Catherine

La historia de Chris

Desperté... ¿Qué hora es?... estas... estas no son mis sabanas... Dios, ¿eso fue un ronquido?...

¡Mierda, mierda, mierda! Joseph Stanson está a mi lado y yo estoy muy, muy desnuda... ¿ese es mi sostén? ¡Mierda!

Me levante despacio intentando no despertar al hombre a mi lado, maldita sea mi vida, mi cumpleaños y Joe. No sé qué pasó anoche pero por el desorden en la habitación estuvo de locura. Logré pararme, el dolor en mi cabeza era horrible, las náuseas no habían desaparecido desde ayer al parecer, me vestí como un rayo y con el menor ruido posible, hice una pausa, el mareo me consumía, Joe se movió en la cama, también estaba desnudo, muy desnudo. Cerré mis ojos con fuerza queriendo creer que me había quedado dormida antes de que algo pasara entre nosotros, sin embargo, el dolor en mi vientre bajo indicaba lo contrario.

—¡¿Dónde demonios estas?!— Chris está enojado, fantástico. Le llamé saliendo del hotel en el que me encontraba mientras salía de ahí con la cabeza agachada.

—Estoy bien— contesté pidiendo un taxi

—No pregunté eso Catherine, ayer desapareciste y no contestabas el teléfono— siguió regañándome mientras el taxi avanzaba hacia mi casa. —¿Vas en un auto?— Piensa en algo Cat...

—Yo...sí, voy a casa— no se me ocurría nada

—¿Dime que no lo hiciste?— él ya sabía

—Chris...— sentí una urgencia de llorar ante el suspiro furioso que lanzó.

—Olvídalo— colgó. La historia oficial es que Chris odiaba a Joe, por todo lo que me hizo sufrir y llorar y comer helado viendo orgullo y prejuicio; lo entendía y me dolía saber que había traicionado su confianza.

Llegue a mi casa ignorando los mil mensajes que Joe había mandado a mi celular, comenzó con "fue una noche fantástica" a "ya vas de nuevo de mojigata con tu amigo" así era Joe, así me gustaba Joe.

—¡Catherine!— gritó mi abuela, mierda

—¿Podrías no gritar?— supliqué

—¿Dónde estabas? — preguntó papá en ¿pijamas?

—¿Qué haces aquí?— contesté

—Responde mi pregunta primero— levanto un dedo acusatorio, quise reír, era el peor regañando.

—En un hotel— contesté sincera viéndolo a los ojos

—Bendita sea Santa Catalina— chilló mi abuela haciendo una danza en la sala

—¿Con quién?— Ay Gabriella... mi familia ataca

—J-Joe Stanson— la cara de pura sorpresa de todos los integrantes de mi pequeña y rara familia me hizo reír

—Mientes— Dijo Gabs

—Nunca lo sabrás— contesté subiendo las escaleras hacia mi habitación

—¡Debías regañarla!— le dijo mi madre a mi padre apretando los dientes, ya sabía que hacía aquí, se habían reconciliado, duraría unos dos días y desaparecería de nuevo, como siempre.

—¡Tiene 25!— le contestó y fue lo último que escuché antes de encerrarme en mi habitación y tomar una ducha, el aroma a perfume Calvin Klein estaba impregnado en mi cuerpo y por alguna razón me sentía mal, sucia; debía arreglar las cosas con Chris antes de sentirme peor.

Salí de mi casa de nuevo cuando el dolor de cabeza disminuyó, comida, sueño y el baño hicieron su magia, tenía que encontrar a mi mejor amigo que había decidido no contestar mis llamadas. Sabía dónde estaba, siempre iba al mismo lugar cuando se sentía solo y abandonado, el problema era que ahora yo era la culpable.