Dos semanas habían pasado desde que había comenzado las clases con Jisung, y había disfrutado mucho esas horas, ya que el hacía chistes de vez en cuando. El hacia que todo sea más entretenido así que queria aprender más y más. Había aprendido muchísimas cosas más por mi cuenta también, pero otras más complicadas gracias al chico de mejillas regordetas.
- ¿Entonces es hoy? - Me preguntó recogiendo sus libros.
- Así es, ¿Crees que le guste?
- Claro que si, a mí me encantaría que hagan algo así por mi. - Sonrió apenado.
- Ánimo senpai, algún día pasará.
- ¿Tú crees? - Me miró con brillo en sus ojos.
- Por supuesto que sí, ya lo verás. - Apreté su mejilla.
Tengo que resaltar, que Jisung y yo nos hicimos buenos amigos en estos días. Es un chico realmente divertido y simpático. Siempre que tiene la oportunidad dice algo gracioso y eso lo hace especial, porque sé que nunca se nos acabarán los temas de conversación y que nunca me aburriría a su lado.
- ¿Sabes que me duele que hagas eso verdad? - Dijo tocando su mejilla después de que saque mi mano.
- Si, lo sé, pero me gusta hacerlo. - Acerque mi mano de nuevo mientras reía y él se alejó gritando. - ¡Ya ven aqui! - Jisung volvió a paso lento, analizandome por si quería pellizcar su mejilla otra vez.
- Bien, iré a verte hoy entonces.
- De acuerdo, si algo sale mal, hazme recordar que sigue por favor. - Rei y el sonrió.
- Está bien, si llegas a olvidar algo estaré detrás de las personas para ayudarte. - Tomó mi mejilla y la apretó, luego abrió la puerta de mi departamento para irse.
- ¡No es justo! Tú tienes más fuerza que yo. - Hice un puchero mientras posaba mi mano sobre mi mejilla.
- Es cierto. - Lanzó unas carcajadas. - Déjame ver. - Quitó mi mano e inspeccionó la zona. - Pues quedó todo rojo. - Río más y yo lo seguí.
- Pues si me dolió senpai.
- Tengo el remedio para eso. - Dijo con la voz un poco más grave que antes y sujeto mi mentón, se acercó a mí y beso mi mejilla dulcemente. Despegó sus labios lentamente de mi piel y luego me miró. Sus mejillas estaban sonrojadas y sus ojos seguían brillando como antes.
- Yo ammm, y-ya tengo que irme. - Dijo alejándose de mi rápidamente y saliendo por la puerta sin darme la oportunidad de despedirme de el.
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Estaba sentada en la banca de la parada de autobús, estaba nerviosa, incluso, mi nerviosismo aumentaba más a medida que pasaban los minutos. Estaba recordando los momentos con Minho está semana, había ido a la cafetería un par de días, y el sábado pasado habíamos ido de compras, ya que el quería videojuegos y yo quería el segundo tomo de Vanilla & Coffe. Cómo todas las demás, había sido una tarde agradable, pero esta vez hubo algo diferente, porque ya había aclarado los sentimientos que tenía hacia el.
Y si.
Me gustaba.
Su sonrisa, su cabello, su forma de caminar, sus notas, la manera en que sus ojos brillaban cuando veía algo que le gustaba. Me gustaba todo de el.
Y hoy, le cantaría una canción, a su manera, para que pudiera entenderme. Si no podía oír la música, yo se la traduciría.
El autobús llegó, y luego de pagar mi boleto, tomé asiento junto a una anciana que iba leyendo un libro. Mire una vez más mi ropa, esperaba verme bonita hoy.
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Y como había dicho antes, mis nervios aumentaban. Con tan solo pensar que Minho iba a estar atento a lo que yo hiciera, mis mariposas en el estómago revoloteaban aún más que antes.
Seungmin también iba a cantar, pero lo que había preparado con Jisung era una canción a parte, iba a ser mi acto solamente. Claro está que le había pedido permiso a Seungmin para hacer esto, y aceptó diciéndome que era algo muy lindo de mi parte.
Y llegó la hora de bajar del autobús.
Entre a la cafetería, aún no había muchas personas pero ya estaba el ambiente listo, con las luces tenues y algunas velas en las mesas.
- ¡Llegaste! - Dijo mi amigo alegre.
- Si... - Dije suspirando y el me miro interrogante. - Estoy muy nerviosa.
- Solo relájate, ¡será genial! Ya has practicado frente a mi y suena fantástico, además parece que hablas lenguaje de señas hace mucho tiempo, tuviste un buen maestro.
- Así es, Jisung me enseñó muchísimas cosas estas semanas, lo aprecio mucho.
- ¡Yo también te aprecio! - Dijo alguien detrás de mi y luego dió unas palmadas en mi cabeza. Me di vueltata y estaba Jisung, y junto a él, Minho. - ¿Cómo están?
- B-bien. - Dije ante a la mirada del castaño con ojos brillantes, quien me sonreía. - ¿Y ustedes?
- Nosotros estamos bien, ¿Lista para el show? - Hablo mientras hacía señas con las manos para que Minho pudiera entender la charla.
- Nerviosa, como siempre. - Sonreí apenada y luego mire mis zapatos negros.
- Lo harás bien, tú tranquila. - Dijo Jisung con su típico tono simpático.
- Eso espero. - Miré a Minho y este sonrió aún más.
- Bien, iré a sentarme para que no nos roben la mesa.
- Yo iré a ver algo a la cocina. - Dijo Seungmin pícaro.
Y ambos desaparecieron, dejándome con el chico que movía mi mundo. De su bolsillo sacó una pequeña nota y me la entregó, lo mire con una sonrisa en mis labios y la leí.
Lo harás genial Hatt Aunque no pueda oírte, sé que tienes voz de ángel.
Mis ojos se humedecieron un poco ante eso, fue una de las cosas más bonitas que me habían dicho en mi vida, y era aún más especial porque provenia de el. El pareció notar mi mirada melancólica pero feliz y dió palmadas en mi cabeza, justo en dónde Jisung lo había hecho, pero Minho siguió con el tacto. Había tomado un mechón de mi cabello y lo acomodo con delicadeza detrás de mi oreja, luego tocó la punta de mi nariz con su dedo índice y sonrió. Imite su acción y su sonrisa se agrandó más.
