13.-Verde esmeralda

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El silencio en el auto de Evelyn ya es incomodo. Ni siquiera es capaz de encender el radio o poner su reproductor de música. No hemos dicho nada desde que nos levantamos de la mesa y usamos las escaleras eléctricas del otro extremo de la zona para llegar hasta el estacionamiento y pagar la cuota antes de irnos. No tengo intención de manejar mi motocicleta y Evelyn no me dejara conducirla, la lleve a la zona de bodegas donde pueden vigilarla los guardias.

El auto en si no es de Evelyn, sino de sus padres pero como ellos no lo usan mas prácticamente ahora es de ella y no lo estaría usando hoy si yo hubiera ido por ella en mi motocicleta antes de ir al centro comercial. El auto se detiene frente a mi casa pero no nos movemos.

— Everett... ¿Cómo estás?— me gustaría responder que estoy bien, que no ha sido nada y seguir mi vida como hasta ahora pero la realidad es que no sé como estoy todavía, siento una mezcla extraña de emociones que no puedo identificar, como tomar un licuado con muchas frutas y te pidan que digas de que frutas está hecho.

— No haber corrido tras él, me siento idiota por no hacerlo— En una parte de mi estaba dispuesto a hacerlo, pero también tenía miedo. No me moví hasta que le deje de ver, y luego solo pude terminar rápido lo que restaba de la comida y levantarme para irme de allí, agradeciendo que Daphne nos diera la tarde libre y no tener que inventar una escusa para irme sin decirle nada— pero ¿y si me odia?— ha pasado mucho tiempo, tarde mucho en encontrarlo ¿me odiara por eso? pero yo realmente...

— ¿Por qué lo haría? Yo también estoy sorprendida de que no corrieras tras él. Con eso de que solo hablas de él... pero ¿De verdad crees que se parece?

— Tú misma le viste.

— te pusiste pálido, creí que ibas a enfermarte allí mismo.

— Solo estaba sorprendido.

— ¿Qué harás?

— Si lo que quieres saber es si saldré corriendo en cualquier momento a buscarle por todo el centro comercial y cuando no le encuentre por toda la ciudad al punto de poner dibujos con su rostro en las tiendas, la respuesta es que no lo hare— la hago sonreír con eso, pero no es una broma porque en serio se me cruzo por la cabeza hacer eso y ahora estoy comenzando a molestarme conmigo mismo por no haberme acercado o algo. Ya no podre encontrarle porque coincidencias como esa no pasan dos veces en la vida. Ah, voy a llorar.

— Me alegra escuchar eso, Eve...

— Estoy cansado. Mañana tengo clases con el grupo de trece años— aun es muy temprano, pero estoy agotado. Quiero ir a dormir y olvidarme de todo hasta mañana. Sé que posiblemente no hare ninguna de las dos. Abro la puerta y bajo un pie antes de volver a girarme para hablar con Evelyn— No le cuentes a nadie lo que vimos— Por nadie me refiero a mi familia porque son los únicos que conocen mi obsesión por Zachelle. – todavía no, no quiero molestarles más con eso.

— está bien. Pero si te comportas extraño mucho tiempo se los diré— ah, ella no lo entiende.

— Bien— ahora si bajo del auto al mismo tiempo que ella lo vuelve a encender. Cierro la puerta y me despido diciendo adiós con la mano. Arrastro los pies hasta la puerta, y no me molesto en avisar que he regresado. Subo las escaleras y me encierro en mi habitación, cuando veo mi mano en la perilla de la puerta noto que estoy temblando. Suspiro y me dejo caer en la cama.

He pasado toda la vida hablando de él, cuando era más pequeño hablaba como si algún día él fuera a venir, aunque mis padres me decían que no era real, hable tanto sobre Zachelle y esas otras personas que termine visitando a varios psicólogos, la gran mayoría solo decía que mi imaginación era muy activa y me convenía tener actividades extras para disminuir esas historias, debido a eso aprendí a nadar, jugar baloncesto y también tuve clases de capoeira. No funciono, algunos otros pasaban largas horas haciéndome hablar de todo eso ¿Acaso es tan difícil creerme cuando digo que conocí a esas personas cuando era otra persona? Mi madre termino por llamar a un instituto de investigación paranormal o algo así, no tenia edad ni interés para saber que era ese lugar. Cuando comenzaron a decir que podría ser obra de algún ente demoniaco no quise saber más del asunto, y comencé a guárdame esas historias y dibujos para mí. Me sentí mal por engañar a mis padres y hacerles creer que había parado, incluso guarde los dibujos que hacía desde niño y fingí que todo estaba bien. No lo hice tan bien, pero al menos basto para que mi madre se olvidara de ese lugar.

RE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora