Si me lo pidiera, tomaría una escalera y la apuntaría al cielo, tomaría de la mano y me lo llevaría rumbo al firmamento, ahí donde nos robaríamos todas las estrellas como un par de chiquillos enamorados. Y es que eso somos.
Le dibujaría el rostro con las cenizas del sol, y dejaría que la luz de la luna bañe su cabeza. Contaría cada pedacito de estrella que gobierna su piel, y mis manos se perderían en los senderos de su cabeza chocolatada.
Y si pudiera cambiarte mis ojos, si pudiera cubrirte tu piel con la mía, si pudiera regalarte algo más que una mirada harta de amor, si mis manos se fundieran con las tuyas, sentirías lo especial que es cada terreno de tu cuerpo para mí.
Y es que tú, mi tierno niño enojado, te mereces cada pétalo del sol que exista, para vestirte la cabeza en una corona de oro. Te mereces ser el dueño del cielo que gobierna el mundo, aunque tu presencia domina las estrellas flotantes que me acompañan a donde quiera que voy. Te mereces todas las sonrisas del mundo, como un cofre del tesoro que dejaré en tu ventana. Te mereces eso que Dios tiene para ti.
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Memorias de una poetisa enamorada
PoezjaAdéntrate en un viaje por los sentimientos, hechos letras, de una poetisa enamorada. Espero que disfrutes de estos escritos y te identifiques con todo el amor que está impreso en ellos.