a su hogar. Le extrañaba, pero prefería no preguntar.

Las cosas con Jisung mejoraban cada día, él era muy tierno y romántico, se enamoraba de él cada vez más.

En cuanto a YeonJun...

Seguía destruyendo las cosas de su casa cada vez que salía y se encontraba con la chica con Jisung.
La voz lo hacía ir a la calle y buscar víctimas, le encantaba que fueran mujeres jóvenes y que estas estuvieran solas e indefensas, le facilitaba el trabajo ese pequeño detalle.

En las noticias aparecía la noticia de un nuevo asesino, que atacaba mujeres jóvenes e indefensas. Eso tenía un tanto inquieta a _____________, ella salía tarde, demasiado tarde. Regresaba siempre a casa con miedo.

El día en la cafetería era tranquilo, el viento frío y el cielo completamente nublado en tonos grisáceos.

—Lleva esto a la mesa nueve. — Le dieron una malteada.

—Enseguida.

Caminó hacia la mesa y se lo sirvió al chico que estaba sentado, sin fijarse en su rostro.

—Una malteada de chocolate, ¿se le ofrece algo más?

—Una cita contigo después de tu trabajo.

Miró al chico y sonrió.

—Salgo a las 2 am, ¿seguro?

—Segurísimo.

Por unos segundos se miraron a los ojos, vaya que estaban enamorados.

—Par de tórtolos, la mesa siete necesita que le tomen la orden. — Interrumpió una de las amigas de _____________ riendo.

Al estar ahí, varias de las chicas que ya trabajaban en el local, comenzaron a hablar con ella y con el paso del tiempo, su amistad se hizo cada vez más grande.

La tarde estuvo llena de trabajo.
Dieron las 10 pm y todos estaban demasiado cansados, la mayoría ya se había ido y sólo quedaban ella y una chica que a día de hoy aún no entendía el odio que le tenía.

Al cabo de unas dos horas y unos cinco clientes más, la otra chica se fué, y ella quedó completamente sola, como siempre.

«A leer un rato mientras llega alguien...» Pensó mientras sacaba su celular.

Y no llegó nadie más que una ancianita a pedir indicaciones para llegar a la casa de su nieto.

Llegó a su casa y se quitó el uniforme, se acostó en su cama y cerró sus ojos.

Sintió unas manos en su espalda.

—Levántate... — Besó su cuello lentamente.

Ella rió ante el tacto y abrió sus ojos.