Remilgo

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Izuku Midoriya

Katsuki quedó profundamente dormido después de haberlo hecho.

Es una noche bastante fría, así que tuve que salir por un momento para pedir una cuantas mantas más.

Al parecer, Kacchan es una persona muy sensible al cambio de temperaturas, aún con tantas mantas encima sigue temblando.

Besé su frente antes de salir de la habitación, sonreí al ver como se quejaba por la ausencia de calor en la cama.

— En qué puedo ayudarle señor Midoriya? — el hombre de antes se refirió en cuanto me vio bajar por las escaleras.

— Necesito algunas mantas extras — no hizo falta escuchar más, desapareció en la habitación trasera a la zona donde se paga y volvió segundos después con mi pedido.

— Usted lo recomendaría? — la pregunta me sacó de lugar, no captaba cual era su significado — No parece un omega fino, pero he escuchado que los recesivos son mucho mejores para follar, ni es común encontrar a un prostituto con bonito rostro.

— Gracias por las mantas — arrebate las telas de sus manos y traté de sonreír con sinceridad.

No quería armar un escándalo es este lugar, mis instintos aún siguen alertas y eso solo afectaría a Kacchan.

Así que traté de ignorar el comentario de aquel alfa y volví con Katsuki. Seguía profundamente dormido, soltando de vez en cuando alguna maldición o insulto al azar.

Acomodé las mantas sobre el cuerpo de Katsuki y volví a la cama para abrazarlo, la ahora combinada fragancia de nuestros cuerpo me producía un estado de completa tranquilidad, tanta que en poco tiempo también me rendí ante el sueño.

Un fuerte estruendo me despertó a primeras horas de la mañana, me sorprendí al ver que en realidad el ruido vino de mi cuerpo al caer de la cama.

Por suerte no me había lastimado, o eso parecía.

Y ahí estaba Kacchan, mirándome sorprendido y con la cara completamente roja.

— Buenos días Katsuki — sonreí para tratar de calmarlo.

— Sigues aquí — susurró — No te has ido.

— Por qué tendría que irme Katsuki? — su mirada palidecio — Pasa algo? Te lastime? Te duele algo?

Me acerque a él y traté de buscar heridas nuevas en su cuerpo o algún indicio que me llevara a saber por qué actúa de esa manera.

— Gracias por quedarte conmigo — con el ceño fruncido y unas cuantas lágrimas me abrazó.

No pude evitar llorar con él, me sentía tan feliz.

Después de unos minutos y una rápida ducha juntos, salimos del lugar y subimos tomamos camino a el hogar de Katsuki. Inusualmente se encontraba callado y cariñoso, no paraba de tocar mis manos y jugar con mi cabello.

No es que me moleste, pero me ponía  de nervios el que me tocara con tanta libertad, después de anoche no creo poderme controlar.

【Wicked Game】 ᴰᵉᵏᵘᵏᵃᵗˢᵘ ᵀᵒᵈᵒᴵⁿᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora