Nunca tuve problemas con la privacidad de la casa, visite algunas casas donde la cocina era una habitación cerrada donde nadie podía ver qué pasaba a menos que entraras, la cocina de mi casa está junto al comedor y puedes ver la sala también, lo que también significa que puedes ver la cocina desde la sala. Digo todo esto porque ahora Virginia no nos deja de mirar desde la sala.
— Es una persona, no una exhibición.
— Es casi como una, no dejas de recordarme que yo le maté.
— No se te ocurra matarlo esta vez.
— Idiota, la comida se va a quemar si sigues con tonterías— he dejado a Laith en la cocina para hablar con ella a susurros.
— Deja de mirarnos— vuelvo a la cocina, Laith me mira, veo la pregunta en sus ojos y solo me encojo de hombros— no es tan serio como parece, si te incomoda puedo llevarte a tu casa, no te sientas obligado a quedarte.
— No me incomoda, aun. No son los problemas que esperaba tener al salir contigo ¿hay algo que me estés ocultando?
— Ahora que lo mencionas, quizá deba hablar con mi madre antes de que te vea. Ella es... mucho más sensible con este tema.
— ¿Qué tema?
— corta con más cuidado esas papas, más gruesas... Cuando era niño le decía algunas cosas a mi madre, a todos en realidad, les ponía nervioso que hablara sobre eso y que yo tuviera razón, no soy vidente— añado sonriendo.
— ¿entonces?
— Termina con esas papas y te cuento más— escucho los golpes del cuchillo más rápido. El horno está listo, y meto con cuidado la comida que está casi lista.
— Entiendo que todos tenemos cosas que son difíciles de contar, y no nos conocemos lo suficiente para que me lo cuentes...
— No es por eso. Y nunca te oculte que te ocultaba algo. Es solo que soy yo el que necesita tiempo para aceptar lo que está pasando— Suena el timbre de la casa, y Virginia se levanta a abrir, escucho la voz de Evelyn en la puerta saludando a mi hermana— ah, llego. Ojala hiciera algo más que sentarse en el sofá y ver televisión mientras los demás trabajan.
— Me echas de la cocina porque nunca hago lo que dices— apenas nos voltea a ver antes de irse a sentar y encender la televisión— no te preocupes por estar allá, Laith, pronto te dirá que no haces las cosas como deben hacerse y mejor esperes mientras él cocina. No te preocupes, que su comida es buena.
— Gracias por el dato, las acompañare en unos momentos entonces.
— No creas solo lo que dicen. No soy un experto en comida, pero hasta yo sé que las cosas no pueden quedarse crudas o quemadas— Las miro, con ganas de arrojarles los cubiertos que tengo a la mano— Solo quieren hacerme quedar mal.
— No ocupamos hacerlo, tú mismo lo haces por tu cuenta.
— Evelyn— ellas se ríen, incluso Laith se ríe. El ambiente es mucho más alegre y relajado después de esas bromas. Las chicas no entran a la cocina, y Laith es mejor ayudante de lo que el mismo dijo. Escuchamos la puerta del garaje abrirse, sé que mi mamá llego, tan puntual como siempre. Me dan ganas de vomitar.
— Everett, ve. Yo me encargo aquí— Virginia aparece en la cocina cuando me ve mirar con pánico la puerta. Me muevo hacia la puerta y salgo, cerrando la puerta, las luces del carro me dejan ciego hasta que los apaga.
— ¿Qué hicieron ahora?
— Nada, ¿No puedo solo venir a recibirte?
— Me recibían cada que rompían algo o hacían alguna travesura— sonrió con los recuerdos de esas veces— ¿No estás haciendo la cena?
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RE-
RomanceEn un mundo opresivo, donde todo lo que queda es resignarse, para Rahn el principal problema es el aburrimiento y su consuelo son sus pensamientos de libertad, el sueño de poder hacer lo que quiera sin recibir órdenes como ha hecho toda su vida. Su...