3.- Los susurros de la fortaleza

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Llevamos tres días caminando en el bosque. Es tenebroso, cansado y hace que quiera ponerme a gritar por cualquier cosa. Nunca pensé que desearía salir del bosque algún día. Me paso la mayor parte del camino como lobo, ya no por escapar de los recuerdos si no porque no tengo zapatos y caminar en medio del bosque descalzo es de locos.

— Rahn, nunca exploraste bien tu habilidad ¿no?— como voy convertido en lobo, le gruño como respuesta— si lo hubieras hecho habrías podido hacer esto— pero no me dice que. Zachelle habla de ese modo, como si yo tuviera que saber de qué me está hablando. Es bueno cazando, siempre trae algo para cenar o comer, y conoce los diferentes árboles y arbustos del bosque. Yo me limito a cazar lo que se me ponga enfrente siempre que tengo hambre. No es agradable, pero es instinto. Como tampoco hay más ropa que pueda ponerme, me tengo que desvestir antes de convertirme, y él me deja la ropa cuando quiero ser humano otra vez.

— El agua se está terminando— le digo, abrochándome la camisa mientras regreso al lugar donde está encendiendo la fogata. El bosque se ha vuelto frio, cada vez el sol está más lejos de nosotros.

— lo sé, nos encontraremos con un rio mañana. Podremos asearnos también— la idea de meterme en un rio con el agua helada no me entusiasma— ¿has comido?

— sí.

— debe ser asqueroso comer carne cruda— no lo dice con mala intención, ni siquiera parece darse cuenta de que me lo dijo— espero llegar mañana por la mañana, pasando el rio ya no queda mucho— me siento, reclinándome en un árbol.

— ¿Por qué traes tan pocas cosas en un camino largo?

— porque tu no quisiste conseguir las cosas de la lista. Tendré que conseguirlas en otro lugar. A Vahard no le va a gustar... pero no importa.

— ¿Quién es Vahard?

— dejare que te lo diga él mismo.

— ¿estás seguro de que no soy un prisionero?

— no te estoy obligando a seguirme, puedes irte, o quedarte o lo que quieras— Zachelle ha hablado mucho estos días, y no me parece que sea de esas personas que todos dicen que son los miembros de la Fortaleza: salvajes, agresivos, groseros, malos... también son mentirosos. Bien podría estar contando puras mentiras. Zachelle me parece alguien normal.

— ¿Dónde está la Fortaleza?— si queda solo al atravesar el bosque, entonces sí que tenemos un problema. Él se ríe, deja de pelar el ave que consiguió y me mira, divertido.

— Es genial ¿no crees? Todos piensan que la Fortaleza tiene que estar un lugar. Y ni siquiera es un lugar— no lo entiendo, y se ríe de mi. Desde esa primera comida, no me ofrece más, pero tampoco me dice nada si agarro algo. Dejo que se siga burlando y me pongo a mirar el bosque. Es grande, pero también tranquilo— no sé porque ustedes le temen a este bosque, no es tan malo, el único peligro que hay es el de perderse.

— siempre estamos perdidos.

— Que profundo— se ríe de nuevo— pero de no ser por ti yo tampoco hubiera encontrado el camino. Ser un lobo tiene sus lados buenos.

— tú no eres como yo ¿Cuál es tu poder?

— te lo diré cuando lleguemos... si es que llegas.

Tal y como dijo, encontramos el rio por la mañana. Está haciendo mucho frio para pensar en asearse, pero él lo hace. Yo solo me lavo las manos y la cara e intento lavarme un poco el cabello. Hay un olor diferente en este lugar, tengo que mirar alrededor para darme cuenta de que es lo que encuentro distinto: estoy muy lejos del lugar que conozco. Aquí ya no están los olores frescos del bosque mezclados con los característicos de la ciudad, aquí solo hay naturaleza.

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