Y como había dicho Minho aquel día, si madre me invitó a cenar el 24 de diciembre. A pesar de que ya había visitado su casa varias veces, me seguía poniendo nerviosa estar ahí, después de todo, eran los padres del chico del que me enamoré. Incluso mi madre estaba emocionada por esa cena, ella estaba feliz por mi, pero me había dicho que le preocupaba el dolor que sufriría al separarme de el cuando volviera a Japón. Pero también me dijo que disfrute estar con el el resto de los días que me quedaban. Los cuales no eran muchos, ya que al no tener que gastar dinero en la universidad, podía juntar el dinero más rápido que antes.
Y aquí estaba, en el centro comercial, tratando de encontrar el regalo perfecto para Minho. No quería comprarle ropa, tampoco un perfume o algo por el estilo, era muy corriente. Quería regalarle algo que pudiera usar y que le gustara mucho.
Hasta que recordé que le gustaba hacer dibujos. Jisung me lo había comentado también. Así que me dirigí directo a la tienda en dónde vendían lápices profesionales y todo tipo de cosas por el estilo.
Decidí comprarle una caja en la cual había varios tipos de lápices para dibujar y sombrear, y además escogí un cuaderno con muchísimas hojas blancas, el vendedor me había dicho que era el mejor tipo de papel, ya que era fácil dibujar en el por su textura lisa y no quedaban marcas al borrar algún error. En la misma tienda, compre una pluma fina para su padre, así podría usar un bolígrafo con clase en el trabajo. Había pensado que no quería llegar con solo un regalo para Minho, después de todo, sus padres me habían invitado. Para su madre ya tenía un regalo, era un brazalete, del mismo color que el bolígrafo, lo cual, a mi parecer, era bonito, ambos tendrías algo del mismo color.
Claro está que también tenía regalos para mis amigos. Para Félix tenía un gorro de conejo que yo misma había hecho. Había comprado un nuevo micrófono para Seungmin, ya que me había dicho que el suyo se había roto. A Sakura un collar con su inicial y un brazalete con la inicial de Yuta. Y por último, un peluche mediano de un canguro para Chan.
Había gastado mucho dinero, pero aún así estaba feliz por poder darle un regalo a cada uno de ellos, de todos modos, podría recuperar ese dinero pronto.
Había llegado a mi casa agotada y con varias bolsas en mis manos. Dejé todo sobre el sofá y me dirigí a mi cuarto para buscar algún ojalá para poder irme a duchar.
Y apenas salí del baño, por mi mente pasó algo.
No tenía vestido.
¿Que iba a ponerme para ir a cenar con los padres de Minho?
Y mi respuesta fue inmediata.
Félix.
Así que lo llamé. Él había sido mi fiel compañero de compras cuando lo necesitaba, al igual que yo, lo acompañaba cuando necesitaba mi alguna opinión sobre algo.
- Bien Honey, iré a tu rescate. - Me respondió.
- ¿Que? ¿Ahora?
- Claro, no tengo nada más que hacer. Además podrás ayudarme a elegir algo para Sakura.
- Con que Sakura ¿Eh?
- Si, ya déjame en paz, o irás a buscar algún trapo para ponerte tu sola.
- Ya ya, no te enojes. - Rei. - ¿En dónde nos vemos?
- Pasaré por ti en taxi, hace frío para tomar un autobús.
- Estoy de acuerdo.
- Nos vemos en media hora Hatt.
- Bye Félix.
Me daba algo de pereza tener que regresar al centro comercial, pero por otro lado, ya no tendría el peso de los regalos sobre mi, lo cual era un alivio.
Cepille mi cabello y lo seque, también me había maquillado un poco para que no se notara mi cansancio y me volví a abrigar. Sin duda, dormiría como un bebé por la noche.
- Ya, pruebate este. - Félix me pasó el quinto vestido en menos de cinco minutos.
- Eres peor que una mujer, ¿Lo sabías?
- Si, y por esa razón, sé que me amas. - Me sonrió. - Deja todo, este es el elegido. - Tomo un vestido que no habíamos visto antes. - ¿Como es que no lo ví?
- Una joven lo acaba de dejar, dijo que volvería por el si no encontraba algo en otra tienda. - Dijo la vendedora. - Era una chica muy maleducada.
- Pues hay que aprovechar esta oportunidad. - Dijo Félix para luego empujarme hacia el probador.
Sentí frío cuando me desvestir, demasiado, pero cuando me probé el vestido, me olvidé de aquello. Nunca me había gustado mucho usar vestido, pero este, este era la excepción.
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Salí del probador para tener la opinión de Félix, quién seguía mirando vestidos aún. La vendedora me sonrió cuando salí, lo que hizo que sintiera que me quedaba bien.
- ¿Félix? ¿Que te parece? - Le pregunté para llamar su atención.
- Lo llevamos. - Dijo luego de verme, por lo que la muchacha rió.
Pagué la mitad del vestido, ya que Félix me había dicho que ese era su regalo de navidad de su parte. La dependienta estaba guardando el vestido en una caja cuando otra chica llegó.
- Disculpa, vengo por el vestido de antes.
- Lo siento, alguien más se lo llevó.
- ¿Que? ¿Que idiota puso haberse llevado el vestido tan rápido?
- Si, es cierto. - Dijo Félix. - Pero... ¿Que idiota pudo haberlo dejado? Es un buen vestido. - Dijo entregando el dinero.
- Gracias por su compra. - Dijo la chica mientras nos entregaba la bolsa de cartón. Era muy evidente que tenía ganas de reírse por lo que Félix había dicho, además, el gesto de la otra chica había sido épico.
Al salir de la tienda, ambos comenzamos a reír por lo que había pasado. Sin duda iba a extrañar mucho tener a Félix a mi lado.
