DIA 23 ENTRENAMIENTO

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Hacia mucho que no ninguno de los dos habían entrenado, puesto que ambos llevaban una buena carga de trabajos universitarios, exámenes y estrés, aunado a el problema con la chica acosadora, su poco tiempo libre lo empleaban para estar juntos, descansar o simplemente disfrutando el tiempo, juntos pero sobre todo; solos.

Pero en esta ocasión, el maldito pajarraco que Midorima se cargaba por novio había insistido en un entrenamiento para reunirse como amigos y pasarla bien, ya que se acercaban las fiestas navideñas y muchos no la pasarían juntos, que mejor que el básquetbol para unirlos, enviando los planes del pelirrojo al infierno.

Así que sin darse cuenta desquitó su frustración en semejante rutina y juegos.

Naturalmente Akashi y el resto de los milagros estaban más frescos que lechugas recién cortadas y; los pobres mortales como Kouki y el resto de las parejas, estaban tirados sintiéndose basuras por sus pésimas condiciones físicas y deportivas.

Seijuuro se acercó a su novio, lo tomo entre sus brazos, haciendo que su rostro estallara en sonrojo por su acción descarada al besarlo frente a sus amigos.

Lo saco de la cancha llevándolo a los baños cercanos de esta, para refrescarlo aunque sea un poco o al menos eso fue lo que creyó el castaño.

—Necesitas más entrenamiento... Mas duro Kouki—

Kouki abrió los horrorizado, al escuchar el tono de su voz, empezaba a entender la acción de su novio y sobre todo sus planes.

—S-Sei... Espera Sei... Bajame, ha-hablemos esto como personas normales...—

Seijuuro mordía sus labios al ver a su castaño entrenando y jugando arduamente, su morena piel llena de sudor, sus ojos acuosos viéndolo con expectación a la espera de un cumplido por su mejoría y aguante, uno que no dudaría en darle

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Seijuuro mordía sus labios al ver a su castaño entrenando y jugando arduamente, su morena piel llena de sudor, sus ojos acuosos viéndolo con expectación a la espera de un cumplido por su mejoría y aguante, uno que no dudaría en darle.

—Oh Kouki... — más no pudo decir palabra alguna

Ambos estaban en un incómodo cubículo del baño del gimnasio, sentado en la tapa del inodoro, mientras su amado y obediente novio tomaba hasta el fondo su dura erección.

Dejó caer la cabeza sobre sus hombros cuando sintió la traviesa lengua moverse contra el agujero de su uretra y la pequeña mano de su novio masturbando sin cesar, para después golpear el fondo de su garganta de manera imprevista.

—¡Joder!—

Un plop se escuchó en el eco del vacío baño seguido de una risilla de satisfacción.

—Tu comenzaste esto Sei— le dijo batiendo inocentemente las pestañas

—Y créeme Kouki, voy a terminarlo—

A pesar de que aún se cohibia por esa clase de acciones, Kouki estaba muy excitado, sabiendo que sus amigos estaban a pocos metros pudiendo escucharlos, el que Seijuuro fuera tan atrevido, la abstinencia forzosa, y bueno; era un ser humano con límites que al parecer, se habían roto.

Kouki se levantó de su posición de rodillas, agachandose para presentar su lindo trasero a vista de su novio, su pene colgaba duro y goteante sin tocar la tapa del excusado aferrándose a donde mejor pudo para quedar a merced del emperador.

—Sei~—

Seijuuro cubrió sus labios metiendo un par de dedos en ellos, moviendolos contra su lengua, sintiendo la suavidad y humedad. A Kouki no le importó que no le preparara, sabía que Seijuuro iría despacio.

Gimió con algo de dolor, pero movió sus caderas para instale a ir más al fondo, lo necesitaba, lo deseaba.

Yo obtuvo.

No dudó en apretar su entrada, sintiendo el grosor y los espasmos por la acción.

—Veo que el entrenamiento no ha surtido efecto, eres un chico malo—

Seijuuro comenzó con el vaivén, mordiendo el acanelado hombro izquierdo para aguantar los gemidos de su placer, amaba cuando su Kouki se ponía de esa manera, exigente y sin pudor, instandolo a tomarlo como si fuera a desaparecer, marcandolo como suyo.

—Y entonces le dije a Kuroko-cchi que lo que tenía en la cabeza no era una hora si no una polilla—

—No inventes, ¿Y que era?—

—Es que si era una polilla—

Ambos se quedaron estáticos al escuchar las voces al parecer de Kise y Takao, las puertas de los primeros dos cubículos se abrieron y aunque estaban en el último la adrenalina subió como espuma en sus cuerpos.

Kouki sintio como Seijuuro se movía con una lentitud que le hacía virar los ojos de placer, y Seijuuro sintió como Kouki humedecía aún más su pene cuando por fin lo toco, escucharon las voces que platicaban en los lavabos, Kouki boleto como pudo para advertirle a su pareja que se detuviera, que escucharía los sonidos, pero este no se detuvo, levantó una de las piernas morenas aferrándose al muslo y arremetió con fuerza, quitó su mano de la boca y Kouki no pudo evitar el gemido de placer que se le escapó, eso ya no era un entrenamiento, era perverso sexo.... Y le gustaba.

—¿Escuchaste eso-ssu?—

—N-No... ¿No le temes a los fantasmas verdad? Porque no existen... Pero... Mejor vámonos,  uno nunca sabe—

Los pasos resonaron con rapidez en el eco del lugar y en cuanto el sonido de la puerta llegó a sus oídos Seijuuro se movió con rudeza.

—Falta poco... Solo un... Poco—

Kouki solo gemia en busca de su liberación, Seijuuro besaba lo que lograba alcanzar de la piel de su espalda, marcando mordiendo mientras que Kouki tomaba su pene y masturbaba hasta eu por fin sintió el orgasmo en cada fibra de su cuerpo.

—¡Seijuuro!—

—O vamos Kouki, no fue tan malo—

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—O vamos Kouki, no fue tan malo—

Kouki yacía entre medio de un montón de colchas, escondido, avergonzado y enojado.

—¡Estoy seguro que lo sabían!—

—¿Y? Tú eres mio—

—¡SEIJUURO!—

31 DIAS DE AKAFURIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora