—Oh mi Principito... me pregunto ¿Por qué te estas tardando?
—No se preocupe, señorita—Dijo el geógrafo— de seguro está sano y salvo acaso ¿olvidó lo que decía en la carta?
—Si pero... no dice —expresó la Rosa mientras desdoblaba la carta— que exactamente está ocurriendo—Miro atentamente el espacio como si estuviera buscando una respuesta— No puedo evitar preocuparme.
—Daré un vistazo ¿De acuerdo, señorita?
—Gracias.
El geógrafo cerró el libro que momentos antes leía con total atención y comenzó a caminar, tuvo que rodear la casa para poder tener una mejor vista.
El espacio era basto y tan infinito como siempre, pero el panorama había cambiado, las estrellas que antes brillaban con tanta intensidad habían desaparecido y en su lugar otras más pequeñas se observaban a lo lejos.
El geógrafo repaso en su mente aquel recuerdo pero fue interrumpido por la voz preocupada del Rey: —Ojalá se encuentren bien.
—No comprendo por qué no me llevaron con ellos— dijo algo molesto el cazador—estoy seguro que con una de estas hubiéramos derrotado a esa serpiente— comentó mientras mostraba su extraño cañón. El Rey y el geógrafo se miraron entre ellos con cierta angustia. La última vez que se encontraron con la Cobra no habían sido de mucha ayuda.
—Sería bueno que uno de nosotros vaya con la señorita—sugirió el Rey.
—En ese caso... espero que a la señorita le guste mis nuevos productos— propuso el negociante.
—Tal vez la anime un poco—respondió el Rey y fue suficiente para que el negociante caminará en dirección a la Rosa balanceando con cierta alegría su maletín.
— ¿Crees que se hayan encontrado con la serpiente?
—Si tuvieran problemas ya nos lo hubieran dicho con las cartas— respondió el geógrafo a la pregunta del Rey.
—Eso no significa que no lo tengan— comentó el Cazador.
—Entonces debemos comprobarlo —dijo el geógrafo.
—Como su Rey ordeno que investiguen sobre el asunto... yo junto al negociante cuidaremos de la señorita.
—No va a ser para nada sencillo—señalo el cazador— Desde la primera vez que vi ese planeta supe que no iban a estar para nada bien las cosas.
—Creo que todos lo sabíamos desde un principio—comentó el Rey a lo cual todos asintieron mientras miraban con desconfianza aquella esfera de negro, que Principito llamó como "Planeta", una nube de ojos amarillos y de pequeñas pupilas los miraba a ellos y al mismo tiempo se acercaban lentamente. Esperando el momento adecuado para atacar.
...
Unas voces susurraban en el fondo, eran incomprensibles y lejanas. Después de algunos segundos fueron reemplazadas por una pegadiza y muy repetitiva música.
—Bien, eso sería todo. Lo que necesita está en la hoja que les darán en recepción.
—Gracias, Doctor... ¿Podemos pasar verdad?
—Claro.
Las cortinas se corrieron y en el momento en que abrió sus ojos, lo cual requirió bastante esfuerzo con lo agotado que se sentía, estaban dos adultos parados frente él.
— ¿Te encuentras mejor, cariño? —preguntó preocupada la señora.
— ¿Qué ocurrió ayer? —pregunto inmediatamente Principito. La señora apagó con un pequeño artefacto otro más grande.
— No parecías estar bien ayer, cariño— explico la señora—estabas bastante pálido... y parecías bastante cansado luego de la entrevista... no comiste nada durante estos días y ni que decir de tus ojos ¿Cuánto tiempo estabas sin dormir?
—Pero hoy regresarás a descansar en casa para continuar con las actividades programadas—explico el señor que se encontraba al lado de la señora.
— ¿Actividades programadas?
—No lo recuerdas, cariño— el muchacho la miró confundido —está bien no te preocupes de eso... yo te indicaré lo que debes hacer pero ahora debemos hablar de nuevo con el doctor.
Principito asintió confundido. Sentía un extraño ambiente familiar que el desconocía y que era ajeno a ello.
—Pasen por aquí—indicó el Doctor, ambos asintieron. Cuando todos salieron se sentó en la orilla de la cama. Se froto los ojos, para quitarse el sueño de encima y comenzar a recordar. Había asistido a una entrevista y el tiempo en que habría durado fue demasiado, luego de ello se presentó un señor de maletín negro, él le hizo preguntas y parecía desconcertado con las respuestas de Principito, después de eso, ya estaban de camino al hospital.
— ¿Cómo te encuentras? — Pregunto el médico apenas ingreso a la habitación—Emmm— dijo dudoso mientras revisaba el historial que sostenía entre sus manos.
— Principito— El doctor parecía desconcertado con la respuesta—Yo soy el Principito junto con Zorro llegamos a este planeta a ....
—Discúlpame un momento— interrumpió el médico. Sujeto el historial y corrió las cortinas mientras decía:— sería bueno que descansaras un poco más, muchacho—entonces las pisadas del doctor desaparecieron con el cerrar de la puerta.
Pero otra puerta se abrió, era la voz de sus recuerdos.
—Desde ahora no podré seguirte cubriendo.
El muchacho de cabellos rubios se levantó de su cama, camino apresurado y finalmente salió de la habitación.
—Tengo un presentimiento sobre ti... espero no haberme equivocado.
El lugar era bastante grande, paredes blancas en las cuales rebotaban el eco de algunos enfermos tosiendo, a lo lejos sus ojos se centraron en aquellos señores hablando con el Doctor de antes.
—No daré vueltas sobre este asunto, solo diré que seas fuerte... que puedas ir con la marea pero que está sea incapaz de vencerte.
—De acuerdo—respondió Principito con pesar, sabía, de acuerdo al comportamiento de Yefri, que era una despedida no entendía el por qué no podrían volverse a ver, pero lo aceptaba.
Se recargo en la pared mientras en su mente figuraba la imagen de Rousse. Cuando escuchaba o pensaba en la palabra despedida solo pensaría en ella y Yefri como las dos personas que tal vez nunca más volvería a ver. Sin embargo, podría volver a Zorro, eso esperaba cuando bajo del carro de Yefri para buscarlo en el colegio abandonado sentía que esa no era una despedida, lo volvería a ver tarde o temprano.
—Agradecemos sus servicios, doctor—Dijo la señora con una amplia sonrisa, pero no era una autentica sonrisa.
El señor hizo el mismo gesto y al momento de despedirse estrecho la mano del doctor. Principito se concentró en el Doctor, era la tercera persona que podía reconocer en este planeta, no eran sus rasgos lo que lo hacían reconocible sino su forma de expresarse que en este caso era como trataba a los dos adultos.
Los señores seguían mostrando aquella sonrisa, mientras el doctor les hablaba sobre algo que no alcanzaba oír. Aquella pequeña escena, aquellas sonrisas, aquel ánimo le permitió deducir que a partir de ahora comenzaba su verdadero desafío.
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Existencia (Fanfic de El Principito)
FanficEn el amplio panorama de estrellas y la oscuridad del vasto espacio inspiro y animó a Rosa pudo transformar sus sentimientos en palabras para escribir una carta "Querido Principito, desde el momento en que vi aquel extraño y enigmático planeta sabia...