En la oscuridad de la noche miré mi móvil: las 05:28 y aún no había conseguido dormir. El hecho de no poder hacerlo me agobiaba bastante, eso provocaba que no descansara, que no rindiera y que el cansancio se siguiera apoderando de mí, acumulándose en mi cuerpo, en mi cabeza.
- Amelia, ¿todavía no te has dormido?
Lo último que quería era despertarla, pero estos días estaba tan pendiente de mí que lo más mínimo le sobresaltaba para ver si todo estaba bien, para ver si yo estaba bien.
- No, todavía no he podido... - Contesté en un hilo de voz casi inaudible.
- ¿Te has tomado las pastillas que te dio mi madre?
- Sabes que no me gusta tomar pastillas...
- Lo sé, pero es que llevas varios días sin dormir y eso no es bueno...
La entendía a la perfección, por supuesto que lo hacía, pero lo que a mí me pasaba no me lo iba a solucionar una pastilla para dormir.
- Es cierto, María, pero quizá mañana si sea capaz de conciliar un poco más el sueño... Si siguen pasando los días y sigo igual te prometo que me las tomaré.
- Por favor – contestó María casi sin vocalizar, pues el sueño se había vuelto a apoderar de ella.
María era, es y será mi mejor amiga. La conocí hace año y medio cuando me mudé a Madrid. Yo buscaba un lugar donde actuar y ella me abrió las puertas del King's, su local, donde empecé a hacer mis primeras actuaciones, y las de su casa.
Desde entonces nos hicimos inseparables, bien por las risas bien por los problemas compartidos o por la forma de apoyarnos, pero lo cierto es que la mayor parte de lo que he creado aquí es gracias a ella.
Era una suerte tenerla, ya no solo a ella sino también a su enorme familia. María era la tercera de 8 hermanos, aunque actualmente era la mayor viviendo en casa pues Leonor y Lola ya no vivían con ellos. Esto implicaba un trabajo extra porque tenía la labor de cuidar de los más pequeños y aquello provocaba que no tuviera tanto tiempo para sí misma como deseaba. Antes compartía esas tareas con Luisita, pero desde hacía unos meses su hermana se había marchado al extranjero supuestamente con la idea de aprender idiomas, pero lo cierto es que lo había hecho para poder sentir durante unos meses la libertad de poder hacer lo que quisiera cuando lo deseara sin tener que encargarse de ayudar a nadie. No se había planteado que si ella se iba las consecuencias las pagaría María, haciéndose cargo de la tarea de ambas, pero al fin y al cabo así era Luisita: alocada, independiente y un poco egoísta.
Quizá yo no fuera muy objetiva con la forma de ver a su hermana - de hecho, las veces que había coincidido con ella se había mostrado muy amable - pero María se desahogaba conmigo y yo veía que la gran parte del agobio que le suponía encargarse de su familia lo había provocado la marcha de su hermana, y aquello me parecía un acto bastante egoísta por su parte.
María era la primera persona a la que llamaba para lo bueno y para lo malo, y en este momento me había tocado hacerlo para algo malo. Por eso estaba allí, en su casa compartiendo su cama por quinto día consecutivo.
Mi vida en los últimos años no había sido fácil, pero tampoco es que fuera la más difícil del mundo. Quizá lo que más trabajo me había costado vivir era el hecho de mudarme de ciudad y dejar atrás a mi familia – sobre todo a mi madre – y a Laura, mi novia. Pero su apoyo incondicional lo hacía todo mucho más fácil y llevadero.
Cuando me mudé a Madrid llevábamos cinco años juntas. Yo me vine con la idea de labrarme un futuro como actriz y cantante pues por más que lo había intentado en Zaragoza no se me abrían tantas puertas como aquí. Laura y yo teníamos una relación muy intensa, pero a la vez muy sana, donde la comunicación era esencial y empatizábamos siempre la una con la otra.
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DÉRIVE
FanfictionDérive hace referencia a la idea de que aunque vayamos a la deriva acabaremos de nuevo en el camino impuesto por las circunstancias que nos rodean. Amelia Ledesma tiene que dejar atrás su vida anterior con todo lo que ello conlleva. A pesar de haber...