Los labios de Jacob Lucas eran suaves y su sabor a chocolate era embriagador, la unión se sintió correcta, sus manos presionaban justo los lugares perfectos de mi cuerpo para hacerme sentir deseada y querida, cada segundo que pasábamos unidos de esta manera era ideal, como si estuviera destinado a pasar.
Su mano en mi cintura generaba un cosquilleo en mi interior, mariposas les dicen y entonces lo hizo, su mano derecha subió a mi cabello tomándolo delicadamente para presionarme más a él, la manera perfecta de besar, la manera perfecta de tocar, Jacob era eso... perfecto en todo sentido, eso no lo había olvidado, había olvidado sólo lo malo de él. Mis dedos jugaban con los pequeños bucles de cabello castaño que crecía en su nuca, se sentía bien, este era el lugar donde debía estar, siempre.
—Te amo— susurró aún sobre mis labios y juro que mis piernas se volvieron gelatina— sé que no puedes decir lo mismo porque...— lo silencie con otro beso, si bien en realidad no podía decirle que lo amaba por que mi cerebro decidió olvidar todo y a todos, sabía que besarlo se sentía bien, sabía que estar con él se sentía bien y sabía que tenía que agradecerle a Christian este maldito momento y se burlaría de mi como siempre hace cuando sus planes salen bien.
—Es tarde— volvió a romper el beso— vamos a casa, o Chris me matará— asentí aún en mi nube de felicidad y completamente estúpida por mis sentimientos. —Cat...— sonaba a malas noticias y esperaba equivocarme— mañana cancelaré el compromiso y hablaré con mis padres— lo miré
—¿Estás seguro de esto?— su mano tomó la mía mientras conducía
—Estoy seguro de esto— señaló nuestras manos unidas y besó mis nudillos antes de seguir con la vista en la carretera
—¿Quieres que esté contigo?— asintió, asentí sonriendo. Esto parecía empezar bien.
Llegamos a su departamento y el aroma conocido me embargo, algo que no sucedió ni cuando llegué a la mía después del hospital, chocolate.
—¿Qué sucede?— preguntó cuando me detuve en la puerta
—Tu departamento huele a ti— reí— a chocolate —sonrió
—De verdad no huelo a chocolate, Cat— se olió a sí mismo haciendo un gesto de desagrado— y definitivamente necesito una ducha ¿por qué no me dijiste nada?— camino por el pasillo dejando sus llaves y encendiendo luces. No sabía de qué hablaba, definitivamente no necesitaba una ducha.
—Estás loco— me reí— ni siquiera hueles mal— lo abracé por la espalda haciéndolo reír
—El accidente si que te afectó— rió dándose la vuelta y quedando frente a frente acuñando mi rostro en sus manos.
—No— susurré embriagada por su cercanía
—Sabes, tal vez mi aroma a chocolate se compara sólo con el tuyo a fresa y menta— sonrió
—Pero yo sí uso champú de fresa— sonreí ya que intentaba compararnos
—Hmm— apretó los labios y me subió a la barra de la cocina— ¿y la menta de donde vendrá?— olió mi cuello— mmm... delicioso pero no— pasó por mi mejilla— me estoy acercando— besó mi nariz
—¿Desde cuándo eres tan cursi?— pregunté, muy seguramente rompiendo el momento
—Desde hoy— y por fin me besó de nuevo, encontrando la fuente de mi aroma a menta y dándome a mi lo mismo.
Nos llevó al sofá hasta sentarse y que yo quedara a horcajadas sobre él, tal vez era demasiado rápido, tal vez era la adrenalina del momento pero definitivamente no quería parar. Rompí el beso únicamente para sacar su camisa a cuadros y camiseta blanca que usaba debajo, su abdomen perfecto y el vello en su pecho me hicieron detenerme a contemplarlo, era perfecto, no había otra palabra para describirlo.
Sus manos tentaron la costura de mi camiseta, mirándome, debatiéndose entre sí esto estaba bien o no, ahogándonos con el pesado ambiente, luchando con nuestra propia imaginación... ¡Qué demonios! La saqué yo misma, ganándome una sonrisa aprobatoria y otro beso, no había tiempo para perder. Un golpe en la puerta nos sacó del trance en el que nos encontrábamos, las respiraciones rápidas y entrecortadas y nuestras miradas llenas de vergüenza no se hicieron esperar.
—¡Vístanse y déjenme entrar!— gritó Chris, me bajé de las piernas de Jake sólo para notar el... "desorden" causado
—¡Dios!— le arrojé un cojín para que cubriera... esa cosa. Suspiró frustrado mientras me ponía la blusa y corría a abrirle a Chris lanzándole la camiseta blanca a Jake para que mi mejor amigo dejara de crearse imágenes en su cabeza.
—Por tu tardanza quiero pensar que mi plan fue un éxito— sonrió ganador y me dieron unas ganas tremendas de golpear ese lindo rostro y dejarle un ojo morado
—Llegaste justo a tiempo amigo— apareció Jake con su... asunto arreglado. Sonreí.
—¿Interrumpí?— Jake lo miró obvio— Dios... hermano te di 3 horas— se burló mi amigo— Si quieres te dejo aquí— me sugirió
—No, vámonos— tomé mi bolsa y huí de la habitación... sólo para sentirme mal y volver corriendo a darle un beso rápido a Jake que me miraba entristecido por mi huida.— Vámonos— Jale a Chris quien se carcajeaba. Una vez en el auto comenzó la plática sería y era algo que prefería evitar.
—¿Qué sucedió?— preguntó codeándome con una mirada de "sé todo lo qué pasó, sólo quiero oírlo de tus labios antes de hacer chistes al respecto"
—Sólo...— Dios, no sabía cómo empezar —No sé que decir, necesito que me des más información ¿por qué estoy tan atraída a él?— lo miré con súplica y mi cara de cachorro intentando convencerlo
—¿Qué tanto te dijo él?— preguntó aun con la vista fija al frente
—Sólo el porque se casaba y la situación de su familia y...— me callé antes de meter la pata
—¿Y?— no se le iba nada
—Nada... sólo eso— mentí demasiado rápido
—Bien, pues luego de la fiesta de Hart se besaron en su auto— lo miré con los ojos muy abiertos
—¿Qué?— le grité
—Pues te rescató de las manos de Joestar, te llevó a tu casa y le pagaste con muchos besitos— hizo sonido de "besos" y paro la trompita
—¡Cállate!— me reí, no podía creerlo
—No es todo— acabábamos de llegar a su casa, esta sería una larga noche
—¡Noooooo!— me cubrí el rostro con vergüenza mientras me platicaba mi encuentro en el auto con Jacob— ¿por qué demonios te platiqué eso?
—Tú me platicas todo— guiñó un ojo y mi rostro no podría estar más rojo. —Y pues, Jacob volvió de Alemania y se han hecho ojitos desde que se encontraron en tu cumpleaños, pero lo de la boda había complicado todo
—No se casará— le informé— hablaremos con sus padres en la mañana, le pediré a papá que le de trabajo al suyo y evitaremos ese horrible matrimonio
—Así que ahora están juntos— no era una pregunta
—No lo sé... no— estaba confundida— Sí... tal vez— agarre mi cabeza con frustración, dolía como el demonio
—Debes dormir, Cat... haz pasado por demasiado hoy— caminamos hasta su habitación, aún no sabía cómo había logrado esta amistad tan cercana con Chris, pero me gustaba tenerlo conmigo. Mañana sería un día de locos.
ESTÁS LEYENDO
Catherine
Lãng mạnPrimer libro de la serie "Catherinette" Todos los 25 de noviembre en francia se celebra la festividad de Santa Catalina... patrona de los sombrereros, pero eso no es todo. Las mujeres mayores de 25 años que sigan solteras, llamadas "Catherinettes"...