Me quedé pensando en Chan, por segunda vez se quedó a esperarme fuera del café mientras que sus amigos estaban a unos metros mirando la vitrina de una tienda de juegos. Me había dicho que estaba ansioso por salir conmigo y que esperaba que pasemos una tarde si divertida, y eso realmente me revolvió el estómago pero de una manera buena, había despertado mis mariposas, como acostumbra a hacer siempre, con sus ojos y su maravillosa sonrisa.
Y finalmente era hoy, cambie mi ropa antes de salir de la universidad, pero no sin antes obtener la aprobación de Félix sobre mi ropa y su promesa de no seguirnos hasta el fin del mundo.
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Estaba realmente nerviosa, esperaba que los temas de conversación no se terminaran y deseaba no decir algo estúpido debido a los nervios. Félix me repetia que sea yo misma, pero supongo que decirlo es más fácil.
17:15
Bien, quizás solo se retrasó por el tránsito y ya, en estos horarios siempre se complica un poco porque muchos estudiantes transitan por las calles.
17: 38
- ¿Aún no ha llegado? - Preguntó Félix a través del teléfono.
- No...
- Ese bastardo... - Dijo con tono molesto.
- No lo llames así, quizás ocurrió le algo.
- Si hubiera pasado algo malo, el te hubiera dicho que no asistiría por ese problema.
- ¿Se habrá olvidado? - Dije con un sentimiento de tristeza invadiendome.
- Lamento no estar allí pequeña
- Está bien, debías acompañar a tu madre al hospital. - Dije para que no se preocupara. - Voy a quedarme unos minutos más.
- Está bien. - Suspiró. - Avísame como resulta todo.
- Lo haré, bye Félix.
- Bye Honey. - Dijo dulcemente y colgó la llamada.
18:23
Bien, ya es hora de que me vaya. Quizás no era tan serio como lo pensaba, además, Félix tenía razón, si Chan no podía venir por alguna razón, me hubiera dicho, quizás simplemente se le olvidó. Guardé mi teléfono en mi bolso, y en ese momento deseé entrar de vuelta a la universidad para cambiarme de ropa, estaría más cómoda, pero deseaba aún más irme de ese lugar.
Realmente estaba emocionada por esa cita, los nervios que sentí, incluso fueron agradables, ya que eran debidos a el, a que lo vería. Pero supongo que ya podré tener otras citas.
Me puse de pie, la banca de madera en donde había estado sentada por más de una hora se veía más incómoda que antes, ya que me había dejado las pompis cuadradas, la próxima vez que me dejen plantada buscaré un lugar más cómodo.
