Me sentía extraña, desconocida, tranquila aunque no estuviera en territorio conocido. Estaba disfrutando de aquella charla. Quizá no había encontrado el momento, tal vez no la persona, la conversación, ese algo que prendiera la primera chispa en la hoguera. Pero ahí estaba, la llama ardiente que me calentaba el estómago, el aura rosácea, cálida, atrayente, que envolvía la presencia de Engla. No había buscado más compañía desde los últimos intentos, ya tan lejanos en mi recuerdo, que habían dejado por los suelos cualquier amago de intentar entender la vida en sociedad. Pero estaba en un banco solitario, con un manto de estrellas adornando el cielo, ya oscuro, con alguien que acababa de conocer, y cedí a la posibilidad de que, probablemente, entender a aquella morena en el mismo plano que el mío, la había acercado, sin pretenderlo, a mi pequeño rincón apartado del mundo exterior.
— ¿Me dejas tu guitarra? —soltó, de repente, sorbiéndose la nariz en un gesto muy poco disimulado.
— Claro —saqué el instrumento de su funda y se la pasé—. ¿Vas a cantarme?
— Shh, calla.
Sus dedos se pasearon ágiles por las cuerdas, con elegancia, con tristeza. Las notas empezaron a llegar a mis oídos, instándome a sentir la calma en el pecho, un cosquilleo, una nueva forma de entender la letra que comenzó a dejar salir de su garganta.
Mi vista es distinta
Es muy triste y contamina
Quiero dejar de creer
Estarme sola y no ver
Me siento cada vez menos viva
Derrotada y confundida
Sin saber qué hacerSupuse que necesitaba desahogarse de la mejor manera que conocía, a través de la melodía de una canción triste que habla de batallas perdidas, de mirar alrededor y no encontrar quien te sostenga en el llanto, de las ganas de dejarlo todo pasar.
No logro entender
Que aunque aquí todo está muy bien
Mi mente no deja de correr
Que todo pasa
Que la vida de repente me alcanza
Que estoy cansada
Mi mente necesita de calma
Que todo cambia
Mi mundo siente que se va acabar porque esto ataca
En silencio parezco dudar
La vida es un proceso
Cada quién construyendo su reto y al mismo tiempo
Uno siente rincones inciertos
Miro al cieloPido al mundo repuestas a esto que me está comiendo
Pero debo escarbar mis adentrosY ahí estaba la incertidumbre de saber que tienes el interior en ruinas, que lo único que te apetece hacer es echar a andar, dejar atrás todo lo que pesa, la certeza de que no sabes los porqués, la necesidad de respuestas a tanto dolor.
La rudeza de mi mente sutil
Sin darme cuenta puede dejarme aquí
Quiero ser fuerte, no dejar de competir
Esta lucha es solo contra míEn silencio empiezas a comprender que tu peor enemigo siempre has sido tú, que tienes que dar el paso de romper el espejo que deforma tu percepción, escucharte tus palabras, dejar de pelear contra la mayor injusticia que se comete en tu día a día y que te impide valorarte. Que cuando te miras de nuevo habiendo hecho esta reflexión sabes que, efectivamente, todo pasa, que los momentos nos agotan, pero que eso también es parte del camino.
Pero sé que lo voy a lograr
Ahí estaba. La esperanza de mirar la vida en perspectiva.
Me quedé contemplándola de nuevo, como si cada vez que creaba música la entendiese mejor, como si cada vez que sintiese lo que cantaba me lo estuviera contando a mí, como si abriese las puertas de su cabeza para dejarme asomarme por ella para transmitirme a mí lo que nunca me hubiera imaginado poder llegar a sentir.
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Postdata.
General FictionSupongo que al final lo único que me quedó decirte fue que te iba a echar de menos, aunque siempre me echaras de más. Esta es la última data que te escribo, y el final, como siempre: PD: Te quiero.