Escrito 12: Lo que ví en sus ojos

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"Tu actitud malogra tanta belleza". Pensé en cuanto se encogió de hombros. Y ví, detrás de sus ojos, un lienzo en blanco. Nada interesante. Nada sobre que escribir. No ví ni el cimiento de lo que podría ser un poema. Simplemente todo muy superficial, en sus ojos no había nada fuerte, sólo un chico más del montón.
Y yo que quería ir más allá de su belleza, yo que pensaba haber encontrado a un Da Vinci dentro suyo, tan bello e interesante en su interior.
Pero sólo es bello en la coraza, pues la tiene todos cubierta de escarcha y adornos de oro. Una joya de belleza varonil.
Pero no hay inteligencia, no hay luz, no hay inocencia siquiera, no hay ternura. No hay bondad, ni siquiera maldad. Simplemente, un trozo de pan blanco. Una casa sin barniz. Un trozo de papel blanco, como su piel, sin ninguna palabra recién bajada del corazón del poeta. Y, dejando escapar mis palabras en forma de un suspiro, miré por última vez a esos ojos tan vacíos, y ningún verso logró brotar de los confines de mi mente. Asentí con la cabeza, la decepción me había cocido los labios y evaporado la voz, pero seguía admirándolo con locura en mi corazón.

Memorias de una poetisa enamoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora