La vibración del móvil de Luisi me despertó. No paraban de llegarle mensajes y su pantalla se iluminaba. Yo solo quería que parara de vibrar para seguir durmiendo. Estaba un poco trastornada y cuando fui a moverme noté un hormigueo por el brazo. Se me había quedado dormido. Intenté moverlo y me di cuenta de que mis dedos aún seguían entrelazados a los de Luisita. Decidí no separar mi mano de la de ella por no despertarla, pero como los mensajes no cesaban la vibración provocó que ella también se despertara. Aún con los ojos cerrados y con el ceño fruncido tanteó la mesita de noche y cogió el móvil, lo desbloqueó, lo silenció y volvió a ponerlo en la mesa, después giró su cara hacia mí y abrió como pudo el ojo derecho.
-Holi – me dijo con una cara que me resultaba adorable.
-Holi, buenos días – le contesté con una sonrisa.
-¿Llevas mucho tiempo despierta? – me preguntó con voz ronca.
-No, que va – me daba corte decirle que justo me había despertado por la vibración de su móvil.
-Tengo el brazo dormido – frunció el ceño.
Sonreí al darme cuenta a qué se refería – yo también – le confesé.
Fui a quitarlo, pero ella hizo fuerza para que nuestras manos no se separaran. Sonreí.
Con la mano que me quedaba libre cogí mi móvil y me puse a revisar las redes sociales. Ella optó por hacer lo mismo, pero apenas unos segundos después desenlazó su mano de la mía para escribir en el móvil. La miré de reojo y vi que estaba muy seria y por la velocidad a la que escribía parecía enfadada. No le quise preguntar, pues la noche anterior ya lo hice cuando la vi en una situación parecida y no me quiso contar nada. Seguí a lo mío hasta que vi que el móvil de Luisita se iluminaba más de lo normal y me fue inevitable mirar, alguien la estaba llamando. Era Miriam. Luisita resopló, dejó el móvil en la mesita de noche a pesar de que la chica aún no había colgado y apoyó la cabeza sobre la almohada. No me pude callar.
-¿Te pasa algo? – lo dije en un tono de voz bajo, como si por decirlo de esa forma me estuviera entrometiendo menos en su vida.
-Me pasan muchas cosas – rio sarcástica.
No me esperaba esa respuesta - ¿y te puedo ayudar? – me atreví a preguntarle.
Ella me miró y pareció relajarse. Sonrió un poco y negó levemente con la cabeza.
-No es nada Amelia, no te preocupes – me dijo manteniendo la sonrisa.
-Bueno, si necesitas lo que sea... aquí estoy, ¿vale? – dije sincera.
-Lo sé, aunque tú no lo sepas los ratos contigo ya me ayudan mucho.
No entendía muy bien cómo le podía estar ayudando, si no me contaba nada, no se desahogaba conmigo y yo no le aconsejaba, pero ambas nos sonreímos.
-¿Sabes que es lo que te va a ayudar de verdad? – intenté cambiar la conversación.
-¿Qué? – me miraba incrédula.
-El desayuno que te voy a traer – me levanté de la cama para cambiarme.
-¿A traer dónde? ¿a la cama?
- Mmmm... no había pensado en eso – dije mientras buscaba mi ropa.
-Prefiero mesa, no te preocupes.
- Pues menos mal, porque a la cama no te lo iba a traer – dije con sorna, intentando que se animara. Ella rio.
- ¿Vas a salir? – me preguntó aún desde la cama.
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DÉRIVE
FanfictionDérive hace referencia a la idea de que aunque vayamos a la deriva acabaremos de nuevo en el camino impuesto por las circunstancias que nos rodean. Amelia Ledesma tiene que dejar atrás su vida anterior con todo lo que ello conlleva. A pesar de haber...