16. Jamás podría mentirte

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Tuve que dejar a Perrie y su amiga Scarlett un poco antes de lo previsto. Aunque me gustaba molestar a Perrie, tenía cosas importantes que atender en mi hogar.

Al llegar a casa me encontré con el rostro para nada amigable de Leigh-Anne. La realidad es que si bien ella había accedido a cuidar a Isabella, no lo hacía por nuestra amistad, más bien era por el amor que le tenía a la niña. Quizás porque extrañaba pasar tiempo con ella, pero en definitiva no hacía esto por mí.

Ambas estabamos al tanto de la situación en la que nos encontrábamos, sin embargo era yo quien no pensaba que las cosas siguieran de la manera en la que estaban, ambas eramos adultas. O bueno, casi adultas. Y estaba segura de que con mi gran plan era capaz de recuperar a mi Lee-Lee. Para ello solo necesitaba un poco de paciencia, ya que seguramente la ayuda no tardaba en llegar.

"Ella está durmiendo, cenamos nuggets de dinosaurio y verduras" fueron las únicas palabras que la chica del afro me dirigió. No respondí, me dedicaba a observar como ella recogía sus cosas solo para frenarla una vez que iba a cruzar la puerta de salida.
En un primer momento Leigh se sobresaltó por mi tacto, hasta que le hice una seña para que se detuviera un momento. Ella todavía estaba intrigada cuando fui yo quien abrió la puerta. Frente a ella se encontraba un chico moreno, no muy alto y con grandes gafas que asistía a nuestro instituto. Su nombre era Tiziano y la única razón para aprenderlo era que él también había estado presente mientras Jed y Jesy tenían esa acalorada sesión de cariñitos en el patio.

Sin perder el tiempo introduje al chico en la casa, pidiéndole que se presente ante mi amiga.  La verdad es que sin un teléfono para tomar fotografías, lo único que me quedaba era buscar algún testigo. Gracias a dios, la vida, o lo que sea, Tiziano se encontraba en el mismo lugar que yo en el momento preciso. No necesité de mucho para convencerlo de ayudarme, después de todo yo era una de las chicas más populares del instituto y todos morían por complacerme. Es por esto que el chico no puso negación alguna cuando le pedí que se presentara en el apartamento y le explicara de la situación a Leigh.

Leigh todavia tenía el ceño fruncido, seguramente porque no entendía lo que estaba sucediendo aquí. Fue entonces que decidi hablar y aclarar las cosas de una vez por todas, para ello, le pedí ayuda a Tiziano. Dejé a aquel moreno contar su versión de los hechos, que no era para nada relevante o entretenida, esto claro hasta que llega al punto en el que ve a los tórtolos besarse.

—¿Lo ves? no te estaba mintiendo. Soy tu mejor amiga, jamás podría mentirte ni mucho menos dejar que te hagan daño—me crucé de brazos una vez que había echado a Tiziano de la habitación. Me aseguraba de continuar afirmada sobre la puerta para que mi amiga no tuviera la chance de salir huyendo de aquel lugar.

Leigh abrió la boca para decir algo, pero al instante se arrepintió. Poco a poco su ceño se relajó, era una señal de que se estaba dando por vencida, o al menos eso es lo que aparentaba.

ella de verdad me gusta Jade—dijo con apenas un hilo de voz. No entendía si me estaba reclamando o era más bien un lamento. Por el bien de ambas esperaba que ninguna de las opciones fuese la correcta, quizás sólo había oído mal.—hablé con Jess—confesó, alejando rápidamente su mirada de la mía. La verdad es que me parecía insólito lo que estaba escuchando.—Ella dice que todo fue un mal entendido, Jed fue el que la besó —¡Por favor Leigh-Anne! De todas las personas en el mundo, jamás pensé que mi mejor amiga fuese la que caería en la peor excusa de todad.

—¿y tú le crees?—el odio salía de mi junto con cada palabra. ¿De qué valían tantos años de amistad si a la primera que pudiera ella tomaría el lado de la pelirroja?

Leigh pareció dudar un poco su respuesta, probablemente porque sabía la escena que yo era capaz de armar si no oía las palabras que quería saliendo de su boca.
Finalmente, la morena se armó de valor y dijo—Le creo, ambas hablamos y decidimos dejar todo en el pasado—cuenta como si nada.—creo que tu y yo deberíamos hacer lo mismo—me extiende la mano, la cual rechazo al volver a cruzar mis brazos. Decido mirar para otro lado, porque no podía arriesgarme a verla a los ojos y llorar por lo mucho que me dolía que alguien que para mi era de mi familia no confiara en mí.

cómo sea—le dije, tratando de restarle importancia. Tal vez estabamos bien, pero no estaba segura de que nada volviese a ser como antes—de todas maneras no pienso volver a meterme en tu vida, lo que hagas con quien sea ya no es de mi incumbencia—terminé de decir antes de cerrarle la puerta en la cara. Tal vez era un acto muy desagradecido coinciderando que ella pasó toda la tarde cuidando de mi hija, sin embargo me ocuparía de eso mañana. Cuando ambas estuviesemos con la mente fresca en la escuela.

En este momento, mi vida era un completo caos. Empezando por la rubia que me odiaba, la pelirroja que parecía ser amigable pero no tanto como para gustarme con quién acababa de agendar una cita. También estaban Jed y Jesy que en definitiva ahora tomarían represalias contra mi, seguramente exponiendo ante todo el mundo a mi hija. Estaba por otro lado el el trabajo al cuál debía reportarme mañana, las campañas de presidenta del curso y reina del baile que soñaba con ganar. Oh, y por favor no olvidemos a mi mejor amiga la que en realidad parece no serlo. Si, suena bastante como la vida de cualquier adolescente normal.

Inevitable. | JerrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora