DIA 10 CHOQUE

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Seijuuro se entretenía con los pequeños pezones de su novio, este gemia intentando acallar los adorables; a sus oídos gemidos y no por ello menos excitantes.

Usaba la lengua moviéndola con maestría por el pequeño botón, los dientes cuando halaba de el sin causarle dolor, solo placer.

Ambos estaban medios ebrios, pero Seijuuro tenía más aguante.

Volvió a los labios de su novio, mientras que hábilmente lo dejaba sin pantalones y voltenadolo con fuerza apoyándolo en el sillón de a saber que aula de la universidad,  comenzó a embestir entre las suaves nalgas mientras lamía y mordía un sin fin de veces, dejando su marca ente la piel acanelada.

Pero ¿Cómo llegaron a esa situación? Y ¿Donde estaban?

Bueno...

El bullicio se escuchaba sin parar, eso a Seijuuro le importaba absolutamente nada, pero sabía que a su novio le encantaban esas fechas. Los arreglos navideños, las luces rutilantes, no mucho el frío, pero si las chimeneas y estar abrazados tomando algo de chocolate; quizá esa sería una buena opción para pasar su tarde.

Pero no. Todo porque a cierto rubio al que le auguraba una cruel venganza abrió la boca.

Una fiesta de universitaria. Si bien no estaba ni por asomo en los mismos cursos, valiéndose de su popularidad y de los ojos castaños de su novio, logro que le permitieran; obviamente gracias a él, hacer una gran fiesta.

Así que ahí estaba, mortalmente aburrido viendo como este iba de aquí allá feliz decorando la cafetería. Bueno, ver su sonrisa siempre sería de alegría así que se calmó un poco.

Para cuándo lo noto, ya estaba ayudando y tiempo indeterminado más tarde la música ya resonaba, el alcohol iba en ascenso y paso lo que tenía que pasar.

Un idiota, de esos que se proclamaban los mejores pero no valían ni la mugre de sus zapatos, o quizá era el alcohol en su sistema lo que hablaba, pero lo que vio le hizo sacar la bestia; literal y figurativamente hablando, cuando vio lo que ese... Plebeyo le hizo a su novio.

Kouki llevaba pocos tragos, no quería que enfermara del estómago o terminara al punto que el novio de Shintaro, ambos en el baño mientras el pelinegro escupía hasta la conciencia, aunque no sabía si tenía.

Estaba hablando con un trio de superiores que se le habían acercado, los escaneo y cuando notó nada mal intencionado, los dejo pasar, entonces llegó el cadáver; es decir el idiota a leguas más ebrio que Kazunari y eso era decir mucho.

Kouki giro despidiendose; normal, unos cuantos pasos y ese tipo, mareado y sin notar nada a su alrededor lo chocó y casi tiro al suelo.

Casi; y bueno, si... se notó. Cuando todos a su alrededor guardaron silencio y se quedaron estáticos.

No era un secreto que ambos salían, era claro ya que Seijuuro solía poner en su lugar, inadvertidamente para su novio, a todo aquel que le mirara mal o intentará verle con ojos coquetos, así que los cercanos a Kouki en ese momento, apesar de la música alta, de las luces y el algarabío, casi rezaba por el pobre diablo.

El tipo, le tocaba de su trasero, acunandolo y apegandolo a su cuerpo. 

Kouki estaba en shock, es decir; sabía de los celos de su novio y la incomodidad del acto. Y entonces el problema escaló.

—Que lindo... Espécimen tenemos aqui— le dijo al oído, supone para que lo escuchará, pero eso solo hizo que todos a su alrededor dieran dos pasos más hacia atrás —¿No quieres pasar una gran noche con...migo?—

Y la situación escaló... Mucho, mucho más...

Ya que el tipo quiso besarlo, a pesar de que Kouki se negaba y varios chicos y chicas ya intervenían, querían seguir con la fiesta y que el emperador asesinara a alguien lo acabaría.

Entonces Kouki se sintió libre y el tipo estaba en el suelo. Seijuuro se había movido con una rapidez digna de Aomine.

Mientras Kouki era llevado en una dirección indeterminada, y el grupo de gente auxiliaba al desmayado, rogando porque apareciera el próximo semestre vivo, no fuera a ser que se reportará desaparecido o muerto, ya sabrían quien era el culpable y eso no lo querían ni saber para nada, que miedo.

Y así, volvía a la mente a la situación inicial, bueno que Kouki estaba encantado, pero eso no quería decir que condonara las acciones es cavernícolas de su novio.

Seijuuro alegraría al día siguiente a los grados de alcohol, pero en esos momentos solo lo disfrutaría.

—S-Sei... Ahhh... A-Aqui alguien... Puede vernos—

Seijuuro no dejaba de mover un par de dedos en el interior de su novio, y este aunque se negaba con palabras, movía sus caderas en busca de más... A quien engañaba.

—Que vean... Lo que no les pertenece y solo podrán desear—

—¡Ahhh! Se-Sei... Sei... —

Seijuuro levantó una de las piernas de su novio subiendola a la mesa o lo que fuera en lo que se estaba apoyando, alineando su erección dispuesto a hacerle ver las estrellas, entro con fuerza de un solo movimiento, tomandolo por debajo de los hombros, apegandolo su torso con la espalda húmeda de sudor.

—Dime a quien le perteneces— Susurro guturalemente en su oído, sin dejar de embestir, con fuerza, errático, en busca de placer propio y de su pareja.

—T-Tuyo... Tu-Tuyo... —

Kouki no sabía ni su nombre, solo disfrutaba la fuerza y ferocidad, sin pensar ya en donde estaban, ni sus sonidos lascivos, ni el hecho de que no usaban protección.

—¡Ahhhh! No pares Sei—

Y el pelirrojo no lo hizo, tumbó a Kouki en lo que si era una mesa, tomándole con fuerza de las caderas, viendo como su pene desaparecía en ese cálido y apretado lugar, una de sus manos tomo vuelo y Kouki no pudo evitar ver las estrellas tras sus párpados cuando el sonido y el escozor del impacto alimento sus sentidos.

—¡Eres mío!— rugió

No pudo soportarlo más, Seijuuro embistió con fuerza un par de veces y termino dentro de su castaño, jadeando, sudado y satisfecho, entonces se recriminó pensando en el placer de su novio pero casi siente su erección volver la vida cuando notó el hecho de que su candente novio había terminado al momento de estrellar su manos en la piel de sus preciosas nalgas.

Mordió sus labios, quería más , pero esa no era una buena posición para Kouki y ni el lugar.

Salió de su interior mientras veía como el más bajo intentaba regularizar la respiración buscando su mirada.

—Te amo Kouki— le dijo

Y bueno el tipo con el que Kouki chocará si que apareció en un callejón. Gracias a Dios; o la misericordia del emperador,vivo.

31 DIAS DE AKAFURIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora