KIERA.
Una vez me dijeron que las mentiras pueden liberarte o atarte con cadenas tan duras que luego es difícil revertir la situación. Recordé aquella frase mientras corría lejos del campo de fútbol americano. Lejos de Mason Wate. Lágrimas se deslizaban por mis mejillas sin control, tanto por el dolor que sentía al alejar a la única persona que mi corazón había estado dispuesto a amar como por el alivio de saber que ahora estaba a salvo de las garras de Adam. Para mi sorpresa, Mason no había corrido detrás de mí, posiblemente porque estaba demasiado atónito como para hacerlo o porque las palabras habían golpeado su pecho de tal forma que había decidido odiarme en su lugar.
Ama sin ataduras a quien te ama libremente, me recordé por dentro.
Y la verdad era que no podía hacerlo. No podía amarlo a él cuando implicaba atarlo a mi vida, a lo que podría suceder si Adam se enteraba cuán importante era él para mí. Porque no podía amarlo como él me amaba, decidí dejarlo ir. Mason encontraría a alguien mucho menos complicado con el tiempo, que pudiera darle la clase de relación que él necesitaba y que lo mantuviera a salvo en vez de poner su vida en riesgo día a día.
Tuve que detenerme al sentir cómo mis piernas comenzaban a ceder y temblaban cuando deberían estar caminando hacia mi habitación. Lloré en silencio durante unos minutos, antes de convencerme a mí misma de que debía ir al dormitorio y recoger mis cosas antes de que Olive llegara y me preguntara qué diablos estaba haciendo. Si quería mantener a quienes más quería a salvo, no sólo tenía que alejar a Mason, sino a cada uno de ellos, porque, de lo contrario, Adam se aprovecharía de mi relación con ellos para hacerme daño.
La llave temblaba en mi mano, negándose a entrar en la cerradura del picaporte. Unos segundos más tardes, la puerta se abrió. Arrojé los libros que aún estaban aquí sobre una caja de cartón en el suelo y tiré mi ropa sin doblar sobre mi valija. Definitivamente, no había sido una buena idea creer que mi vida era como la de cualquier otro alumno. Tendría que haber sabido que no podía formar amistades. Al cabo de unos minutos, cerré la caja y continué sacando violentamente mis camisas de sus respectivas perchas y tomando los jeans de los estantes que compartíamos con Liv. El llanto era incontrolable y no sabía si era por lo que significaba dejar este dormitorio sin decir adiós o por lo mucho que me odiaba al haber abierto mi corazón de este modo cuando me había prometido a mí misma no hacerlo.
Inesperadamente, la puerta se abrió. El cabello rubio ceniza de Olive estaba atado en un moño arreglado con dos tirabuzones cayendo sueltos sobre su rostro y su ropa era formal debido a que ella y Blake celebrarían su aniversario esta noche, motivo por el cual había creído que estaría a salvo. No tenía que ver su rostro para saber la expresión herida que lo decoraba. Sus ojos verdes me contemplaban en silencio, demandando una respuesta. Éstos pasaron de mí a la caja en el suelo y a la valija desordenada en la cama. En cambio, sus labios teñidos de rojo temblaban y se abrían y cerraban cual pez fuera del agua, sin pronunciar palabra alguna.
– ¿Qué está ocurriendo aquí? –finalmente se atrevió a preguntar–. ¿Por qué tus libros están en cajas y tus estantes se encuentran vacíos?
–No puedo quedarme aquí –murmuré, sin dar una respuesta más detallada.
–Claro que puedes. Le diré a Blake que regrese a su habitación esta noche –contestó preocupada de que sus noches con Blake hubieran afectado nuestra relación, aunque estaba perdiendo el verdadero sentido de mis palabras.
–Liv, no lo entiendes –comencé a sacudir mi cabeza, con lágrimas en mis ojos y mis manos ocupándose de cerrar la valija–. Ya no puedo estar aquí.
–Si esto es por tus pesadillas, Kiera...
La detuve sin pedir permiso alguno, pues quería que entendiera lo que esto significaba. Y si este era el modo de alejarla de mí, lo haría. – ¡No puedes arreglarme! No soy un maldito proyecto, ¿de acuerdo? –grité, tirando de la valija hacia el suelo.
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Pieces of Us ©
Romance"Dios nos da lo que cree que podemos soportar." Kierra Harrison ha escuchado aquella frase en reiteradas ocasiones a lo largo de su vida, pero su creencia en un ser superior ha desaparecido hace un largo tiempo. Destinada a una vida de dolor y sufri...