Capítulo 35

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KIERA.

El día en que Jake Mathews y Olive Nicholson finalmente partieron a sus hogares había llegado. Los había ayudado a preparar sus cosas durante los últimos días por temor a que olvidaran algo de importancia. Nunca creí que llegaría el día en que mis dos mejores amigos regresarían a sus hogares y yo me quedaría aquí para ver a todo el mundo partir.

Olive había comenzado a doblar su ropa y a guardarla en sus valijas hacía ya unos días y había insistido en dejar algunos de sus vestidos en caso de que decidiera salir o tuviera una cita. Como si eso fuese posible..., pensé. En cuanto Liv cerró su valija, ambas nos contemplamos en silencio como si no nos fuéramos a volver a ver en mucho tiempo. Y eso era casi cierto, ¡tres semanas podía ser mucho tiempo separadas! La atraje en un abrazo y dejé que me apretara con fuerza. A pesar de que una parte de ella estaba triste de que hubiera decidido no acompañarla a ella y a Blake, otra estaba feliz de poder introducirles formalmente a su familia al que era el hombre de su vida.

—Ten —le dije, buscando en el cajón de mi escritorio la fotografía que había impreso para que Olive llevara consigo—. Quiero que lleves esto contigo.

—Kiera... —Liv susurró y las comisuras de sus labios se alzaron hasta formar una sonrisa—. No sé qué decir, yo no tengo nada para ti.

Sacudí la cabeza de un lado al otro. No me importaban los regalos, jamás me habían importado. Durante años sólo deseé normalidad, un grupo de amigos en los cuales pudiera confiar con mi vida y el comienzo de mi carrera en una buena universidad para poder escapar de mi vida en casa. —Tu amistad es el mejor regalo que puedo pedir, no necesito nada más —sonreí de regreso y ambas nos sentamos sobre el borde de nuestras camas unidas—. Esta foto es el mejor recuerdo que tengo. Toda mi vida creí que nunca sería capaz de tener amigos tan fieles como ustedes, pero encontré eso aquí, en Eastern.

— ¿Recuerdas este día? —preguntó riendo.

—Estábamos estudiando, cuando Jake decidió que tendríamos nuestra propia fiesta —narré al recordar las risas, nuestros pasos de baile y nuestros ojos brillosos debido al alcohol—. Más vale que te acuerdes de llamarme cuando estés bebiendo ponche con tu novio en San Francisco.

—Lo prometo.

Olive extendió sus brazos hacia delante y me abrazó una última vez. En verdad la extrañaría. Nuestro dormitorio no sería lo mismo sin ella estas próximas semanas. Y, aunque me vendría bien el silencio de la vacía y desolada universidad, una parte de mí estaba triste de pasar tan importantes fechas encerrada aquí. Sin embargo, no había otra opción.

Me despedí de mis amigos en el aeropuerto, sin tomar un «no» como respuesta de su parte a la oferta de conducirlos hasta allí. Como hacía unas horas, Liv me abrazó con fuerza, poco dispuesta a soltarme. Jake fue el siguiente, quien, a cambio de su amiga, vestía unas bermudas y una remera manga corta debido al caluroso clima de la costa este no requería de abrigo alguno. Él simplemente sacudió su cabeza, sin aprobar mi decisión de quedarme aquí por mi cuenta.

—Si cambias de decisión, llámame —propuso con una sonrisa y acomodó el gorro de lana que abrigaba mi cabeza—. Sacaré un pasaje para ti antes de que puedas cambiar de opinión.

—Gracias, Jake, pero creo que me quedaré.

—Ya sabes mi número —mi amigo insistió una vez más, depositando un casto beso en mi mejilla.

Entonces, Blake, cuyo cabello estaba más arreglado de lo que jamás lo había visto con la intención de causar una buena impresión en la familia de su novia, se acercó a mí. Sus ojos color miel me sonrieron y su mano derecha acarició mi mejilla, como si se tratara de su hermana menor. Al comienzo de nuestra amistad, había sido muy difícil para mí abrirme a ellos y mostrarles mi verdadero yo. No obstante, Blake ahora tenía un gran rol en mi vida y lo apreciaba por ello.

Pieces of Us ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora