19.- Marrón

39 10 64
                                    

No puedo mirar otra cosa más que el piso y mis zapatos. Everett está sentado a mi lado todavía, pero hay un espacio entre nosotros. Y mi tía esta frente a nosotros, de pie y aun con los brazos cruzados. No puedo hablar, ni siquiera puedo pensar en nada más que en lo desgastados que están mis zapatos deportivos.

— ¿Y bien? ¿Acaso se han mordido las lenguas?— quiero ponerme a gritar de pura frustración, pasamos tanto tiempo sin tocarnos, y ella no debería llegar a casa hasta mucho más tarde ¡Si hubiera sabido que estaría en casa o que iba a llegar temprano no nos encontraría en esa situación! Everett tampoco luce muy bien que digamos, le pude ver unos momentos mientras nos arreglamos la ropa. Y ahora Irisa espera que hablemos de lo que vio, pero eso habla por sí solo, no sé qué es lo que espera— ¿Laith?

—...— ¿Qué debo decir? No hay forma de mentir, pero la verdad es algo que he ocultado con cuidado y aunque he querido decirla, es imposible para mí ahora. No puedo hablar, yo no lo sé... yo...

— Me gusta Laith, y quiero salir con él. Creo que insistí mucho con eso— eso no es del todo cierto, ¿Acaso intenta mentir? Es imposible mentir— él realmente no...

— Everett, basta. No importa— él me mira, no sé si es mi imaginación o realmente me está viendo como preguntándome si está bien decirlo. Él de verdad va a inventar algo para intentar remediar esto pero no hay mucho que remediar— A—a mí me... gustan los chicos. Soy gay. Mis padres no lo saben, nadie lo sabe.

— Laith...— Everett me está mirando, mas sorprendido ahora.

— estoy cansado de mentirle a todos. Es suficiente, nunca seré feliz si sigo así. Tía, solo te pido que me dejes decirle a mis padres sobre esto a mí, es algo que yo debo decir— Se siente bien por fin decirlo. Irisa me sigue mirando.

— ¿Estas completamente seguro de eso?

— Muy seguro— ella suspira.

— ¿Qué hay de Audrey? ¿Al menos se lo dijiste?

— Ella no lo sabe tampoco...

— Ilkad, él tiene que...

— Su nombre es Irisa.

— Cierto, lo olvide. Irisa, debes escuchar a Laith antes de seguir preguntándole cosas que solo van a malentenderse por separado. ¿Quieres que me quede?—ahora los dos me miran. Quisiera que se quedara, pero esto es un asunto solo mío.

— otro día deberíamos hablar los tres, por ahora... tú mismo dijiste que tengo que explicarle a irisa muchas cosas— Everett solo asiente y se levanta. Me levanto también, pero me quedo dudando sobre acompañarlo o no. irisa no me está viendo, así que me decido y le alcanzo antes de que llegue a la puerta.

— ¿estarás bien?

— no sé, quizá hablar con alguien más me ayude a tener más confianza para seguir con lo que yo quiero. No pongas esa cara, está bien, tenía que decirles en algún momento. Por eso es que estoy aquí ¿Recuerdas?

— como olvidarme de eso.

— aunque si me echa de casa ¿Podrías ayudarme a conseguir donde quedarme?— Aunque intento bromear, no logro darle a mis palabras el tono de humor que debería. Everett sonríe y solo pone los ojos en blanco.

— Nos vemos en la escuela— no se acerca ni hace otro intento de despedirse. El auto de Irisa está en la calle, y no en el lugar donde estaciona porque allí está la motocicleta de Everett. La hubiéramos escuchado si no estuviera allí, ella tampoco debió llegar tan temprano. Everett solo se aleja en la moto.

Explicarle a mi tía todo lo que he ocultado no es tan complicado cuando ya no tienes que esconder nada, no hay forma de poner una excusa y eso me ayuda a hablar mejor de todo. Irisa no me interrumpe en todo el tiempo que hablo. También estoy alerta por si se le ocurre ir al teléfono. Termino de hablar, siento la boca seca y un leve dolor de cabeza.

RE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora