CAPÍTULO 54

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 —María luisa no murió ese día pero si al siguiente, como era miembro del equipo de porristas, todas fuimos al funeral y por primera vez, la líder estaba al final de la formación, todos me culparon por ello, tuve que dejar la capitanía y hasta me retire del equipo poco después. Mi hermano estuvo sin hablarme mucho tiempo, en cambio Vero si me ayudo a sobrellevarlo, resulta que yo no era el único problema en la vida de Luisa, sus padres se estaban divorciando por una infidelidad de la madre y había tenido problemas de anorexia desde mucho tiempo atrás, ella me dijo muchas cosas más pero para mí yo era la única razón para que decidiera tal cosa. Al final de año pedí que me cambiaran de colegio y retome el ballet, si algo tenían mis padres era que podía pedirles lo que fuera menos atención o hacer que requiriese mucho de su tiempo, para todo lo demás, podía darlo por hecho, les pedí que pagaran la colegiatura de Vero para que pudiéramos estar juntas y aceptaron, Vero estuvo hablando con mi hermano y tratando de arreglar las cosas entres los dos, con el tiempo termino siendo la novia de Cris, durante un tiempo todo fue ideal, mi hermano y yo nos llevábamos de maravilla, Vero y yo practicábamos ballet, adicionamos juntas para ingresar al Ballet Colombia, todo iba genial.

—hasta que...—

—hasta que tuvimos un accidente de auto, con mi hermano al volante, habíamos pasado el fin de semana en una cabaña con unos amigos y de regreso cada quien se había ido en vehículos distintos por lo que regresamos de la misma manera, mi hermano había llevado licor "para mejorar el ambiente" y todos estábamos con resaca, el lucia mejor que yo por lo que no me opuse a que el condujera. Vero y yo nos quedamos dormidas, por eso no vimos cuando un auto choco frente al nuestro empujando el auto a la orilla de la vía, el lado derecho del auto quedo junto a un abismo, me desperté por los gritos de Vero y los demás tratando de ayudar a sacarnos, Vero tenía el cinturón atascado y mi hermano ya había salido del auto, yo estaba justo detrás de Vero y no pude moverme, temí que al hacerlo desbalanceara el carro y cayéramos , el auto se tambaleo y ambas gritamos aterradas, vi su cara a través del retrovisor, ella me sonrió, en un momento así, me sonrió —

sentí las lágrimas y el nudo en la garganta, podía hasta describir la vegetación alrededor debido a lo mucho que mi mente se empeñaba en hacerme recordar ese momento, durante mucho tiempo al cerrar los ojos lo único que podía ver era a mi mejor amiga sonriéndome con los ojos llenos de lágrimas y la mirada llena de miedo.

—Aun no sé cómo podría sonreír en un momento así, tiempo después recordé una conversación que tuvimos en la que me confeso que deseaba morir sonriendo, que no le importaba como pero quería morir con una sonrisa en la cara.

— ¿y lo logro?

—sí, justo en ese momento alguien trato de entrar al auto, luego supe que fue mi hermano, eso rompió con el equilibrio del auto y ambas caímos, mi hermano no porque alguien alcanzo a tomarlo. No pude gritar ni dejar de mirar la cara de Vero en el retrovisor. Es extraño sentir que mueres, creí que en momentos así vería mi vida pasar frente a mis ojos pero mi mente estaba en blanco, no hice nada porque creí que moriría y no tenía sentido luchar contra la gravedad; fue una caída de paco más de ocho metros y no debió tardar más de dos segundos.

—Uno punto veintisiete segundos aproximadamente, de hecho—

—¿Cómo es que..? — trate de hacer el cálculo mentalmente pero me pareció imposible hallar el tiempo de caída con la aceleración de gravedad y distancia en tan poco tiempo — olvídalo, el auto cayo en medio de un rio y perdí el conocimiento por el impacto, estuve tres semanas en coma, al despertar supe que no podía caminar y pocos días después que mi mejor amiga había muerto ese día, odie que me lo ocultaran, odie a mi hermano por solo haber salido del auto sin ayudarnos antes, odie que dijeran que todo estaría bien por qué no había manera de que lo fuera; tenía la posibilidad de volver a caminar pero no de volver a bailar y preferí haber muerto, toda mi vida lo único que me había ayudado a soportar mi mundo era bailar, solo con eso era feliz y durante mucho creí que era lo único que no podía perder, había perdido a mi abuela, a muchos amigos, mi padres estaban allí pero nunca los sentí míos, lo mismo sentía con mi hermano, pero la única constante era el Ballet y saber que nunca podría volver a practicarlo me devasto. Otra de las cosas que odie fue no tener autonomía, mis padres me llevaban a muchos lugares en la silla de ruedas, médicos y más médicos, segundas y hasta doceavas opiniones y ninguna era diferente, ellos estaban preocupados por mí pero yo lo sentía como otro método de tortura.

We are killersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora