ESTA ES MI HISTORIA XIII

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Fuimos al pequeño bar del teatro cogidos de las manos.
Cuando entramos todo el mundo nos recibió con aplausos y felicitaciones por nuestro compromiso. Seguramente mañana seríamos la portada de todos los periódicos y la primera noticia de todas las radios.
Nos dirigimos a la barra y me volví a encontrar con Husk.

- Felicidades amigo por el compromiso.
- Gracias.
- Señorita,¿ me permite contemplar su anillo?
- Si desde luego. - Mimzzy le dio la mano donde se encontraba el anillo a Husk.
- Es muy bello, tendrá que haber costado una fortuna.
- Eso mi querido amigo, no se dice. - dije sonriendo.- ¡Camarero! Traemos la botella con el mejor champagne de todos.

El camarero se fue a por el champagne y a por unas copas. Luego todos brindamos, por nuestro compromiso.

- Y decirme chicos, no sabía que os conocíais.
- Y no lo hacíamos querida, lo he conocido hoy en el bar, antes de tu concierto. Nos hemos caído bien.
- Jaja si - río Husk, - y la cosa es quien no me ve en un bar, saben, soy alcohólico. Pero se controlarme.

Mimzzy y yo nos miramos.

- Ya que eres amigo de Alastor, ¿Qué te parece venir a la boda? Eso claro primero me tendrás que dar tu dirección.
- Si por su puesto.

Husk le dio su dirección a Mimzzy, y luego seguimos charlando. La noche se  era joven pero Mimzzy y yo estábamos cansados, asi  que nos despedimos de Husk, con la promesa de vernos pronto.

- Vaya, que rápido haces amigos.
- Yo ya había estado con Husk antes, en algunos bares de vez en cuando, no se acordará porque siempre estaba borracho.
- Vaya.

La limusina nos llevó a mi casa.

- ¿Y si te quedas hoy aquí a dormir? Mañana prepararé yo la comida, como te prometí.
- ¿Estás seguro? No quiero causarte molestias.
- ¿Molestias tu? Qué va, estás invitada siempre que quieras, tienes que tener esos privilegios, mi querida prometida.

Ambos reímos.

- Está bien. ¿Donde dormiré?
- Conmigo por supuesto.

Ella se sonrojó.

Entramos en mi casa, estaba todo un poco desordenado, la hice una pequeña visita guiada por mi casa obviando el despacho. Pero ella se dió cuenta.

- Y dime, ¿Es ahí donde planeas tus asesinatos?
- ¿En ese cuarto? Vaya, me has pillado. Si.
- ¿Puedo?
- Si, ahora eres mi socia, tendrás que saber mis cosas, ¿O no? Jajaja.

Mimzzy entro en mi despacho, vio las pizarras llenas de palabras y papeles bien organizados encima de la mesa.

-¿Puedo?
- Adelante.

Mimzzy ojeo todos, papeles, informes apuntes, leyó las pizarras...

- Wow, me has impresionado. Lo tienes todo perfectamente calculado.
- Ya ves cariño, los gajes del oficio. Bueno, cuando acabes de husmear en mi cosas, ya sabes dónde está mi  habitación, me voy a dormir.
- Vale.

Me fui a acostar, y al rato llegó Mimzzy. Yo llevaba puesto un pijama, pero ella no tenía nada que ponerse para dormir. Fingí estar dormido, pero pude ver como se quitaba la ropa y se quedaba con solo ese conjunto de lencería blanca.

A la mañana siguiente me desperté más calmado, porque no tenía que trabajar. Fui a la cocina a hacer el desayuno, preparé muchas cosas, quería sorprender a Mimzzy. Ella llegó unos minutos después, creo que siente cuando no estoy a su lado y se despierta jejeje.

- Buenos días querida.
- Buenos días, vaya que pinta tiene todo.
- Ya ves, quería sorprenderte.
- Pues vaya, lo has logrado.

Cuando desayunamos pasamos la mañana preparando la boda y esas cosas. Queríamos casarnos cuanto antes para tener antes nuestra venganza.

- Haber, entonces nos casamos en una semana, en la iglesia de la ciudad, luego, vamos de luna de miel a un hotel al sur, matamos a quien sea y luego ¿Qué?- pregunté- ¿Qué haremos después?
- Pues lo que quieras hacer cariño.

También fuimos a la iglesia para confirmar la boda.
Si, la celebraríamos la semana que viene, el sábado 19 de enero, por la mañana.
Luego reservamos en un restaurante muy prestigioso, porque para ser sinceros, Mimzzy y yo nos lo podíamos permitir. Comeríamos todos allí, sobre las 2 o 2:30, cuando acabará la misa y para finalizar contrataríamos a una banda de jazz para que tocará toda la tarde.
Lo habías planificado todo en esa mañana, y los respectivos lugares y bandas nos habían confirmado su disponibilidad. Ser famoso tenía sus ventajas, todo el mundo quería que celebramos nuestra boda allí. Luego esa noche cogeríamos el tren al sur y iríamos al hotel D'oren.
Quedaban los trajes, Mimzzy pensó en prepararlos mañana.
Iba a ser la boda del año y eso que estábamos solo en enero.

Cuando llegamos a mi casa después de haber reservado el restaurante eran casi las dos, asi que  empecé a prepararme la comida a Mimzzy, que se tiro literalmente al sofá.

- Estoy muerta...
- Descansa querida, yo hago la comida.

Después de un rato, la comida estaba lista. Un buen ciervo asado con patatas.
Mimzzy miro encantada mi asado.

- Se ve delicioso.
- Adelante, pruébalo.

Mimzzy se sirvió y empezó a comer.

- ¡Esta  riquísimo!
- Me alegra que te guste.

Cuando acabamos de comer empezamos ha hacer las invitaciones. Invitamos a unas 150 personas. Ente ellas Husk, mi jefe, mis compañeros de trabajo, los padres de Mimzzy, su manager, su familia... A decir verdad la familia de Mimzzy era pequeña. Pero por lo menos tenía, ella notó mi tristeza camuflada con mi sonrisa.

- No te preocupes cielo, ellos estarán muy orgullosos de ti.

La mire con afecto. Mandamos las cartas, con una pedida de confirmación de asistencia inmediata.
Cuando acabamos de mandar las cartas ya era de noche. Cenamos el ciervo restante y nos fuimos a dormir.

Al día siguiente Mimzzy me despertó temprano.

- Vamos Alastor, tenemos muchas cosas que hacer.

Me levante perezoso. Desayunamos y fuimos de tiendas. Primero pasamos a por mí traje. Me probé varios modelos hasta que ví uno que me encantó.
Era un esmoquing negro, llevaba una camisa roja y una pajarita negra también. Era el perfecto.
Me lo probé.

- Te queda genial.
- Gracias.

Lo compré, era bastante caro, pero no me importó.

Luego fuimos a la tienda de vestidos de novia más prestigiosa de la ciudad. Mimzzy también se probó varios vestidos, pero al final salió con uno precioso. Parecía una princesa de blanco.
El vestido era ajustado por arriba, con piedras incrustadas, algunas de ellas rojas, y luego la falda caía muy abultada, con una lluvia de piedras preciosas transparentes y rojas. Era el vestido perfecto, y Mimzzy lo sabía.

- Me llevaré este.
- Buena elección señorita - dijo la dueña- espero que sean muy felices.

Salimos de la tienda encantados. Cada vez quedaba menos para el gran día.

Quiero venganza. Charlastor. Hazbin HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora