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Dedicado a lmsqueen

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Pov Minho

Esa semana había estado algo deprimido, había tenido muchas ganas de salir, de escuchar el sonido de las personas en la calle, los pájaros, alguna canción o la risa de mi madre otra vez. Me confirmaba con oír cualquier cosa.
No había tenido muchas ganas de salir aquella semana, porque cada vez que salgo, las personas son un recordatorio de mi discapacidad.
Y no es que sienta lástima por mi mismo, esa etapa ya había la pasado. Pero me da mucha pena que la gente me hable en la calle para preguntar algo y yo tengo que darles una nota o hacer señas para que sepan que no puedo escucharlos.

Si, me sentía mal.

Pero esta vez había algo diferente.

Y era ella.

Seguramente la hubiera conocido mucho antes si hubiera ido a la cafetería con mi padre anteriormente.
Esa vez, había ido obligado, ya que había estado tres días en cama porque realmente no quería ver a nadie, me sentía tan solo y tan insignificante que no quería salir de mi habitación.
Pero mi madre me arrastró hacia el baño para que me duchara para que salgamos a comprar unos cuadernos, ya que no tenía más hojas en el que ya tenía, el cual me servía para hablar con las personas.
Había salido de mi casa de muy mal humor, pero mi madre no le habia prestado atención a aquello para que se me pasara.
Ella me había dicho que iríamos a comprarlos y luego iríamos a desayunar a una cafetería a la que siempre iba mi padre antes de trabajar.
El fue primero para que no ocuparán su mesa de siempre, además así iba a pedir el desayuno para que esté listo para cuando llegáramos.

Había comprado tres cuadernos rojos y dos bolígrafos de respuesto. Y después de salir de la librería, caminamos hasta la cafetería para desayunar de una vez.

Deseaba que ambos comieran rápido para poder irme a mi casa otra vez. No tenía ni las más mínimas ganas de estar allí.

Pero algo hizo que cambiará de parecer en solo segundos.

Había visto a la persona más hermosa que había visto en mi vida. Ella nos había sonreído de la manera más sincera posible. No se veía falsa para nada, no como la mayoría de las personas que trabajan de lo mismo.
Había traído el desayuno decorado con flores amarillas y estaba delicioso. Ese día estuve todo ese tiempo observándola mientras mis padres conversaban entre ellos, y sabía que no había visto a alguien tan alegre y sincero desde hacía mucho tiempo.

Las próximas veces que fui, hice lo mismo, y mis padres se habían sorprendido porque yo había tomado la iniciativa para salir y desayunar allí, por lo que me cumplían ese capricho. También había ido con Jisung, quién también le dedicaba miradas de vez en cuando, pero supongo que lo hacía por lo que yo le había contado. El también me había dicho que ella cantaba muy bien, que tenía una voz preciosa. Pero eso ya lo sabía, con solo verla hablar podía sentir que tenía voz de ángel, y no necesitaba oírla para saberlo.

Y ahora, éramos amigos. Habíamos salido un par de veces y podía ver que no le molestaba la manera en la que nos comunicabamos, otros se cansaban de escribir tanto para hablar conmigo, y lo entiendo, pero ella esperaba pacientemente hasta que yo terminara, y luego me respondía con la misma cantidad de renglones que yo o incluso más.
Ya había comenzado a gustarme, y estoy seguro que fue desde la primera vez que la ví sonreír, y antes no creía en el amor a primera vista.
Todavía recuerdo que pude ver su sentimiento de culpa cuando supo que no podía escucharla, pero vamos, no era su culpa. Se había disculpado muchas veces con su cara sonrojada y con sus ojos cristalizados.

Y ahora estaba frente a ella, me había separado del abrazo y ella me miraba con una sonrisa plasmada en su rostro. Sus caricias fueron el gesto más gratificante que había recibido en mi vida, claro esta, después de mi madre.
Y por primera vez en mucho tiempo, me sentía tranquilo. Sentía que mi problema no era tan importante como antes, porque no era un impedimento para tener amigos junto a mi.
Le había dado la nota, la que había escrito en la servilleta, y sus ojos se humedecieron al leerla.

Sus ojos se posaron en los míos y de nuevo me sonrió.
Y seguíamos siendo el centro de atención del lugar, por lo que me puse un poco tímido al recordarlo, y al parecer ella estaba igual, ya que miró sus pies sonrojada. Luego de eso, tomó mi muñeca y me llevo hacia afuera, pero antes tomó su mochila, una vez afuera, se podían notar las estrellas brillar al igual que la blanca luna.
De su mochila saco un bulto y me lo entregó, era mi sudadera, y justo a ella una nota decorada con flores.

Espero que te haya gustado :)

Volví a mirarla, sus ojos se veían realmente bonitos gracias a la luz de la luna, y en ese momento, ese momento en el sonrió, supe que estaba perdido, y me alegraba de que sea culpa de ella, porque esa clase de sentimiento era agradable de sentir.
Y no resisiti.
Con mi mano libre toque su cabello, seguí con el tacto hasta llegar a su rostro, tomé su mentón y pose mis labios sobre su frente. Luego de eso, y sin despegar mi mano de su piel, asentí y le sonreí. Sus mejillas estaban sonrojadas notablemente, pero seguía mirándome con una sonrisa, por lo que volví a abrazarla. Enseguida me rodeó con su brazos como antes, y volvió a acariciar mi cabello.
Y en ese momento supe que estaba en paz, que no necesitaba nada más en mi vida.
Solo con ver su sonrisa me bastaba, y era feliz con eso.

I'm Deaf // Lee Minho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora