Capítulo 16. ALEXITIMIA.

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Cuando llevaba bastante adelantado, un buen rato después de que Luisi se fuera, apareció Cata por la puerta de la habitación echando un vistazo.

-Hola, pequeña – le dije, y esbozó una sonrisa.

-¿Qué haces? – dijo mientras se aproximaba hacia el iPad y miraba la pantalla.

-Pues estoy cambiando algunas cosas de la obra que hago porque creo que si las cambio puede quedar mejor.

-Jo, qué guay – dijo, y me dio la sensación de que le daba corte decirme que quería venir a vernos.

-Oye, Cata, ¿sabes que la semana que viene actúo? - Se le iluminaron los ojitos. -¿Quieres venir a verme?

-Vale – dijo escuetamente, algo tímida.

-¿Sabes qué obra estamos representando?

-No, yo solo quiero verte a ti – se encogió de hombros.

Me reí y pensé que si Luisita hubiera estado allí me hubiera mirado con cara de "te lo dije, esta niña está enamorada". La despeiné un poco y le di un beso en la cabeza.

-Se llama "La Cenicienta que no quería comer perdices".

-Yo tengo uno de "La Cenicienta" también. Mira, ven – me dijo y tiró de mi mano.

Cuando llegamos a su habitación me señaló con el dedo a la estantería donde estaban todos sus libros, me fui fijando y tenía una colección de libros Disney.

-Ahí, ahí, Amelia – me indicó Cata poniéndose de puntillas, y entonces vi dónde estaba "La Cenicienta".

Cogí el libro y al ver la portada entendí que no era el clásico de Disney. En letra más pequeña ponía "Érase dos veces" y en la portada estaba la protagonista subida encima de un caballo (sin zapato de cristal, por cierto). Inmediatamente le di la vuelta para leer la contraportada:

"Érase dos veces una joven llamada Cenicienta. Una Cenicienta que, en esta ocasión, no irá al baile para enamorarse del príncipe, no llevará zapato de cristal... pero sí que tomará las riendas de su vida. [...]"

Cada frase que leía provocaba que abriera la boca un poco más – qué pasada – dije en voz alta.

-Te lo dejo – dijo Cata – yo me lo he leído ya muchas veces.

La miré y sonreí, agradeciéndole el gesto. Miré hacia arriba, donde lo había cogido y me di cuenta de que ese libro formaba parte de la colección "Érase dos veces". Había muchos cuentos tradicionales adaptados: La Bella y la Bestia, Blancanieves, La Sirenita, La Ratita presumida... Quise leérmelos todos.

-¿Cuando me termine este me dejas los demás? – le pregunté emocionada.

-Claro – dijo alzando los hombros.

-Pues voy a empezar a leer ya, ¿quieres que leamos juntas? – le propuse.

-Sí – dijo alargando la i – siempre leo sola porque Luisi y María leen cuando yo ya estoy dormida y Ciriaco nunca quiere leer conmigo – dijo algo triste.

-Si quieres cuando yo esté aquí leemos algunos ratitos juntas – sonreí y a ella pareció hacerle mucha ilusión, tanta que lo expresó en forma de abrazo y yo le correspondí. -¿cuál vas a leer tú?

-Yo me estoy leyendo el de "Los Futbolísimos", mira – fue a su escritorio y me enseñó el marcapáginas que indicaba que llevaba más de la mitad.

-Pues yo voy a empezar ya con "La Cenicienta". ¿Tú donde lees?

-Cuando voy a dormir en la cama, pero si es de noche en el suelo.

-Venga, pues como es por la tarde, vamos al suelo.

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