KIERA.
Nunca creí que sería capaz de decir esas tres palabras en voz alta, que admitiría haber sido violada por mi hermanastro Adam Harrison sin consentimiento ni piedad, y que lograría hacerlo sin quebrarme en el proceso. Mason sostuvo mi mano durante cada segundo del momento más difícil de mi vida y le agradecí por ello. No habría podido hacerlo sin él junto a mí.
Durante años, me había culpado a mí misma de todo lo que me había ocurrido, como si hubiera querido que sucediese. Desde el primer día en que Adam abusó de nuestra confianza, de nuestro amor, y decidió romper todo lazo conmigo, hasta la única manera que pude comportarme de ahí en más con el resto. Con el mundo exterior. Me aislé de aquellos que me rodeaban, de mis amigos, de mis profesores y de mis propios padres. Y me perdí a mi misma en el proceso. Hice cosas que no habría hecho bajo otras circunstancias, como cortarme el pelo por temor a que ese fue el motivo por el cual Adam me acariciaba la pierna por debajo de la mesa durante las cenas. Fui verbal y físicamente maltratada por mis compañeros con palabras hirientes como «bruja» o «bulímica» cuando no conocían mi historia, y Adam se benefició de mi soledad. Creí que la mejor etapa de mi vida comenzaría cuando llegase a Eastern, pero me había equivocado. Porque el monstruo que se escondía debajo de mi cama me había seguido hasta aquí para recordarme que no podía escaparme de sus garras.
Cuando reuní la valentía para contarles a mis padres por qué no podían ayudar al monstruo a salir de la jaula que lo mantenía alejado de mí, mamá llevó una mano a su pecho, sobre su quebrantado corazón. Después de tenerme, mamá quiso ofrecerle su amor a alguien que no tenía la posibilidad de recibirlo y abrirle las puertas de nuestro hogar. Por ese motivo, podía entender lo incrédula que estaba en ese momento. Ella se levantó del sofá, retrocediendo con el fin de poner distancia entre nosotras. Al contrario, el rostro de mi padre se tornó pálido, afectado por las noticias. Recién comenzaba el año y su mundo se había roto para siempre. Jamás volvería a ser el mismo. La fuerte mano de mi papá que alguna vez me brindó confort tomó la de su esposa y sus ojos brillantes la contemplaron en un intento por tranquilizarla.
Entonces, los gritos de mi mamá llenaron la casa. Era esa clase de grito que demostraba cómo tu frágil corazón se rompía en mil pedazos con la misma delicadeza de una taza y a la velocidad de las estrellas fugaces. Me quería culpar a mí misma por ser la causa de su dolor. Sin embargo, ya no podía vivir en una mentira, reacia de regresar a casa a visitar a las dos personas más importantes de mi vida por temor a que él también estuviese allí. Mucho menos después de lo que había sucedido en el campus. Por dentro, podía sentir el daño que habían ocasionado mis palabras. Papá la atrajo hacia su pecho, sus dedos acariciando su cabello y sus labios susurrando contra su frente.
Al percibir mi presencia y notar que esto no se trataba de la pérdida de Adam sino de sus acciones, ambos estiraron sus manos para unirme a ellos. Lo hice sin dudarlo. Los necesitaba ahora más que nunca. Dejé que mi cuerpo limpiara sus lágrimas y que mis labios sacaran cada una de sus dudas. Después de todo, se los debía.
— ¿C-Cómo es que esto ocurrió? —tartamudeó mi mamá, su cabello oscuro trenzado como solía peinarlo cuando cocinaba el desayuno de papá.
—Comenzó cuando tenía alrededor de siete años —respondí, la verdad sintiéndose amarga y espesa entre mis labios. Mase acariciaba mi espalda de arriba hacia abajo para demostrarme que seguía allí para mí. Mi madre se ahogó en un sollozo y sus manos cubrieron su rostro, avergonzada—. Adam había entrado al equipo de fútbol y... Todos los niños estábamos jugando en el pelotero para celebrar, ¿recuerdas? Entonces, Adam levantó mi remera y tocó mis... —no pude pronunciar la palabra «senos» en voz alta, por lo que me detuve—. Creí que era tonto, que no tenía importancia.
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Pieces of Us ©
Romance"Dios nos da lo que cree que podemos soportar." Kierra Harrison ha escuchado aquella frase en reiteradas ocasiones a lo largo de su vida, pero su creencia en un ser superior ha desaparecido hace un largo tiempo. Destinada a una vida de dolor y sufri...