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Dedicado a droguitac

∆∆∆

Minho se había ofrecido para acompañarme a casa, me había negado rotundamente ya que estaba lloviendo pero al final me dijo que me gustara o no, me acompañaría.
Así que tomamos el autobús hacia mi casa.

Había parado de llover un poco en cuento bajamos del transporte, ahora solo había una llovizna ligera.
Eran las ocho de la noche, aún había mucha gente por las calles. 
Caminaba con mucha tranquilidad a su lado, no me di cuenta que iba en mi mundo hasta que sentí un ligero peso en mis hombros. Tampoco me había dado cuenta de que estaba abrazándome a mi misma porque tenía frío.

Realmente tenía frío.

- La necesitas más que yo.

Escribió con velocidad en una hoja nueva, ya que a la anterior la habíamos llenado por completo.
Era una sudadera impermeable, por lo cual el interior tenía el calor del cuerpo del castaño, y vaya que me había abrigado.

Le agradecí con un gesto y seguimos cambiando, solo faltaba una calle para llegar.
Y esa calle se me hizo muy corta cuando llegamos al edificio.
Cuando me di vuelta para despedirme, note que Minho tenía la nariz roja, el cabello mojado y su ropa mojada. Y un sentimiento de culpa me invadió, por aceptar su sudadera. Así que tome mi teléfono y le envié un mensaje para que no saque la libreta de su mochila.

-¿Quieres pasar un momento para secarte? Te preparo un café si quieres 😊

- No gracias, no voy a quitarte más tiempo...

Lo miré a los ojos con un gesto de "¿es broma?" Y el me sonrió apenado, y sin esperar más, porque ambos seguíamos mojandonos, lo tomé de la muñeca y lo arrastré hacia adentro. Una vez en el elevador, toqué el botón que correspondía a mi piso y luego de que las puertas cerraran, solté al castaño, por si se le ocurría irse.

Apenas entré a mi departamento, corrí hacia mi habitación para llevarle un par de toallas a Minho para que se secara, cuando se las entregué me agradeció, le sonreí y me fui a la cocina para prepararle algo caliente para beber.

Un chocolate caliente estaría bien.

Mientras lo preparaba, escuché como el chico de ojos bonitos entraba a la cocina, pero me gire para verlo cuando tocó mi hombro y me entregó su libreta.

- Deberías cambiarte de ropa
Te vas a enfermar :(

- Lo olvidé

Le respondí y el sonrió divertido, le hice una seña para que me esperara y asintió.
Entre a mi cuarto y cuando me vio en el espejo me di cuenta de que estaba un poco nerviosa. Por primera vez estaba nerviosa por estar cerca de Minho.
Abrí mi closet y luego me cambié, y cuando iba a cerrarlo, ví la ropa que le había robado a mi padre antes de venir a Corea.
Minho seguramente sigue teniendo frío.
Tomé una camisa negra de manga larga y una sudadera azul, luego tomé un papel de mi escritorio y escribí.

- Usa esto, eran de mi padre, se las quité antes de venir aquí
Úsalo, así no tendrás frío.
Lavare tu sudadera y te la devolveré cuando nos veamos de nuevo.

Así que salí de mi cuarto y fui a la cocina a buscarlo. Estaba sentado en una de las sillas altas para la mesada, miraba sus manos y las frotaba un poco para calentarlas, su cabello ya no chorreaba agua como antes y su nariz no estaba tan roja. Con un dedo toqué su hombro y el giro a verme, le entregué la ropa y la nota.
Con un sonrojo en sus mejillas comenzó a negar con la cabeza, y quiso devolverme la ropa. Hice su mismo gesto y le insistí, pero se seguía negando.
De verdad no quería que pasara frío por mi culpa, asique hice mi mejor cara de perrito triste y lo mire a los ojos.
Se quedó mirandome por unos segundos, pero claro está que yo no iba a dar mi brazo a torcer. Mordió su labio inferior nervioso y aceptó, por lo que yo sonreí triunfante y le señale el baño para que pudiera cambiarse, luego él se paró dudoso y se dirigió al lugar indicado.

Escuché como Minho volvía mientras servía el chocolate en ambas tazas, luego escuché como se volvía a sentar.
Cuando gire sobre mis talones para darle una de las tazas, me quedé estática.

La ropa le quedaba dos o tres tallas más grande, lo que hacía que se viera tierno, su cabello estaba algo despeinado y eso hacía que se viera más atractivo que antes. Se encontraba mirando la pared a su derecha, la cual te iba fotos de mi familia. Cuando se percató de que me estaba acercando, dirigió su vista hacia a mí y le extendi una taza, él me agradeció asintiendo con la cabeza y la tomó con ambas manos.

Yo me quedé parada frente a él, me había quedado inmóvil ante el, y él no había hecho nada.

Cielos.

Estás cayendo Hatsu Himura.

Estás cayendo por el.

I'm Deaf // Lee Minho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora