Carta número cincuenta y cinco.

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Disfrutar de un buen jugo de zumo de naranja es uno de los mejores placeres de la vida. Contando con el hecho de estar sentada en un acolchonado sillón con una orden papas fritas y una deliciosa rebanada de tarta de fresa.

Cojo con más suavidad el libro entre mis manos dándole vuelta a la página siguiente, gozando del exquisito olor que impregna mis fosas nasales cuando olfateo despistadamente las hojas de un buen libro nuevo. Tomo un sorbo del espumado jugo cuando cruzo mis piernas en forma de indio encima del sillón y el mesero llega a mi lugar preguntando que si todo se encuentra bien.

Minutos más tarde no logró distinguir nada a mi alrededor encontrándome sumida en la trama del libro cuando en eso escucho varias carcajadas y una me resulta demasiado familiar. Familiar, irritante y desagradable.

Alzo un poco la vista siendo cubierta solo por el libro cuando noto que Trinity, la rubia que no conoce la vergüenza, pide algo en la barra coqueteando disimuladamente con el chico que la atiende. Ruedo los ojos insignificante de aquella escena, regreso mi vista al libro escuchando a alguien carraspear unos minutos después.

«La chica de allá me ha pedido que te traiga esto«

Frunzo ligeramente el ceño cuando noto que Trinity me sonríe cínicamente. Rechazo la tarta de pastel por dos obvias razones:
Número 1. Venía de ella para mi y eso no significa nada bueno.
Número 2. Simplemente por que no eras tú.

Atte: Peyton Collins, la chica que anhela besarte.

Las Cosas Que No Te He Dicho. [#1] (EDITANDO)©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora