15 PRIMERA VEZ (SEGUNDA PARTE)

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Todo comenzó con una cita normal, de esas pocas a las cuales podían escaparse.

Ya un año casi de haber podido dejar los miedos e inseguridades, de luchar contra los obstáculos para poder estar juntos.

Decidieron quedarse en el piso del departamento que ambos compartían, viendo películas y tomando chocolate tibio, entonces abrazados, entrelazados de las manos fue que sucedió.

Seijuuro no soporto ver el rostro arrebolado de Kouki, ese sonrojo naciente por el tibio calor de estar abrazados.

Kouki veía los ojos rojos refulgir de una manera que no conocía, pero que deseaba ver más.

Fue un beso y ni pudieron parar.

Ambos eran inexpertos, se gustaban, se amaban y claro que se atraían sexualmente

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Ambos eran inexpertos, se gustaban, se amaban y claro que se atraían sexualmente.

Seijuuro había estudiado para la ocasión. No quería ser un idiota que lastimara a su pareja.

Kouki tampoco se había quedado atrás pero moría de la vergüenza debido a la poca seguridad que sentía sobre su cuerpo, sobre si  era o no atractivo a los ojos de su novio.

Ambos estaban frente a frente, tomados de las manos. Kouki evitaba la intensa mirada rojiza, ambos completamente desnudos.

—Kouki... Mírame... Vamos—

Kouki negó, asustado, avergonzado.

—¿A caso no te gustó? ¿No te atraigo?—

Al momento Kouki le vio y no directamente a los ojos, su rostro se coloreo nuevamente y negó cerrandolos.

Seijuuro río por las acciones de su novio y sin poder evitarlo le acorraló entre la cama y su cuerpo, besándolo sin restricción. Tomo la mano del castaño y la llevo a su muy despierta entre pierna.

—Esto es lo que provocas en mi, tan solo con una mirada—

Kouki gimió volviendo la mirada, sus ojos cristalinos, agitado, excitado.

—Es que pienso...—

—Si estás pensando no estoy haciendo un buen trabajo—

Seijuuro le volvió a besar, sintiendo como poco a poco el cuerpo tenso de su novio se relajaba entre sus brazos, como este le rodeaba con sus manos, moviéndose ligeramente para rozarse contra el suyo.

La falta de oxígeno los separó, pero solo lo suficiente para verse nuevamente a los ojos, Kouki exploró cuanto pudo de la piel blanca frente a él, beso y acarició, deleitándose con la mirada carmín llena de deseo.

Ambos riendo cuando no encontraron con rapidez el lubricante y secretamente Kouki por eo obvio nerviosismo de su novio, Seijuuro preparo con cuidado y tranquilidad el cálido lugar donde entraría, revisando el rostro de Kouki para saber si le causaba dolor o incomodidad, encontrándose con el gesto erótico de el más puro placer que lo llevaba cada vez más al borde.

El calor subía en cada beso, en cada caricia. Explorando sus necesidades con tranquilidad y cuando por fin sintieron ambos el dulce éxtasis del orgasmo, ambos se sonreían mutuamente, felices de haber probado una nueva experiencia, asegurando que el amor no se acabaría y por supuesto, que iban a repetir.




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