Capítulo 21

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KIERA

Por las últimas semanas, había estado demasiado ocupada para ver a alguien más que no fuera Olive, ya que compartíamos habitación, y a Jake por el mero hecho de que asistíamos a clases juntos. Más allá de eso, dedicaba todo mi tiempo libre a leer libros cuya información era demasiado interesante como para enfocar mis ojos en otra cosa que no fuera ellos. Inclusive mi compañera de cuarto tuvo que obligarme a dormir porque eran las dos de la mañana y ambas necesitábamos horas de sueño. Fue por este motivo que el viernes por la mañana —sin mucho para hacer a causa de que había aprobado mi entrega y no debía presentarla nuevamente— toqué la puerta del dormitorio de Mason con tal de saber si estaba libre para hacer algo durante unas horas antes de que ambos tuviéramos que regresar a nuestras exhaustantes vidas.

La mano que había alzado para tocar temblaba, y por mucho que deseara que se mantuviera quieta en su lugar, era imposible detener el temblor que recorría por ella y que se esparcía por el resto de mi cuerpo. Minutos más tarde escuché dos pasos fuertes contra el suelo, la puerta abriéndose bajo el peso de una mano. Mase apareció detrás de la puerta en sus calzones de pingüinos, lo que hizo que volteara la mirada y que alzara una mano para cubrir mis ojos porque, sino, continuaría mirando detenidamente los graciosos que se veían los animalitos en su ropa interior.

— ¿Vengo en mal momento? —pregunté, aún cubriendo mis ojos pero obligándome a mí misma a entrar en su dormitorio.

—No sé a qué te refieres con eso —escuché su voz a la distancia y su mano tomó la mía en un intento por dejarme saber que ya podía ver. Sus pantalones de pijama colgaban de sus caderas, su pecho expuesto.

—Estoy al tanto de lo que dicen de ti, Wate —rodé mis ojos—. Muchas de tus "amigas" han venido a hablarme con tal de que me aleje de ti porque eres una muy mala influencia y porque eres malo en la cama.

—Pues, esas chicas definitivamente no tuvieron sexo conmigo —me informó y sus ojos eran todo lo que debía mirar para saber que no mentía y que éstos podrían desnudarte en segundos.

—Escucha, si estabas con una chica o algo... —comencé a decir al notar la bola que se encontraba debajo de sus sábanas y, al no recibir respuesta alguna de su parte, retrocedí hacia la puerta—. Soy una estúpida por haber venido, perdón.

Mason tomó mi mano antes de que pudiera partir, volteándome hacia sí. —Son sólo sábanas, Kier —él parecía divertido con mi mala interpretación de la situación, por lo que retiró las mantas para dejarme ver que nadie se escondía debajo de ellas—. Ahora, ¿quieres pasar sin temor a que esté ocultando a alguien en mi habitación?

Simplemente asentí. Sus ojos me habían hipnotizado por completo, era incapaz de moverme. En lo único que podía concentrarme en este instante era en el modo en el cual su dedo gordo dibujaba círculos sobre el dorso de mi mano a la vez que me atraía hacia dentro y cerraba la puerta detrás de nosotros. De alguna manera, parte de mí se hallaba aterrada por el simple hecho de encontrarme aquí dentro con un hombre y otra parte estaba fascinada por su belleza.

—Ha pasado tiempo desde que te vi —continuó al ver que no hablaría—. ¿Qué haces aquí un día de clases?

—Como dices, no nos hemos visto por un largo tiempo —me crucé de brazos con el objetivo de brindarme cierto espacio y protección y alcé mis hombros en respuesta—. Creí que podríamos hacer algo si hoy estás libre.

—Cancelaré mis planes, entonces.

Los minutos pasaron y nadie dijo nada, llenando la habitación de un denso y prolongado silencio e incomodidad. Sin saber lo que decía, las palabras se escaparon de mis labios: —Te extraño —mis ojos se abrieron como platos y luego intenté corregirme: —. Quiero decir...

Pieces of Us ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora