Capítulo 10. ATARAXIA.

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Entre el ajetreo de los ensayos y las representaciones la verdad es que llevaba ya un tiempo sin estar con María a solas y hablando tranquilas, así que como esa semana no tenía tantos ensayos y Laura no volvía hasta el domingo la invité a venir, cenar juntas y que se quedara a dormir.

- Uf, Amelia, necesitaba este plan ya, eh.

- Y yo, muchísimo – dije sincera y sonreí levemente.

María me miró de reojo, bajó la mirada y sonrió apretando los labios. Siempre que quería hablar de algo, pero no sabía cómo sacar el tema, lo hacía.

- Bueno, ¿qué? ¿tienes novedades? – le dije intentando ayudarle. Ella sonrió.

- Sí y no – contestó.

- ¿Cómo que sí y no? – dije extrañada.

- A ver, que sí porque es obvio que algo está pasando con Nacho, pero no porque no ha pasado nada aún – terminó la frase en un tono más bajo.

- ¿Pero tú tienes prisa? – pregunté.

- No, pero él a lo mejor sí, no sé...

- Bueno si él tiene prisa es problema suyo – dije firme.

- Ay, Amelia - agitó la mano - que es que me está gustando. Y yo no la quiero cagar con él, pero me da pavor... - aumentó su cara de preocupación.

- Y es normal que te dé, pero vamos a ir paso a paso – intenté transmitirle tranquilidad.

- Sí, eso me digo todo el rato, pero es que yo solo quiero hacer planes con él, pasar tiempo juntos, hacer cosas que no he hecho antes...

Yo la miré y sonreí. Cuánto hacía que no veía a María así.

- No te rías Amelia, que lo digo en serio.

- Si por eso sonrío, porque me encanta verte así.

- Estoy un poco pillada, ¿no? – me dijo con cara de preocupación.

- Un poco – dije asintiendo y apretando los labios – pero eso está genial, no es algo negativo.

- Pero es que me da muchísimo miedo, Amelia... ¿Y si me hace lo mismo que Rubén? – en su mirada se veía ese miedo al que se refería.

- No creo que Nacho te vaya a hacer algo así... - intenté tranquilizarla.

- ¿Te lo esperabas tú de Rubén?

No, claro que no, ¿quién se iba a esperar que después de cuatro años juntos Rubén llevara un año con otra? Evidentemente nadie.

- No – fui sincera e intenté pensar cómo explicarle que no podía pensar que Nacho le iba a hacer lo mismo porque si tenía siempre ese pensamiento nunca iba a poder ser feliz.

- ¿Ves? - este miedo no lo había vivido aún porque desde que pasó aquello no se había vuelto a fijar en ningún chico, pero era evidente su preocupación.

- A ver María... Nunca sabemos si nos van a fallar... y no solo hablo de tu pareja. – dije en un tono más brusco del que quería – Tampoco sabes si tus amigos lo van a hacer o incluso tu familia, pero de ti depende estar con el miedo y no arriesgar o vivir.

- No es tan fácil – dijo seria.

- No, no lo veo fácil, pero creo que demasiados impedimentos te pone la vida como para que tú también te frenes.

María estaba en silencio, como asimilando.

- Tampoco hay prisa. Párate a conocer a Nacho, disfruta los ratos con él, pero no te prives.

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