Carta número sesenta y dos.

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Despertar y escuchar a Luna maullar de manera extraña me pone nerviosa. Ya que, después de un rato sigo su patrón tratando de entender el por qué de su comportamiento: levantarse, ir hacia el ventanal cerrado y acostarse de nuevo cerca de mi cama.

Su mirada devastada me comprime el corazón demasiado. Cuando ella nota que me levanto hace lo mismo y se acerca al ventanal de nuevo, da varias vueltas en su eje y pone sus gordas patas en el vidrio.

»¿Quieres salir nena?«

Ella parece entenderme por que menea frenéticamente su cola emocionada por escucharme oír esas palabras.

Cuando sale y siento el aire fresco, noto que de manera rápida salta hacia la casa contigua y lo hace de nuevo cuando te ve recargado en el marco de la puerta de tu habitación. Ella al llegar da pequeños saltos y tú feliz la acaricias, eso la pone tremendamente contenta pues la cara devastadora que tenia desaparece.

Alzas la mirada y sonríes apenado.

Pregunta sería. ¿Desde cuando Luna hace eso?

Atte: Peyton Collins, tu vecina curiosa.

Las Cosas Que No Te He Dicho. [#1] (EDITANDO)©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora