Capítulo 25: Muñecos

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Las advertencias de aquel chico de cabellos dorados no serían escuchadas, sus palabras siempre tendría un sonido sordo para estas personas. Aquellos ojos sin vida lo seguían mirando directamente con hostilidad y frialdad, mientras que de sus bocas salían desprendidos gritos tan estruendosos. Pronto a esta estruendosa melodía se sumó un ruido irritante que era bastante conocido. Un antiguo adversario se había unido a la partida.

Los pequeños sirvientes del mal vinieron en gran cantidad, invadiendo el edificio con aquellas retorcidas risillas. La agilidad con la que pudo manejar su espada le ayudo a desaparecer algunas pero el número de estas no parecía haber cambiado mucho. No había planes, por ahora solo podría continuar batiendo a diestra y siniestra su espada, pero toda aquella concentración se vio interrumpida por el particular sonido detrás de él. Solo tuvo algunos segundos para identificar su origen y lograr esquivarlo a tiempo. Sin embargo, las ideas negras no se mantuvieron quietas y lograron empujarlo, las demás se percataron de la situación y se apresuraron para poder dejarlo inmovilizado. Los movimientos hábiles de la espada lograron asustarlas y alejarlas sin embargo, solo fue por un momento tanto ellas como él sabían que estaba en completa desventaja. La situación empeoró cuando escuchó de nuevo ese particular sonido, esta vez no sabía de dónde provenía y decidió solo moverse, segundos después sintió que algo metálico le rozó la oreja provocando un pequeño sangrado.

No podría con esto mucho tiempo.

Cuando a duras penas lograba desaparecer algunas de estas ideas, el sonido de la bala aproximarse hizo de nuevo eco en la sala, la dirección del arma no apuntaba de nuevo su cabeza y no había mucho que hacer con un brazo y pierna inmovilizados, espero el impacto pero, luego de varios segundos de silencio, no ocurrió nada. Volteo y observo la fría sonrisa de aquel sujeto de verde. No tardo en notar que en el pequeño rasguño de su mejilla sentía un poco de escozor, pero ahora no era en eso lo que debía enfocarse sino en aquellos ojos fríos, en los cuales había un pequeño rayo de luz con una áurea divertida. Era bastante claro el mensaje, esta situación solo había sido creada para un fin, para ellos esto era un juego por eso dispararan de un momento a otro y no seguidamente.

Fue en ese momento que pudo imaginar con tanta claridad, la amplia sonrisa que tendría la Cobra disfrutando del escenario que contemplaba.

Cuando logró que las ideas que antes le inmovilizaban el brazo, desvanezcan, se movió lo más que pudo para que esquivar la siguiente bala. Una vez cerciorado que lo había logrado, de inmediato, cerró los ojos y pensó en algo positivo lo cual fue difícil debido a la presión de la situación, pero a pesar de todo había logrado que la idea Azul apareciera pero no pudo decirle nada porque el tiempo se acabó y la siguiente bala se aproximaba junto con otras ideas negras velozmente desde atrás. Él esperaba que esta vez el arma pudiera atinarle a este grupo de ideas, teniendo esta idea en mente hizo a un costado su cuerpo para que esta bala se encargara de desaparecer a las ideas negras que venía a atacarlo desde atrás, su predicción fue bastante acertada, un número importante de estas se desvanecieron de solo un tiro. Ahora solo bastaba que agitará unas cuantas veces su espada para lograr zafarse de las que tenía encima.

El plan improvisado empezó a ponerse en acción, mientras la idea Azul alejaba y desaparecía a las ideas negras que se aproximaban a Principito, él se encargaría de terminar de completar el dibujo que hacía con su espada en el suelo —Es hora que despiert— se vio interrumpido por el sonido de la quinta bala, luego una sexta y una séptima, la idea Azul ayudo a que pudiera salir ileso de los disparos. Una bala le rozó el hombro, la otra bala pudo ser esquivada gracias al empujón que recibió de la idea Azul, la cual se desvaneció en el momento preciso para que la bala no la hiriera.

Los demás personas de verde tomaron acción, tres personas más se pusieron en posición de disparo y las demás se abalanzaron corriendo hacia Principito.

—Es hora que despiertes, amigo—dijo Principito, al mismo tiempo una enorme figura de azul parecida a un elefante se hacía presente en el salón —Debemos irnos—Ordenó Principito al mismo tiempo que se protegía en la forma esférica del ser. Los disparos comenzaron y algunos le atinaron al azul ser, el cual comenzó a quejarse por el dolor— Ya falta poco, mi amigo—Comenzaron a rodar, para poder crear su propia salida a través de una ventana algo pequeña. Pronto los cristales salieron disparados, y también gran parte de la pared, con gran velocidad comenzaron a descender, hasta que tuvieron contacto con el suelo y rebotaron. Sin embargo, no estaban solos, las ideas negras lo perseguían por detrás, no iba a ser una problema de seguro las podrían perder de vista una vez que se adentraran en la ciudad de grandes edificaciones.

—Auch—expresó con una mueca de dolor mientras se agarraba el hombro, sentía punzadas de dolor pero no era lo único que sintió. Al levantar la mirada en dirección a aquel edificio alto pudo ver que los de verde junto con los invitados de aquella alocada ceremonia, lo observaban desde lo alto, no lo dejaban de observar a pesar de los empujones bruscos que recibían de las ideas negras que salían detrás de ellos, pero no eran los únicos desde lo alto había reconocido miradas familiares, la de los que decían ser sus padres. No les importaba nada, tan solo lo miraban, parecían incluso muñecos sin vida. Mientras más se alejaban del edificio, Principito pudo sentir con más intensidad como la ira recorría su cuerpo.

Los rebotes cada vez eran más altos por lo cual ya no pudo divisarlos más. De hecho, nunca más volvería a verlos, no como antes.

—Gracias—se apresuró Principito en agradecer antes que aquel ser celeste desapareciera en destellos, su traje, de igual manera, desapareció apenas salieron de aquel caótico lugar. Era bastante claro que no podía mantener por mucho tiempo sus poderes, era tal y como lo estaba previsto por el Geógrafo así que no se sorprendió mucho.

Principito tenía la rodilla lastimada después de la caída que tuvo cuando desapareció el ser celeste pero podía continuar caminando, debía encontrar "su casa", había una última cosa que quería hacer. Cuando llegó en un primer instante se había sentido confundido pero luego de observar con más detalle se pudo percatar que aquella casa con la puerta casi descolgada y las ventanas descuidadas, era en la que hace solo unos días se había quedado. Una vez adentro pudo comprobar que todo en esa casa se había vuelto antiguo y descuidado, lleno de polvo y telarañas, parecía que no había sido habitada en años. A pesar de su impresión no iba a observar cada rincón de la casa solo había una habitación que le interesaba y esa era la habitación de pinturas, una vez que estuvo allí observo que estas seguían en su misma posición y con aquella manta que las cubría por completo.

No había pasado tanto tiempo mientras caminaba entre las pinturas hasta que sintió una enorme curiosidad por saber que secreto guardaban estas, sin darse cuenta su mano ya estaba tocando la delgada tela, pero luego de unos segundos de pensarlo se retractó de la idea, pensó que si la primera vez que estuvo allí no lo había hecho entonces no debería de hacerlo ahora.

Existencia (Fanfic de El Principito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora