#23

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A Haechan no le gustaba el vino, pero se sirvió otra copa. Seongwoo le observaba mientras ambos se acurrucaban en el sofa, en la sala de su dormitorio.

—¿Tienes algo que decir o solo has venido para tomar de mi vino más caro?—bromeó sin poder ocultar del todo la preocupación en su tono de voz.

Haechan rió, pero se sirvió otra copa y volvió a recostarse sobre el alfa. Ong aspiró sin querer su aroma a caramelo y todo su cuerpo se relajó. Heachan se sentía calido, suave, esponjoso. Haechan de veía sumamente frágil, Ong se preguntaba si había bajado mucho de peso o si esa era solo la figura de su suéter negro con cuello de tortuga.

—Los niños han decidido que quieren irse de la casa—confesó sin quitar la mirada de la copa—. Me lo han dicho cuando volví de la gira. Ahora estamos juntos, en el departamento, pero es innegable la manera en que poco a poco me han ido dejando de lado. Estoy triste, creo, posiblemente esto es lo que sienta una madre cuando sus hijos se hacen mayores y dejan la camada.

—Oh, cariño— susurró Ong, dejando su propia copa en la mesa de café para poder abrazarlo— ¿por qué no me dijiste antes?

Haechan apretó los brazos que le rodeaban con su mano libre. Cerró sus ojos y respiró profundamente. Tenía ganas de llorar, pero ya había llorado demasiado.

—Fue todo muy rápido, necesité un tiempo para procesar que todo era verdad y no solo un mal sueño. Luego se hizo público lo de Daniel y su omega, creí que no sería justo agobiarte cuando ni siquiera te había preguntado como te sentias con ser el otro...—susurró.

—Debes aprender a ser más egoísta, idiota. Lo mío es una fachada para la prensa, nosotros somos una pequeña manada, Haechan, ninguno de los tres se irá de aquí.

Ambos se quedaron en silencio. Podían escuchar en ruido del dorama que estaban pasando por la televisión.

—Yo no pude ponerlo en palabras— confesó, separándose de Ong. Dejó su copa sobre la mesita y se volteó a verlo—. No podía creer que estuviera siendo abandonado por segunda vez. Me siento un idiota por dejarme llevar, tal y como lo hice con Mark ¿pero que debería hacer?

—¿Hablaste con ellos?—preguntó en tono suave, tomando sus manos entre las suyas.

—¿Para qué? Renjunnie ya me dejó en claro que a la larga solo seré un problema para ellos. No quiero eso, realmente no lo quiero— su mirada se mantuvo baja, mientras que jugaba con los anillos en la mano derecha de Seongwoo.

—¿Sabes que siempre tendrás un lugar en nuestra manada, verdad?—preguntó acariciando su mejilla con cariño— Daniel te adora, cree que eres un omega tan hermoso como talentoso, y Jihyo está convencida que estaremos cometiendo un gran error si no intentamos cortejarte.

Ong le sonrió y Haechan volvió a acurrucarse en él, agradeciendole en voz baja. La propuesta de Ong sonaba bien, pero ellos ya eran una manada. Más allá de sus lindas palabras, nadie podía saber que cambio de dinámica traería su incorporación. Además, siendo sincero, su corazón estaba demasiado roto, y su omega lo suficientemente herido, como para no querer intentarlo.

El móvil de Ong sonó y Haechan observó como se pintaba de inmediato una sonrisa boba en su rostro. Haechan recostó unos segundos más su cabeza sobre el pecho del alfa, sintiendo como sus latidos se habían acelerado.

—Daniel y Jihyonnie traeran comida china ¿quieres quedarte a cenar con nosotros?—propuso acariciando su cabello con una de sus manos— Aún están en el restaurante, pueden comprar un poco más.

Haechan se levantó, negando con la cabeza, mientras estiraba su espalda.

—Gracias, hyung, pero mañana tenemos prácticas todo el día y me vendría bien dormir un rato.

Fullsun's Pack.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora