KIERA
Desde que era una niña, por la única persona que había temido era por mí misma. Me había convencido de que mis padres y el resto de mi familia eran invencibles, por lo que era poco probable que algo les sucediera cuando eran tan fuertes como demostraban ser. Yo, al contrario, era tan débil como una flor y no en el buen sentido. Ahora que Olive y Blake habían estado en un accidente, el mismo momento en el cual Jake Mathews se contactó conmigo para contarme las noticias, sentí que mi corazón se detuvo por un breve segundo. Jamás creí que conocería personas tan importantes como lo eran todos ellos, los cinco para ser sincera, y el hecho de que algo les sucediera me ponía en alerta.
La primera noche en Rose Medical Clinic había sido una tortura debido a que pasaron minutos para que nos dijeran el estado en el cual se encontraba mi mejor amiga, teniendo en cuenta que tanto Aubrey como Mason habían corrido tras una enfermera en cuanto recibieron noticias de Blake. Solos, esperando nueva información, permanecimos en el suelo conmovidos por la situación única que estábamos viviendo y lo traumática que ésta era. Para el momento en el cual una doctora nos indicó la habitación a la cual había sido trasladada Liv, no dudé por un segundo en trotar escaleras arriba con tal de no esperar ni un segundo más a mi amiga. Al abrir la puerta y ver su cuerpo tendido en la camilla, mi respiración se congeló y mis ojos se llenaron de lágrimas: sus ojos estaban oscuros e inyectados en sangre, había cortes a lo largo de su rostro y de sus brazos colgaban cables y tubos.
No obstante, los días siguientes fueron un verdadero alivio, considerando que Olive Nicholson había comenzado a hablar sin toser y a comer la comida asquerosa del hospital. Su humor permaneció intacto, inclusive demostrándonos a los presentes que se sentía mejor de lo que parecía y que no había nada de qué preocuparse, además de las cientas de tareas que deberíamos alcazarle durante los siguientes días. Sin lugar a dudas, fue el tercer día en donde mi boca cayó hacia abajo al ver a Mason apoyarse sobre el apoyabrazos de mi pequeño sillón e inclinarse hacia adelante para susurrarme que debíamos hablar en privado, lo cual podía resultar en la ruptura de nuestra amistad o en algo que no estaba lista para admitir. Honestamente, no quería perderlo; Mase había sido un gran sostén durante los últimos meses y pasar tiempo con él había despejado mi mente de todos los malos recuerdos que me atormentaban por las noches.
Luego de burlarme de la pareja de tórtolos heridos, seguí al chico de ojos esmeraldas fuera de la habitación privada de Liv. Creí que se detendría allí, justo en el pasillo, aunque continuó su camino hacia el ascensor y entonces hacia un patio interno del hospital. El aire fresco me golpeó de inmediato y no pude sentirme más a gusto por estar fuera de esas cuatro paredes blancas y olor a alcohol en gel. Parte de mí, si bien no quería admitírmelo a mí misma, sabía que Mason Wate estaba observándome, probablemente confundido por la expresión de alivio y tranquilidad que había aparecido en mi rostro de manera repentina.
– ¿Qué ocurre? –pregunté una vez fuera y lejos de nuestros amigos.
–La noche del accidente te enojaste conmigo por las cosas que habías escuchado de mí –en cuanto las palabras escaparon de sus labios, asentí–. Ese no soy yo. Lo fui durante años y probablemente, si no hubieras aparecido en mi vida, lo seguiría siendo. No me gusta usar a las mujeres; siempre fui sincero con lo que quería, pero eso no significa que esté bien que pase una noche con ellas para olvidarme de la realidad.
–Mason, no tienes por qué explicarme –tomé su mano y le di un buen apretón–. No me debes explicaciones.
–Sí, sí te la debo –sus ojos se concentraron en los míos, desesperados porque entendiera.
–Es tu vida y puedes hacer lo que quieras con ella. Incluso si eso significa pasar una noche con una desconocida en tu cama –una sonrisa se extendió por mi rostro con tal de dejarle saber que estaba bien.
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Pieces of Us ©
Roman d'amour"Dios nos da lo que cree que podemos soportar." Kierra Harrison ha escuchado aquella frase en reiteradas ocasiones a lo largo de su vida, pero su creencia en un ser superior ha desaparecido hace un largo tiempo. Destinada a una vida de dolor y sufri...