Extrañaba tanto mi hogar y a mi familia que quería ir ya mismo a verlos.
Pero había algo que me lo impedía.
Y era el.
Lee Minho.
El chico castaño y ojos café.
Durante este tiempo estuvimos saliendo casi todos los sábados. Él era muy detallista conmigo, era muy atento, caballero y siempre hacia que una tarde normal se convierta en una tarde inolvidable. Y no, no habíamos vuelto a besarnos desde aquella vez. Habíamos llenado muchísimos cuadernos con nuestras conversaciones y me sorprendía de lo rápido que sus hojas se llenaban con nuestras palabras. Incluso tenía cuadernos reservados para mi, y a veces yo compraba un par para que no sea mucho gasto para el, porque después de todo, yo también usaba aquellas hojas.
Hoy hablaría con el en lenguaje de señas, Jisung dijo que ya estaba calificada para entablar una conversación con alguien que se comunicara de esa manera. Esperaba con todas mis fuerzas que fuera cierto, ya que no quería decir algo sin sentido.
Estaba secandome las manos cuando Félix se acercó a mí del otro lado del mostrador.
- ¿Crees que le gusto?
- Te he dicho que estoy muy segura
- ¿Lo juras?
- Lo juro Félix. - Dije entre dientes.
- Okay, te creo. - Dijo satisfecho. - Te está esperando afuera. - Dijo con un tono pícaro.
- Y-ya lo sé
- Uy uy qué se me pone colorada mi niña. - Dijo apoyando su cabeza en su mano.
- Tu te pones igual cuando piensas en Sakura.
- E-eso no es c-cierto.
- Claro que lo es, hasta Yuta lo sabe
- ¡Claro que no!
- ¡Claro que sí! - Se escuchó la voz de Yuta desde la cocina.
- Te lo dije. - Reí.
- Me gusta imaginar que no.
- ¿Cuando la invitarás a salir?
- ¿Sa-salir?
- Claro, salir a comer, a un arcade, dar un paseo...
- Pe-pero aún no hablo japonés fluido. - Cabe resaltar, que Félix había estado aprendiendo a hablar Japonés, tanto por internet como por clases que le he dado.
- ¿Y que hay con eso? Si te quieres comunicar, encontrarás la forma.
- ¿Cómo Minho y tú?
- Lee Felix
- ¿Si, mi reina?
- Voy a matarte.
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Minho estaba sentado frente a mi, se encontraba escribiendo sobre el manga que había leído la noche anterior. Estábamos sentados sobre el césped del parque y ambos teníamos un café a nuestro lado.
Olvidé traerlo hoy, pero te prometo que la próxima vez que te vea te lo daré.
Al terminar de leerlo, deje el cuaderno a un lado, y con muchos nervios comencé a mover mis manos.
- Lo esperaré con ansias, de verdad parece ser bueno
Abrió los ojos sorprendido, luego de mirar mis manos, su vista se enfocó en mis ojos.
- ¿Sabes hablar idioma de señas? - Logré entender
- Si, Jisung estuvo dandome clases todas las semanas. - Lo que más me costó decir en aquella oración fue el nombre de Jisung letra por letra.
- ¿Por qué?
- Para hablar contigo tonto. - Rei un poco ante eso y él se sonrojó.
- ¿Sabes? No quiero perderte nunca. - Al dejar sus manos quietas, comenzó a acercarse a mi lentamente, y por inercia, yo hice lo mismo.
Su mano derecha fue a parar en mi mejilla mientas que la izquierda tomaba una de mis manos. Nuestros ojos estaban cerrados y nuestros labios estaban a punto de tocarse. Pero para mí mala suerte, mi teléfono sonó, haciendo que me sobresaltara. Minho comprendió al instante y se alejó rápidamente con un tono rojizo en sus mejillas.
- ¿Hola? - Dije luego de leer el nombre de "Senpai" en la pantalla.
- ¿Estás con Minho verdad? - Por inercia mire al castaño y el me dió un gesto de confusión.
- Si, ¿Por qué?
- Eh estado enviándole mensajes pero no ha respondido, dile que los lea, y si puedes... Ven a su casa con el.
- ¿Pero que ocurrió?
- Solo... Vengan. - Dijo y colgó.
Volví a mirar al castaño y le dije que mirara su teléfono. Leyó los mensajes de su amigo y sus ojos demostraron preocupación.
- Voy contigo. - Le dije y asintió.
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El viaje no fue como todos los demás, habíamos estado sin comunicar nada, pero aún así, sabía que el estaba preocupado, podía sentirlo. Tenía mi cabeza sobre su hombro y una de sus manos estaba entre las mías, quería birndarle apoyo como fuera para que se sintiera mejor. Porque aunque no haya leído el contenido de aquellos mensajes, sabía que era algo malo, estaba segura de que aquello era así.
Al llegar a su casa, Minho me guío hasta la cocina, donde suponía que estaba su madre o su padre, y al llegar allí pudimos verlos a ambos junto a Jisung.
- ¿Que sucede? - Gesticuló el castaño que estaba a mi lado.
- Ven hijo, siéntate aquí. - Su padre le señalo una silla luego de decir eso.
El castaño se sentó junto a su madre, quién tenía los ojos rojizos y un pañuelo blanco en su mano, su padre estaba parado frente a ellos, apoyado en la mesada.
- Ven Hatt, vamos a fuera, te explicaré todo. - Dijo Jisung tomándome del brazo, así que asentí y lo seguí.
