I'm Deaf // Lee Minho

.43.

Dedicado a BangChansNose

∆∆∆

Minho pov.

El doctor había entrado a la habitación, había tardado un poco ya que estaba atendiendo a alguien más. Me había preguntado si podía oírlo, a lo que yo asentí, también preguntó si sentía algún dolor o alguna molestia. No sentía dolor, pero se sentía como si me estuviera haciendo presión de alguna forma.

- Quiero que me digas que es lo que sientes. - Me dijo el médico al ver que no respondía a su última pregunta.

- Anda cariño. - Dijo mi madres detrás del doctor. - Puedes decirle.

Suspiré profundo y asentí nuevamente.

- S-solo m-me molesta un p-poco.

Volví a ver a mi madre y a mi padre, ambos se tomaban de las manos mientras que ella soltaba un par de lágrimas.
El doctor inspeccionó mi garganta también.

- Todo está bien Minho, eres un chico fuerte, no tengas miedo de hablar, tu garganta está bien. - Dijo alentándome. - Pero no podrás gritar los goles de tu equipo favorito por un tiempo, no te exijas mucho, solo habla en un tono normal por un tiempo, de lo contrario, podría afectarte, tus cuerdas vocales deben fortalecerse.

- E-esta bien - Respondí.

- Bien, nada de audífonos por cuatro meses como mínimo, ¿Entendido? - Mi madre y yo asentimos. - Bien, tus amigos están allá afuera, déjame decirte que eres muy afortunado, eres el primer paciente que tiene tantas visitas, incluso durmieron aquí.

- ¿Pasaron la noche aquí? - Pregunté sorprendido.

- ¿Lo ves? Ya hablas mejor. - Rió el doctor. - Los dos muchachos iban y volvían, pero tú amiga, se quedó aquí ambas noches. Debe quererte mucho como para soportar dormir aquí. - Y la imaginé.

Visualize su sonrisa, sus ojos y su cabello.

¿De verdad había pasado la noche aquí?

¿Para esperarme?

- Gracias doctor, estamos muy agradecidos con usted. - Aportó mi madre.

- Está bien, es un placer ayudarlos. Y tu hijo, cuídate. Seguramente te darán el alta en un par de días.

Luego de agradecerle nuevamente, se dirigió a la puerta.

- Ya pueden pasar, pero por favor, nada de ruidos fuertes ¿De acuerdo? Bien, pueden pasar.

La puerta se abrió aún más, dejando ver a tres personas.
Jisung, Félix y por último Hatt.

Los tres entraron como si fueran espías, no hicieron ni el más mínimo sonido. Incluso pude notar que estaban caminando en puntas de pie.

- Chicos, solo no pueden gritar. - Río mi madre.

- Lo siento. - Habló Jisung y se enderezó. - ¿Qué tal amigo?

Su voz no era tan gruesa como la esperaba, pero tampoco era demasiado aguda.

- E-estoy bien. - Dije despacio.

Las tres personas sonrieron abiertamente.

- Será extraño escucharte, pero creo que podré acostumbrarme. - Dijo el rubio. Supongo que había notado que me había sorprendido por su voz, era demasiado grave, no iba para nada con su rostro angelical.

Por último mire a Hatsu.
Sus ojos estaban brillando y sus labios estaban formando una sonrisa como siempre.
Levanté mis cejas, esperando a que ella dijera algo, y al parecer lo notó.

- Hola Minho. - Dijo al fin.

Si antes pensaba que era un ángel, ahora lo estaba confirmando.

- Hola. - Respondí suavemente.

Su sonrisa se ensanchó aún más y no me di cuenta de lo que había pasado hasta que ella me rodeó con sus brazos. 

- Estás bien. - Afirmó susurrando.

No pude decirle nada porque sentía un gran nudo en mi garganta, solo moví mi cabeza asintiendo.

Al alejarse, dejo sus manos en mis mejillas mientras que las mías estaban en su cintura, ella me observó y peinó un poco mi cabello.

- Si quieren los dejamos solos. - Dijo bromeando Félix.

Dirigí mi vista hacia ellos y pude ver que Jisung sonreía apenado.
Me hizo sentir mal aquel gesto, pero... ¿Que podía hacer?

- Vamos, quizás quieran hablar. - Hablo Jisung mientras colocaba su mano en el hombro del rubio.

- Ten cuidado Lee, es mi mejor amiga.

- Ya basta Félix. - Rió Hatt.

Los dos chicos y mi madre salieron de la habitación, dejándome sólo con ella.

- ¿Te duele? - Acarició la piel de mi rostro.

- N-no, estoy bien. - Seguí mirándola. Me impresionaba el hecho de que la veía aún más bonita que antes.

- Oye... ¿Puedo llamarte MinMin? - Preguntó con sus mejillas sonrojadas.

- ¿MinMin?

- S-si no te gusta esta bien. Es que...

- Me encanta. - Dije con un poco más de confianza al hablar.

Así como lo hacíamos antes, nos miramos. Pero no solo era una simple visión, sino que nos comunicabamos. Podía ver todo de ella a través de sus ojos.

- ¿Podrías hacerme un favor?

- Claro que si. - Me respondió.

- ¿Podrías... Podrías cantar la canción que cantaste en el café? - Sus mejillas se tornaron rosadas. Estaba seguro que no había nada más tierno en el mundo.

- Está bien, pero recuestate otra vez, debes descansar. - Dijo y me ayudó a acomodarme. - Bien... No te vayas a reír si me equivoco. - Negué con la cabeza, listo para oírla.

Su voz...

Su voz era tan... Increíble.

No podía creer que estuviera perdiendome de tanto cuando no podía oír.
Ya había sido un regalo enorme poder por otra vez, pero que ella esté aquí, cantando solo para mí hacía que me sintiera el rey del mundo.

Volví a sentarme como pude en la cama y cuando ella terminó su canción, coloqué una mano en su nuca e hice que la distancia entre nosotros ya no exista.

Había valido la pena esperar tanto después de todo.