Cuando te tuve

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Y la miel se desliza por tu cuerpo, bañando desde la cúspide de todo tú, una montaña, hasta el borde de ti, terreno de amor y odio. Tu perfección no es ángulosa, tú eres perfecto porque yo te veo así. Porque el color arena que te viste, príncipe constelado, le va perfecto al color canela que viste mi cuerpo. Porque tú, luciérnaga por cuyos ojos se escapa la luz, eres perfecto para mis ojos, eternamente condenados a la pena. Porque en tu cabecita de chocolate, que apunta siempre al suelo, mi imagen se vería excelente, mientras el amor se extiende sobre ti. Porque cuando nuestras miradas puedan tocarse, sin temer al reflejo en nuestro retrovisor, un cielo distinto se alzará sobre nosotros. Ya lo verás, dejarás de oír el ruido de las olas conversando, y en el espacio en donde estemos, se alzará una nube bajo tú y yo. Y descubrirás que el amor viene de dentro de ti, de dentro de mí, sólo para ti.
Pero ese momento, nunca llegó. Porque, en ti, este amor nunca habitó.

Memorias de una poetisa enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora