31 DIAS DE AKAFURI

DIA 19: BESO INTENSO (PRIMERA PARTE, PRIMERA VEZ)

La película estaba lista, el chocolate tibio y unos cuantos bombones también.

Kouki estaba abrazado a su torso, ambos enredados en el sofá muy cómodos.

Seijuuro sentía el corazón en la garganta. ¿Cómo era eso posible? Estaba seguro que no le temía a nada, bueno quizá a que Kouki lo dejara o le pasara algo fuera de su alcance.

Pero es ese momento Kouki estaba bien y también estaba seguro de que lo amaba con toda su alma. Entonces ¿Que le sucedía?

Kouki se levantó de su lugar al sentir como su novio se ponía tenso con cada segundo que pasaba, así que usando las palmas de sus manos, las puso en las mejillas de su novio.

—¿Que te sucede Sei? Estás muy raro—

Seijuuro volvió a la realidad en cuanto vio a su novio tan cerca. Su Kouki le veía con esos ojos tan hermosos, llenos de una alegría que nunca entendería.

Ambos a penas tenían noción del sabor de sus cuerpos, del placer. Pero aún lo suficientemente; al menos Seijuuro, caballeroso como para no presionar a Kouki.

Kouki lo sabia, entendía que su novio no quisiera presionar. Pero el también era un chico. Un chico que deseaba esa conexión íntima con su pareja y estaba seguro que si no daba el siguiente paso, Seijuuro esperaría, y el no quería esperar más.

Sonrió, se levantó con cuidado dejando caer la suave manta que le cubrió y; con cuidado de no lastimarlo de alguna manera; porque les había pasado antes, se subió encima de su novio.

—Quiero que me beses— le dijo

—Eso puedo hacerlo—

Le respondió y lo hizo. Fue un beso calmado, sin prisa, pero Kouki quería más. Y lo obtuvo.

Se aferró a los hombros del pelirrojo, ejerciendo presión en sus labios, con cada movimiento de sus bocas encendia ese calorcillo tan codiciado en su cuerpo.
Sus lenguas cálidas se movían con maestría rozandose, sintiendo ambos su sabor, cada rincón de sus bocas.

El ambiente se eléctrizo, los brazos del Emperador bien aferrados a la cadera de su novio, una de sus manos subió por su espalda, apretando más hacia su pecho, colando la otra bajo la piel.

Mordió el labio del castaño, obteniendo un lindo gemido de este. Estaba en una zona peligrosa, una en la que no sabía si podría; o querría, detenerse.

Se separó uniendo sus frentes, ambos jadeando, sonrojada y con una gran sonrisa en el rostro.

—Kouki...—

Este no dijo nada, solo sonrió y asintió.

Después de ese beso... Lo quería todo.