29.-Dorado

17 7 1
                                    

 Llueve.

Me gusta la lluvia, y los días nublados también. Cuando pasa, me gusta tomar un paraguas y caminar por la calle cuando ya no esta tan fuerte. Creo que si hay algo más que me guste que los días nublados son los días con niebla, son más raros, pero los disfruto mucho más. Hoy llueve, y ni siquiera me molesto en detenerme para usar el impermeable y dejo la que lluvia me moje de camino a casa. El estacionamiento para la motocicleta tiene techo así que dejo de mojarme cuando llego y camino chorreando agua y haciendo un ruido con mis zapatos mojados.

Las llaves se me resbalan dos veces cuando intento abrir la puerta, pero al fin la puedo abrir. Sentir el calor del lugar me hace dar cuenta de que estoy helado por la lluvia. Tras de mi escucho que se abre otra puerta y la voz de la vecina y otra voz que conozco muy bien.

— debería sostenerse ahora.

— gracias por ayudarme.

— Gracias por las galletas ¡Everett, espera!— escucho los pasos por el pasillo— Wow, estas empapado— Laith se detiene justo cuando me iba a abrazar— vas a enfermarte si te quedas mucho tiempo así.

— no me enfermo mucho.

— pero... estas helado. Vamos, vamos— me empuja y cierra la puerta— tus cosas se mojaron.

— la mochila es impermeable, solo se moja por fuera, deje mi teléfono dentro. Llevo mis dibujos allí, no puedo dejar que pase algún accidente así que conseguí esa mochila— Laith la está mirando como su fuera la cosa más genial de universo. Me rio, porque hace tiempo que la compre y no pienso cambiarla pronto. Me saco los zapatos, dejándolos de paso.

— eso tiene sentido.

— Por supuesto ¿a qué hora llegaste?— pregunto, mientras intento sacarme la camisa empapada.

— desde que termine con el recorrido. No hay clases para modelar, fui a comer a casa, pero irisa otra vez tenía a su novio en casa y es realmente incomodo ¿sabes? ¿Nosotros somos así cuando estamos juntos?— ah, por fin libre de la camisa. Me encuentro con los ojos grises de Laith, no ha dejado de mirarme desde que llegue, al punto que siento el peso de su mirada sobre mí.

— ¿Qué dices?

— que si somos igual que mi tía y su novio cuando estamos juntos— no conozco a la persona quien sale la tía de Laith, pero no necesito pensar mucho para responder.

— estoy seguro de que si— le sonrió— entonces ¿te quedaste esperando fuera?

— hasta que la vecina me llamo porque necesitaba colgar unos cuadros de fotos y no alcanzaba a poner los clavos. Me dio galletas. Con chispas de chocolate— me gustan mucho esas galletas, quizá haga unas porque se me han antojado. O salga a la tienda por un paquete.

— Umm— me doy la vuelta para entrar a la habitación y pasar al baño, pensando en las galletas.

— voy a... a calentar... comida o algo— le hago una seña con la mano para que lo haga. Realmente no me importa mucho si lo hace o no, no me molesta haber terminado así, además preparar té no es complicado y siempre tengo muchos porque Daphne me da muestras gratis o si me gusta mucho compro yo mismo de los que vende en la tienda. Dejo los pantalones en el suelo cuando entro a la regadera, el agua caliente me da un escalofrió, se siente muy bien después del frio. Suspiro, cerrando los ojos. Aún estoy sintiendo el agua en mi cuerpo cuando siento algo más.

— ¿y qué paso con eso que ibas a calentar?

— decidí que esto es más importante.

— te tomo menos de un minuto decidirte, desvestiste y entrar aquí— reprimo el tono alegre de mi voz, aunque no logro mucho son la sonrisa. Siento las manos de Laith abrazarme, su respiración en mi oreja mientras me besa.

RE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora