1 Año

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Las estaciones del año parecían tener prisa, en un abrir y cerrar de ojos las calles habían vuelto a estar vacías debido a los fríos vientos.

Katsuki miraba cansado a través de la ventana, se había dispuesto a contar las personas que pasaran por esa tan usualmente concurrida calle.

Tras darse cuenta que no eran más que trabajadores corriendo a sus casas decidió que era más que una pérdida de tiempo seguir ahí.

- Debería irme a casa - se dijo a sí mismo y se alejó del empañado vidrio.

Acomodó algunas pequeñas cosas en sus estantes y cajones, guardó sus trazos sobre papel y dobló minuciosamente las fijas telas que yacían sobre su mesa de trabajo.

- Kacchan - la voz del peliverde sonó antes que la campana sobre la puerta de entrada - Sigues aquí?

- Qué haces aquí, no deberías estar dando clases a una bola de mocosos? - lo miró curioso.

- Hize que todos volvieras a casa, el día se pondrá más feo en algunas horas, deberíamos volver a casa también nosotros - Se acercó al rubio y lo abrazó por la espalda, sobre la tupida cabellera rubia miraba atento como las manos del omega trataban con delicadeza la sube tela sobre la mesa.

- No es una escusa para descansar de aquellos pequeños revoltosos? - sonrió tras escuchar la queja del mayor.

Izuku siempre quiso estar frente una clase y enseñar a los niños, sin embargo, nunca se imaginó que tan pesado podía ser aquel trabajo.

Mucho menos si se trataba de niños y jóvenes desde cinco a dieciséis años. Su pequeña escuela contaba con tan sólo un gran salón, donde todo alfa, omega o beta era bienvenido.

Principalmente asistían los hijos de personas de bajos recursos, incapaces de dar una educación a sus hijos.

Izuku estaba feliz de poder ayudar a esas personas como en algún momento ayudó a Katsuki, el ver las caras de felicidad de sus estudiantes no tenía precio.

Sin embargo, poco a poco aquel pesado labor lo estaba consumiendo. Tenía que llegar temprano al salón para asegurarse que todo estuviera en orden, llegaba tarde a casa y aún así se mantenía despierto hasta altas horas de la noche, todo para planear las lecciones para cada rango de edad de sus estudiantes.

- Has venido con estas intenciones? - el rubio sonrió al sentir las grandes manos de Izuku apretar su cadera.

Entre otras cosas que afectaba el nuevo trabajo de Izuku, era claramente su vida sexual, en cuanto caía a la cama terminaba casi muerto por el cansancio.

- Claro que no Kacchan, pero ha pasado un tiempo - gruñó cuando Katsuki se inclinó un poco más sobre la mesa, dándole una perfecta vista de su trasero - Al menos dos semanas.

- Dos semanas y tres días - corrigió al mayor - Debería dejarte así más tiempo, por no acudir a las necesidades de tu omega.

Soltó un sonoro suspiró cuando el pecoso osó restregar su notoria ereccion entre sus glúteos, el tan solo sentir aquel roce le había hecho gemir el nombre de su amado.

El juego empezó cuando Katsuki movió sus caderas en forma circular, podía sentir la creciente temperatura atravesar el pantalón del más alto, así como la humedad en sus propias ropas.

Con delicadeza, Izuku dio vuelta al rubio, sus rojas mejillas y llorosos ojos le mostraban que lo necesitaba tanto tanto como yo el.

Arrastró su brazo sobre la mesa y tiró todo lo que se posaba sobre esta. Lo subió sobre la superficie de madera, atacó sus labios con fuerza, eran dulces, quizás Katsuki había comido algún postre o solo era el deseo y hambre.

【Wicked Game】 ᴰᵉᵏᵘᵏᵃᵗˢᵘ ᵀᵒᵈᵒᴵⁿᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora