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Dedicado a Tatxs_mar

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Dinero para el pasaje: %33

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- Hay una tormenta afuera. - Dijo Minho mirando por la ventana con un gesto de preocupación en su rostro

- Oh no... - Agregó su madre acercándose a la ventana también.

- Ya debería irme, antes de que empeore. - Dije tomando mi abrigo para salir de la casa.

- No creo que sea buena idea. - Dijo el señor Lee dudando.

- Yo la llevaré. - Minho también tomó su abrigo para poder salir.

- Claro que no. - Negó la mayor. - Puedes pasar aquí la noche Hatt.

- Está bien, no quiero causarles más molestias. - Sonreí mientras me negaba gentilmente.

- No molestas cariño, pero es peligroso que salgan así, además no creo que haya taxis a esta hora y no podemos sacar el auto por la nieve.

Demonios.

Tenían razón.

No podía salir con una tormenta, además si lo hiciera, sería muy peligrosos por el asfalto mojado.

- Sabes que puedes sentirte como en tu casa, cariño. - Volvió a hablar la mayor.

- ¿Noche de películas? - Dijo Minho a mi lado, insinuando que no podía negarme.

- Solo no hagan ruido, nosotros iremos a dormir, mañana debemos ir a la casa de mis padres. - Ordenó el señor Lee mientras se alejaba.

- Está bien, no se preocupen. - Le respondió su hijo. - Tengo un regalo para ti. - Dijo cuando sus padres se fuero. Se acercó al árbol de navidad, en dónde tomó una caja que estaba escondida detrás de unas ramas y adornos. - Una vez ví que mirabas mucho uno de estos cuando fuimos a una librería, así que creo que te gustaría tener uno. - Terminó de hablar y me entregó la caja.

Lo mire extrañada porque no tenía la más mínima idea de que podría ser. Era pesada, lo cual me desconcertaba aún más.
Al sacar la tapa de la caja, pude ver tres libros.

- Quizás no sólo uno, quizás los tres. - Siguió habla del el castaño.

- Debe ser una broma. - Dije al ver de qué libros se trataba.

Los tres libros eran los tres tomos de una de mis películas favoritas.

Your name

- No lo se, me pareció buena idea, pensé que te gustaría tenerlos, sé que no es mucho pero cuando los vi pensé en ti y...

La vergüenza había desaparecido de mi cuerpo por completo, lo que me había permitido saltar sobre el y abrazarlo por el cuello.

- Es el mejor regalo del mundo. - Le susurré.

Minho se separó de mi, dejando sus manos en mi cintura.
Sus ojos brillaban como siempre y una sonrisa se escapada por sus labios.

Sin duda era la persona más preciosa que había visto en mi vida. Jamás había visto que una mirada comunicara tanto como la de él.
Con una mano peine los mechones que caían por su frente, ya que no me permitían ver con claridad sus ojos, y cuando los pude ver, le sonreí.

- Me gustas. - Le dije en mi idioma.

Pero claro está, que el sabía perfectamente lo que había dicho, después de todo, él era un otaku.

Su sonrisa comenzó a ampliarse aún más, y antes de que dijera algo, me puse en puntas de pie y lo besé.

Se sentía como magia.
Ese tipo de magia que no quieres que desaparece aunque te ponga nervioso, no quieres dejar de sentir aquella sensación porque es producida por esa persona que hace que tu mundo sea color rosa y que veas todas las cosas como algo bueno.

Me separé de el luego de ser consciente que mis pies dolían por mis zapatos, pero aún así no me había alejado.

- Tu también me gustas Hatt. - Susurro débilmente. - Yo... Estoy enamorado de ti. - Dijo y se inclinó para volver a besarme, pero fue algo que no logró.

- Nosotros también tenemos un regalo para ti. - Habló la señora Lee mientras entraba en las sala nuevamente, por lo que Minho y yo nos separamos rápidamente.

- No era necesario, ya es suficiente con la cena y con que me dejen quedarme aquí hoy. - Le dije amable.

- Claro que no lo es, haz hecho mucho más de lo que piensas por esta familia.

- Mi esposa tiene razón, no sabíamos que una jovencita pudiera cambiar tanto la situación de alguien.

- Ten. - La madre de Minho me extendió un sobre blanco y extrañada lo tomé. - Ábrelo. - Sonrió.

Abrí el sobre y encontré lo que menos esperaba encontrar.

Dinero.

Mire extrañada a la familia Lee, quienes sonreían ampliamente.

- Que...

- Sabemos que fuiste tú la que donó el dinero y que no fue un error del hospital. - Dijo su madre con la voz temblorosa. - Tu nombre aparecía en el recibo, al igual que la cantidad.

- Yo... No puedo aceptar esto. - Dije cerrando el sobre. - N-no es n-necesario que...

- Claro que si. Haz hecho mucho por esta familia, no solo con el dinero, si no con todo lo demás. Nunca podremos devolverte todo lo que haz hecho, pero por favor, acéptalo.

Sentí como mis ojos comenzaron a cristalizarse ante sus palabras y ante el gesto que habían tenido conmigo.
Yo no había esperado que me devolvieran el dinero, había sido un regalo.

Un regalo para la persona que amaba y que amaría durante mucho tiempo.

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Dinero para el pasaje: %100

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I'm Deaf // Lee Minho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora